Se encontraba allí de nuevo, esta vez era de noche y llovía a cántaros, la única luz que había era la de aquella luna llena que reflejaba su cara empapada en sudor.
—¡Dejen de apuntar a los putos alumnos!
—A la cuenta de tres.
Todo había pasado muy rápido, aquel oficial que tan bien le caía se encontraba en el suelo con más de cien disparos en su cuerpo. A Horacio le caían las lágrimas, la sangre que le salpicó se mezclaba con las gotas de lluvia que chorreaban por todo su cuerpo, sin embargo, esta vez no estaba junto a su compañero y hermano, esta vez estaba solo.
—Hazlo ya o lo hago yo— se escuchó al fondo, no sabía cual de todos los mafiosos hablaba.
Aquel muchacho de cresta se le cayó todo su mundo al ver a la persona que consideraba su hermano como le apuntaba con un arma, los labios del rubio hacían una curva formando una pequeña sonrisa al ver a aquel pequeño e inútil tipo que tanto le estorbaba y no lo dejaba avanzar gracias a su torpeza.
—Horacio, Horacio, Horacio...— dijo acercándose al menor agarrando su cresta de color rojo con su mano izquierda y jalandola hacia atrás haciendo que este hiciera un quejido extraño —lo siento, hermano, pero las promesas se rompen ¿no?
Gustabo acercó aquella pistola a la cabeza de Horacio, la luna se reflejaba en los ojos cristalinos de este antes de cerrarlos y que sus lágrimas calleran por aquellas mejillas llenas de sangre.
—Siempre pensé que tenerte conmigo sería lo mejor, sin embargo, estaba muy equivocado ¿sabes?— el rubio se acercó a la oreja del menor para susurrarle antes de cometer aquella locura —no necesito a un inútil como tú, a un blandito que no hace más que llorar, Horacio...
Un fuerte sonido hizo que los ojos de Horacio se abrieran pareciendo platos, su pecho subía y baja en busca de oxígeno, había tenido una pesadilla. Se sentó en cama con la respiración aún agitada, empezaron a salir lágrimas, una tras otra sin poder contenerse.
—¿Por qué todo lo malo me pasa a mí— dijo posando la cabeza en su mano para dejarla descansar en ella.
Agarró su teléfono para revisar la hora y si tenía algún mensaje o algo importante.
"3:26am"
"Mensaje de Gustabo bien Bueno"
"Mensaje de Policía"
Horacio entró al mensaje de Gustabo para ver que era, pero lo hizo sentirse aún peor. Era una foto en la cual estaba Conway dormido en aquel sillón con una botella de alcohol en su mano.
¿Conway se había quedado donde Gustabo y no le dijeron nada? Se levantó de aquella cama y se dirigió hacia el baño para hacer sus necesidades y luego seguir durmiendo, estaba cansado y no solo físicamente. Terminó de lavarse las manos y observó su reflejo en aquel espejo, pasó su mano por aquella cresta despeinada, ahora era de color gris. Se dio cuenta que tenía un pequeño raspón en su mejilla, no tenía idea de en que momento se lo hizo. Se quedó frente al espejo unos minutos observando su cuerpo y cada detalle de él, se sentía un inútil, un estorbo, un imbécil y eso lo hacía odiarse cada vez más. Quería llorar, quería desaparecer, que la tierra se lo tragara por completo, no podía hacer nada bien y lo que lo hacía era con ayuda. Se sentía mal gracias a un maldito sueño que lo hizo pensar así. Decidió seguir durmiendo antes de sentirse aún peor de lo que ya se sentía, pensó que era mejor descansar antes de cometer una estupidez por sus pensamientos.
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𝐒𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐥𝐨 𝐦𝐢𝐬𝐦𝐨? - 𝐕𝐨𝐥𝐤𝐚𝐜𝐢𝐨♡
FanfictionDonde Volkov intenta superar sus miedos y aceptar sus sentimientos por Horacio, sin saber que sus vidas estarían en riesgo desde el primer momento en el que ambos se juntarían. ◆ Contenido +18