卍 Capítulo 3

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Me quedé estática, no podía creer que de nuevo lo tenía justo frente a mi. Por un momento pensé en huir, correr sin mirar atrás para evitar acercarme a él.
La idea se esfumó cuando me di cuenta de que fácilmente me alcanzaría y sólo aumentaría sospechas.

-Oye mocoso, Mikey te hizo una pregunta - el chico más alto habló con notoria a molestia en su voz.

-No estaba espiando -contesté en un tono algo bajo y desviando la mirada.

Ambos me miraron aún con sospecha, no superior que más decir para salir de la situación hasta que Manjiro se me acercó.

- ¿Entonces que se supone que hacías oculto entre los árboles durante nuestra reunión? -esbozó una sonrisa.

- ¿Reunion? -murmura con duda. Realmente no sabía que eso era a una reunión.

- Bien, te dejaré ir por ahora ya que pareces algo asustada -se alejó manteniendo su sonrisa y aún mirar atrás.

El mas alto me echó una mirada con el ceño fruncido antes de seguir a Manjiro.

En cuanto dejaron de ser visibles a lo lejos mis piernas flaquearon, cayendo sobre mis rodillas. No sentí el impacto, lo único en lo que podía pensar era en lo sucedido.

Aun así, siento que algo es distinto. Estoy segura de que esa sonrisa no se parece en nada a la que conocí yo.

Ah...

Lo mejor será regresar a casa.

Para mi mala suerte a tan sólo unas calles de llegar un grupo de viejos ebrios me rodeó.

- Oye Oye, lindura ¿por que te vistes como chico?

- JAJAJA ¿creiste que sería fácil engañarnos sólo con tener el cabello corto y la ropa suelta?

-Una cara bonita no se puede disimular solo con eso.

- ¿Por que no nos acompañas? Así te haremos sentir como una verdadera mujer, ya no tendrás que esconder en esa apariencia de mocoso.

- Me dan asco - escupí sin rodeos tratando de ignorar los para seguir mi camino.

- ¿Que dices, perra? Deberías aprender a respetar a tus mayores -en ese momento sentí como una botella se estrelló en mi cabeza.

Los cristales saltaron y el poco líquido que quedaba antes ahora estaba por todo mi cabello. Por un momento tambalee pero me las arreglé para darme la vuelta y encestarle un golpe en la cara. Tres hombres viejos no serían nada para mi.

Patee en la cara al segundo y golpee la nariz del tercero. Algunos golpes llegaron a mi estómago y rostro, por lo que decidí terminarlo noqueandolos.

Cuando estaba recomponiendome para seguir mi camino escuche como uno de ellos seguía consiente.

- No te saldrás con la tuy-

El hombre que iba a atacarme por detrás fue noqueado de un golpe. Un chico extraño de cabello largo estaba frente a mi.

- Ahhh ¡Que hambre! ¡Chifuyu, vamos por yakisoba! -el chico ignoró completamente mi presencia.

- ¡Baji-san no me dejes atrás!

Otro muchacho con el cabello teñido apareció corriendo tras el.

- ¡Ah! Lo siento, ¿te hiciste daño? -habló mirándome a mi esta vez.

Me limité a asentir un poco con la cabeza.

- Deberías tener cuidado al meterte con bastardos mucho más grandes que tu enano -El azabache me reprochó con el ceño fruncido.

Por un momento sentí algo de coraje, pero comencé a ver un poco borroso, por lo que me limité a agradecer para llegar rápido a casa.

Me desplome en mi cama en cuanto la tuve en frente, mi cabeza dolía y estaba cansada. Fueron demasiadas emociones por un día.

- ¡Acchan! ¿Estas en casa? - La voz de Sato-san fue lo primero en despertarme.

En cuanto trate de levantarme un terrible dolor en la cabeza me obligó a recostarme de nuevo soltando un quejido.

-Estoy aquí... -hablé antes de esconder mi cara en la almohada.

En cuanto entró a la habitación escuché un suspiro de sorpresa.

¿Tan mal me veo?

- Cielo Santo, niña. ¿Volviste a meterte en una pelea? ¡Incluso hay sangre en tu almohada?! -su voz desesperada me hizo sentir un poco culpable.

- Tranquila... No es sangre creo que es algo de vino, ayer mientras volvía unos viejos trataron de sobrepasarse conmigo y me rompieron una botella en la cabeza -traté de calmarla.

- Oh Dios, ¿por que no me buscas te en cuanto llegaste? ¡Necesitas ur a un hospital!

- Estaré bien con un poco de descans- ugh..- cuando levante la cara para sonreírle rápidamente mu expresión fue cambiada por una muñeca de dolor.

Era como si una piedra gigante estuviera sobre mi cabeza justo ahora.

-Eso es todo, iremos al hospital, ahora -su mirada seria me indicó que no cedería.

Me levanté con dificultad mientras ella me ayudaba a apoyarme, en cuanto terminamos de bajar las escaleras del edificio se adelantó para traer su auto.

Llegamos al hospital y después de un chequeo me vendaron la cabeza y recetaron unos analgésicos, además de tener que descansar algunos días.

Al salir ella recibió una llamada.

-¿Que? Pero ahora estoy un poco ocupada... -por el tono de su voz parecía urgente- no, no, estaré ahí en unos minutos -parece que tendré que volver sola- está bien, lamento las molestias...

Me miró con algo de pena en los ojos.

- Lo siento, acabo de recibir una llamada de Sakura, necesita que vaya a la escuela por ella en seguida ¿estaras bien regresando sola?

- Si... Solo déjeme pagarle los costos médicos en cuanto regrese -sonreí para que dejará de sentirse culpable.

En verdad no tenía ganas de volver sola, pero entiendo perfectamente que ella debe estar con su hija, después de todo yo solo soy una niña por la que siente lástima.

- No te preocupes por eso, linda. Iré a verte en la noche -sin decir más se fue.

Me quedé parada por un momento en la puerta del hospital, pensando en si debería ahorrar y volver a pie o volver en metro, aunque fuera cansado decidí que lo mejor sería caminar, de esa forma es más fácil evitar la multitud.

Cuando apenas di un paso sentí una puñalada en la cabeza, seguida de un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo.

Comprendí a que se debía en cuanto escuché una voz a mi espalda.

-Oh, ¡eres el chico de ayer!

Al voltear me encontré con Manjiro y el chico alto que estaba con el ayer.
Lo ignore volteando me para seguir mi camino, no estaba en condiciones de hablar con nadie, mucho menos con el.

Pero un amaño en mi hombro me detuvo.

- Oye imbécil, ¿te atreves a ignorarnos?

- Ah, calmate Kenchin. Parece herido -sonrió.

-Lo siento, no creo que pueda hablar ahora -quise evadir la situación.

- Estoy seguro de que ayer no estabas así ¿peleaste luego de encontrarnos? -ahora el ignoró por completo mis palabras.

- Si... ¿Puedo irme ahora?

- Tu... En verdad parece que no nos quieres cerca, eh -el más alto sonrió con el ceño fruncido.

Comencé a sentirme débil mientras más tiempo permanecía de pie, mi cabeza nuevamente palpitar y mi visión poco a poco fue oscureciendo. En un parpadeo todo se volvió negro.




𝙼𝚘𝚍𝚒𝚏𝚒𝚌𝚊𝚗𝚍𝚘 𝙻𝚊 𝚁𝚎𝚊𝚕𝚒𝚍𝚊𝚍  [Mikey x fem oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora