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TODOS LOS HÉROES CONOCIDOS —excepto las Leyendas quienes aún no llegaban—, se encontraban en un viejo hangar perteneciente a S.T.A.R Labs. Aunque técnicamente pertenecía a Barry.
—Hey, Adds —la detuvo el velocista.
—¿Qué ocurre? —preguntó deteniendo su andar.
—Yo... ¿Crees que podríamos hablar?
—¿Ahora mismo? —cuestionó ella con una ceja alzada.
—Sí, digo no... ¿Digo, puede ser? —balbuceó el castaño.
—Mira, sé que actualmente nuestra relación es un desastre —señaló—. Pero no me parece correcto que lo hablemos en medio de una invasión alienígena —comentó con una mueca.
—Sí, tiene razón —concordó.
—En cuanto salgamos de este lío, resolveremos lo nuestro ¿Sí? —aseguró—. Lo prometo.
Tras aclarar aquello ambos se dirigieron a las afueras del hangar donde ya esperaban Cisco, Felicity, Dig y Thea.
—Bien aclárenme esto —pidió Dig—. ¿Nuestros amigos viajeros en el tiempo deben aparecer justo aquí? —apuntó al espacio libre frente ellos.
—Sí —confirmó Felicity probando los lentes de Vibe—. Es el lugar y fecha que les mande, así que si recibieron el mensaje deben de llegar justo ahora —y antes de que la rubia terminara de hablar la Waverider de las Leyendas apareció frente a ellos.
—¿Saben por qué nunca tomé drogas? Porque me daba miedo ver cosas raras —Dig murmuró pasmado.
