Donde Volkov intenta superar sus miedos y aceptar sus sentimientos por Horacio, sin saber que sus vidas estarían en riesgo desde el primer momento en el que ambos se juntarían.
◆ Contenido +18
Volkov entró casi tirando aquella puerta del despacho del superintendente, estaba molesto y sus razones eran obvias. Conway se llevó una de sus manos hacia sus anteojos para bajarlos un poco y ver al comisario molesto frente a él.
—¿Qué pasa?
—Quiero que me explique que coño hace Horacio fuera de federal— se acercó un poco, dando un pequeño golpe en el escritorio de su jefe.
—No sé de que me hablas.
Conway dirigió su vista a otro lado mientras sacaba un cigarro y comenaba a fumar, mientras que a Volkov la paciencia se le iba cada vez más a la mierda.
—No me estará ocultando algo, ¿verdad Conway?
—Tranquilízate, ¿quieres?— hizo una pequeña pausa para llevarse aquel cigarro en la boca —no te estoy ocultando nada, Vol...
"QRR, QRR"
—No hemos terminado esta conversación— dijo mientras veía al mayor pasar frente a él para atender aquel QRR de uno de sus agentes.
El ruso se quedó en el despacho unos segundos, viendo como su superior se alejaba decidió ir detrás de él.
"Mierda... esto no pienso dejarlo así..."
Las sirenas se escuchaban por toda la ciudad, se dirigían hacia la ubicación del QRR. Volkov se notaba molesto, a pesar de saber la razón del porqué, no entendía porqué se molestaba tanto el saber que Horacio no estaba en la federal y él no se había enterado de nada. Minutos después se encontraban en medio de un tiroteo, al parecer un patrulla pasó por la casa donde se reunía una mafia y comenzaron a dispararles.
"¿Súper, logra ver algo desde su posición?" Preguntó uno de los alumnos por medio de la radio.
"No, estoy intentando acercarme un poco más pero a..."
"¿Súper?"
"Han abatido al Superintendente"
—Mierda, ahora no Conway, ahora no...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¡Gustabo, mira!
—Pero Horacio, ¿dónde conseguiste esto?
—Lo llamo el aplastaproblemas.
Horacio y Gustabo se encontraban en la entrada de la casa del último, el de cresta le estaba mostrando a su hermano el nuevo vehículo que había comprado.
—Escucha, vámonos a trabajar a ver si cobramos un poco, ya sabes— el rubio se acercó a la ventanilla del vehículo para hablarle a su hermano.
—¿Le enseñamos el aplastaproblemas al súper?
—¿Tú creés que le guste al viejo ese?
—No lo sé...
Una vez Gustabo se montara y marcaran la ubicación en el GPS, Horacio puso en marcha el auto hacia comisaría. Iban de camino cuando vieron un auto a gran velocidad acercarse a ellos, de repente todo se volvió negro para ambos amigos.
