13.

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POV Omnisciente.

-¡Basta, por favor, basta, papá!- Gritaba desesperada una Jadelyn pero de pequeña. Estaba siendo golpeada otra vez. Sus ojos llenos de lágrimas solo indicaban que no podría seguir durmiendo en su cama y debería huir a otro lado, a buscar seguridad. -¡No hice nada, lo juro!- Siguió vociferando desesperada.

-¡Eres torpe, imbécil, eres una maldita carga! ¿¡Por qué mierda naciste?! ¡Solo me traes problemas!- Retaba en medio de la madrugada con el cabello de su hija entre sus nudillos y dedos, forzándola a mirar el desastre que había hecho al romper una copa de vidrio intentando guardarla en la lacena. -¡Es que eres idiota!- La empujó haciendo que su espalda baja se golpee cruelmente contra el suelo. -¡Ya limpia esto y vete lejos, no quiero seguir viéndote la cara! Eres igual a tu madre; verte es ver a una puta infeliz-. Gruñó apretando sus puños y caminó lejos. Dio un portazo.

La joven quebró en llanto al sentir como le dolía horrores el cuero cabelludo al tantos tirones de pelo. Temblaba de miedo, se sentía tan pequeña.
Era una presa fácil. Solo tenía diez años, ¿qué se suponía que debía hacer?
Buscó una pinza y con rapidez tiró los trozos de vidrio a una caja de cartón. Tiró los restos debajo del mueble de la cocina y se fue corriendo de allí.

Era muy tarde y la oscuridad cubría todo. Estaba descalza con una remera que apenas le tapaba los muslos. La calle estaba helada y comenzó a estornudar buscando un lugar en donde quedarse.
Encontró un callejón que estaba protegido por una reja. Un almohadón estaba allí, al igual que una manta. Caminó hacia allí de forma temerosa.

-¿Hola?- No tenía voz. Estaba con pánico. Sollozó miedosa.

De repende un auto rojo encendió sus luces haciendo que la silueta de Jade se dibuje en la pared. Tapó sus ojos y quiso salir corriendo aterrorizada.

-Hey, hey, no te vayas-. Una mujer asomó su cabeza de la ventana del carro. -¿Qué haces aquí sola? ¿No es un horario muy peligroso para uns jovencita como tú?- Sonrió.

-Papá está enojado-. En ese momento su voz pudo salir pero muy cortada. Otra cabeza salió del auto con una sonrisa, un collar de perlas falsas y el cabello largo y rizado.

-Cat, hija, sigue durmiendo, es muy tarde-. Le habló la madre.

-¿Quién es ella, mamá?- La señaló.

-Es una jovencita del vecindario, sus padres deben estar cerca-. La niña dentro del auto se la quedó mirando.

-Soy Cat, como gato en inglés, ¿quieres ser mi mejor amiga por siempre?- Sonrió la pequeña. Jade no sabía que responder. -Mira, tengo bibbles, ¿te gustan?- Sacó su brazo por la ventana. La señora desconfió un poco, pero luego miró más de cerca a West y se dio cuenta que no era ningún peligro. -Ven-. Movió su otra mano. La ojiverde se acercó tímidamente y los agarró rápidamente para alejarse de la misma forma a comerlos. -¿Sabes hablar? Soy Cat. Ce... A... em...- Miró a su mamá dudosa. -Y otra letra seguramente-. Sonrió.

-Soy Jade-. Se señaló. -Jota, A, De, E-. Asintió con la cabeza.

-Vaya pero que niña tan inteligente-. Exclamó la mujer aplaudiendo. -Jade, ¿por qué no vienes con nosotras, comes algo, te abrigas y te traemos devuelta?- Animó.

-Sii, seremos como hermanitas, yo la linda y tú la muda-.

-Catherine-. La otra pequeña era muy sincera, tan honesta como despitada. -Ven, sube, Jade-. Apretó un botón y la puerta se abrió sola. Allí estaba la rizada jugando con algunas barbies. La ojiverde caminó lentamente y se subió al asiento. Apenas se cerró la puerta se aferró a esta. Estaba aterrada por el mundo exterior, ¿pero cómo no estarlo? No vivía en paz.

𝓔𝓷 𝓵𝓸𝓼 𝓽𝓮𝓳𝓪𝓭𝓸𝓼 ~  Tori Vega (+Jade West) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora