Yo soy el lobo

139 22 0
                                    

Arqueó una ceja en busca de respuesta, pero lo único que tengo en mente es que esta chica se parece a ese gran lobo blanco, más por sus ojos.

—Yo estuve con una enorme bestia blanca, nunca estuve contigo.

—¿Así me defines? —rio mientras se acomodaba el pelo hacia atrás.

No... imposible...

—¿Acaso la b-bestia esa eras tú?

—¿Crees que mentiría? —se apartó de mí y me observo con una cara de "no te miento, es la verdad".

Estoy volviéndome loca, esto no está pasando, esto es un maldito sueño. Ni bien se apartó, corrí hacia mi habitación para cerrar la puerta fuertemente. Alguien que me tiré un balde de agua fría o que me pellizque porque esto no es real, esto es un sueño absurdo de esos que te despiertan de los tontos que son.

La puerta seguía cerrada ya que me había puesto detrás de ella para hacer peso, de ningún modo iba a permitir que esa maldita lunática entre a mi casa ni menos a mi cuarto.

—¡Hey niña! —escuché sus golpes en la puerta pero los ignoré completamente. Si piensas en despertar, lo harás— ¡Me voy a ver obligada a tirar esa puerta abajo si no la abres en los próximos dos minutos!

—¡Sal de aquí lunática! ¡Déjame en paz!

—Tú lo has pedido —dijo un poco cansada—. Tres... Dos.... Un-

Antes de que termine la frase, abrí la maldita puerta, no quería que destroce otra cosa más de mi casa. Como no tenía un sostén se había caído al piso y no pude evitar reírme en estos momentos.

—No es gracioso —se levantó y sobó su desnudo trasero—. Ugh, maldito y débil cuerpo humano. En fin, yo soy la gran loba blanca que habías visto en el bosque.

—Tú no puedes ser real, los lobos grandes no existen ni menos uno que se hace humano por arte de magia —negué y acercó hacia mí, pero la esquivé volviendo a sentarme en mi cama.

—Y tú no puedes ser tan idiota como para creer que esas cosas no existen —noté que se había sentado a mi lado, pero no hacía como una persona normal, lo hacía como si fuera un perro y se me hacia algo gracioso porque no es un perro, o bueno, lo es también.

—Esto es un sueño, en cualquier momento voy a despertar y tú no existirás, o más bien, nada de esto existirá.

—Créeme que esto no es un sueño. Por cierto, ¿alguna vez me dirás tu nombre?

—Soy BoRa, Kim BoRa.

—Bonito nombre —observó mi habitación completamente—. ¿Vives en esta pequeña casa? Y esta cama es demasiado cómoda.

—No es pequeña, o bueno, sí lo es pero no para mí. Mi cama es más que cómoda y además rebota.

La vi levantarse de un salto. Empezó a caminar torpemente y a casi caerse varias veces, no entendía el porque caminaba así, como si no supiera hacerlo. Me reí, y para mi mala suerte me escuchó y frunció su ceño.

—¿Qué es lo gracioso?

—Es que no sabes caminar.

—Es muy difícil coordinar la pata izquierda con la derecha en este cuerpo, ugh.

—¿Eres nueva siendo humana? No puedo creer que este preguntando esto.

—¿Ah? Sí, descubrí que podía transformarme en humano desde relativamente hace poco, unos cincuenta años quizá.

—¡¿QUÉ?! —exclamé sorprendida, porque realmente lo estaba. ¡¿Cuántos años tiene esta mujer?!— ¡¿Cincuenta años?! ¡¿Cuántos años tienes tú?!

—Debo tener unos 368 años, perdí la cuenta con el tiempo. ¿Por qué?

—Es imposible que vivas esa cantidad de años siendo un humano, definitivamente estás mintiendo.

—¿No es lo que los humanos viven? Creí que vivían más cantidad de años, bah, que pérdida de tiempo que son su especie.

Un bostezo había salido de mí y mis ojos comenzaban a cerrarse con pesadez. Debería ser media noche, tengo mi cuerpo cansado y no se por cuanto tiempo seguiré con este sueño.

—¿Por qué viniste en primer lugar? —volví a bostezar.

—Oh, porque eres la chica de las galletas, el que por cierto sabían deliciosas. Por alguna razón te seguí porque el aroma me destruía y si no probaba un poco me iba a morir, no literalmente. Ahora déjame preguntarte unas cuantas cosas, ¿por qué me tenías miedo?

—Estoy muy cansada para responder eso, dejémoslo para mañana. Es hora de que te vayas a tu casa, lobita.

—¿Y pretendes que duerma allí afuera, con esa tormenta? —negó— Ni que me paguen con pollo.

Es cierto, estaba lloviendo y por los fuertes vientos que se escuchaban iba a ser un temporal, genial, más tiempo para quedarme en casa. Me dió un poco de pena que esta bestia humana esté allí afuera. ¿Pero que mierda estoy diciendo? Es un perro enorme, soporta fríos hasta doce grados bajo cero.

—¿Y dónde quieres quedarte? —le pregunté mientras me acomodaba debajo de las sábanas y me volteaba para conciliar el sueño— No tengo otra cama para ti y mi sofá es muy pequeño.

—No te preocupes por eso. Buenas noches.

Escuché un pequeño ruido y luego sentí como algo se subía a mis pies. Claro, se había vuelto a transformar en un lobo blanco, igual que el que vi en el bosque, pero el problema es que ocupaba casi toda mi cama. Pero no podía rechistar, el sueño me consumía lentamente hasta que ya no podía mantener los ojos abiertos.

The princess and her wolf | SuaYeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora