♡ 21 ♡

377 44 9
                                    

Finalmente faltaba media hora para acabar el turno, Volkov y Horacio se encontraban dándole una última vuelta a la ciudad para luego volver a Comisaría y de ahí a la casa del mayor. Víktor se encontraban un poco nervioso, no sabía que pasaría sabiendo que esta vez estarían solos, más que sus sentimientos se apoderaban de él en todo momento sin saber que hacer, mientras que el menor se encontraba alegre, sintiendo miles de mariposas en su estómago por saber que iría a la casa del ruso.

—Volvamos a Comisaría ya, en unos minutos salimos del trabajo.

—10-4, Comisario Bombón.

Al escuchar el típico apodo que le pone Horacio sintió como el calor se apoderó de sus mejillas en un par de segundos, aprentando con fuerza el volante del patrulla el cual iba manejando mientras trataba de no apartar la vista de la carretera, sin embargo, no sabía porqué se ponía así, siempre le decía este tipo de cosas y nunca se ponía nervioso, trató de no darle vueltas al asunto, al menos no al manejar ya que no quería que pasara algún accidente por no saber en que pensaba.

Dió un leve suspiro en lo que se dirigía a comisaría junto con su acompañante quien se notaba feliz de pasar el día con él y lo que faltaba aún. Una vez llegaron a la comisaría se adentaron en esta luego de dejar el patrulla en el parking, Horacio se cambió de ropa rápidamente en lo que Volkov le esperaba al otro lado de la puerta de los vestuarios mientras revisaba su whatsapp a ver si había algo interesante en él.

—Eh, ya estoy.— Mencionó al salir del lugar, topándose mayor quien le miró de arriba a abajo sorprendido, probablemente pensando en que se veía perfecto.

—V-vale, sal por el parking de atrás y yo te recojo allí, ya... ya sabes.

—10-4, te espero allí.

El moreno solamente se dirigió al lugar donde el ruso le dijo, donde en un par de minutos después este adentró su Audi negro en el parking para recogerle e irse a su departamento con él. En lo que llegaban Horacio decidió poner la radio, cantando una que otra canción que sonara por medio de ella. 

Al cabo de un rato por fin se encontraban en el interior del edificio. Volkov buscaba sus llaves en alguno de los bolsillos de su pantalón y chaqueta para poder adentrarse en su hogar con él, por el otro lado de la puerta se escuchaba uno que otro maullido por parte de su minina, quien esperaba ansiosamente por la llegada del ruso.

—Pasa, te presento a Mika, no sé si le conocías ya.— Dejó pasar al moreno primero, cerrando la puerta luego de que ambos ya estuvieran dentro.

—Hola Mika, ow que bonita.— Se agachó un poco, dejando que la pequeña gatita oliera su mano para luego acariciarle.

—Creo que sí le agradas, eh.

—¿Se comporta diferente con los demás?

—No, bueno, no lo sé, no soy de traer gente a mi departamento, por lo que no es de conocer muchas personas, ¿sabes?

—¿Soy la excepción? — preguntó con un tono coqueto junto con una sonrisa pícara, queriendo vacilar un poco al ruso, provocando un leve sonrojo en las pálidas mejillas de este.

—B-bueno, digamos que sí, sí.

Nuevamente se incorporó luego de estar mimando un rato a la minina, observando el interior de aquel lugar, una que otra cosa había cambiado luego de la última vez que había ido, todo tan ordenado, deseando que el mayor viviera con él para mantener su casa así de impecable también.

—Venga, siéntete en tu casa, avísame cuando quieras beber, iré por algo de comer que me voy a terminar desmayando, ¿quieres algo?

Horacio se sentó en el sofá, asistiendo con la cabeza ante la pregunta del contrario, no habían pasado ni cinco segundos cuando Mika se había subido a las piernas de este, buscando atención por su parte.

𝐒𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐥𝐨 𝐦𝐢𝐬𝐦𝐨? - 𝐕𝐨𝐥𝐤𝐚𝐜𝐢𝐨♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora