Una chica de casi dieciocho años enojada con la vida consigue encontrarse con otra chica que endulzará cada parte de su alma.
HISTORIA CENTRADA EN LA VIDA DE TORI VEGA.
Notita Rápida: Yo siempre me imaginé a Megan como una chica rubia, atractiva, popular y con bisexual vibes, y ayer creo, me pidieron una foto para guiarlos en su imaginación sobre quien podría caracterizarla. Sencillamente YO me basé en esta chica. Si la quieren usar como referencia, deben saber que es la misma que tengo en mente, jeje. Saludos <3
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POV Omnisciente:
La pelinegra sintió como su corazón latía con gran velocidad, al punto de dolerle sus intensas palpitaciones. La saliva de su boca se disipó y tuvo que relamer sus labios varias veces. Verla tan de repente, tan rápido, no se lo esperaba. Luego de tal conversación en la puerta de su casa no creyó volver a verla. Carraspeó la garganta en seco y se apresuró en dejarla pasar. Sintió por primera vez en el día lo pesado y tieso que estaba su cuerpo, se sentía totalmente tensionada. Robbie miró la escena con extrañeza, ambas estaban bastante lejos suyo y él no reconocía a la mujer al lado de su amiga. Continuó con sus tareas lavando los platos pero de todas formas le daba varias ojeadas a la escena, siempre estaba alerta por Jadelyn, no podía volver perder a un ser querido; no lo soportaría.
-Tengo bastante suerte de que los seguidores de tu padre no me hayan reconocido... creo que soy una especie de mancha oscura en su legajo, como si nunca hubiera existido, ¿sabes?- Decía la mujer sentándose en una silla y colocando el carrito de bebé del lado derecho de su cuerpo. Luego esta, al ver a su hija de esa forma, arrugó las cejas. -Cariñ...- Quiso tocarle la mejilla pero Jadelyn se alejó. Una lágrima amenazaba con caer de su ojo pero se la limpió con el revés de su mano.
-Estoy en horario laboral-. Respondió secamente. -No debo hablar con alguien que no sea mi cliente o superior-. Guardó sus brazos detrás de su espalda.
-Bien, seré tu cliente entonces-. Sonrió optimista. -Más bien, seremos, ¿no?- Se corrigió haciendo referencia a la bebé que dormía en el carrito. La pelinegra suspiró. -¿Qué tienes para ofrecernos?- La verdad es que la ojiverde no tenía ganas de entablar una conversación, se puso a recordar asuntos pendientes sobre su infancia y eso le revolvió el estómago.
-El menú del día es el del almuerzo pero faltan dos horas para que se preparen-. Respondió como de costumbre cada vez que pedían información sobre algún platillo.
-Entonces esperaré dos horas-. Mantuvo la sonrisa.
-Como sea-. Dijo y se fue directo a la barra a cobrar los pagos con las tarjetas decrédito de los pedidos para llevar.
