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Las estrellas adornaban el cielo con su esplendor, al igual que la blanca luna, convirtiendo aquella noche en una completa obra de arte, la cual era admirada por Horacio. Él y Gustabo se encontraban de camino hacia la comisaría, todo por ordenes de Conway, sin embargo, no tenían idea de lo que pasaba. Ambos disfrutaban de la música que el rubio había puesto, aunque Horacio no dejaba de pensar en que si todo estaría bien o no. Tenía miedo, pero no quería demostrarlo.
Una vez llegaron a la comisaría se adentraron en esta, no sin antes colocarse sus respectivas máscaras, se dirigieron al despacho del Superintendente, suponiendo que este se encontraba allí, lo cual era correcto, al igual que el Comisario Greco, este se mantenía apoyado en el escritorio de madera oscura del lugar, mientras que Conway daba vueltas por todo el despacho y se fumaba un cigarro, pensando en más respuestas. Ambos subinspectores se sentaron en las sillas que estaban frente a dicho escritorio, saludando a ambos policías.

—¿Qué sucede, para qué nos habéis llamado?— Gustabo se notaba calmado, a diferencia de Horacio, el cual no paraba de mover su pierna de arriba para abajo, tan rápido como pudiese y sin poder detenerse.

Conway chasqueó un par de veces su lengua, notando los movimientos de Horacio, dándose cuenta que ninguno de los dos sabía algo. Se acercó a ellos, colocándose en medio de ambas sillas.

—Vale, iré al punto, ¿A alguno de vosotros os ha llegado una amenaza, o algún mensaje un tanto extraño?— Ambos subinspectores negaron, mirándose uno al otro para luego mirar al Superintendente.

Volkov se encontraba volviendo al despacho, puesto que había salido para buscar un poco de café, ya que todo lo estaba matando y necesitaba un pequeño descanso. Al entrar notó a ambos Subinspectores allí, cruzando miradas con Horacio, sintiendo el calor apoderarse de él.

—Buenas noches, Subinspectores— al terminar aclaró su garganta, tratando de controlar los nervios que se estaban formando y finalizar dándole un pequeño sorbo a su café.

—Quitaros las máscaras— Ordenó Conway, haciendo que ambos hermanos obedecieran dichas ordenes —Volkov, ¿algo que decir?— el ruso escupió un poco de café al escuchar las palabras de Conway, mirándole como si pudiese atravesarlo con la mirada.

—Yo, bueno...— balbuceó intentando ver a Horacio, pareciéndole imposible —verá, Horacio, ayer cuando me fui del hospital me llegó un mensaje un tanto extraño.

—Hmh— interrumpió Conway, sintiendo la mirada de Volkov pidiéndole silencio, haciendo que Greco riera por lo bajo.

—Y bueno, este decía que me separara de usted si no quería verlo muerto.

—¿C-cómo?

—Joder...— bufó Conway, llevándose una mano hacia su cara por dichas palabras.

Horacio sintió un calor repentino apoderarse de él, haciendo que se sintiera mareado, incluso impidiéndole ver bien, mientras que el ruso sintió sus mejillas arder como nunca antes, tratando de ocultarlo, dirigió su vista al suelo, bajando su cabeza.

—Horacio, ¿te encuentras bien?— Gustabo, quien se encontraba a la par, notó que su hermano no se veía bien.

—Ne-necesito un p-poco de aire, con permiso— el de cresta se levantó de aquella silla a como pudo, colocándose mal aquella máscara y saliendo del lugar.

—Gustabo, tenemos que irnos, trata de calmar a Horacio y nos vemos en el parking, ¿vale?— Conway palmeó la espalda de Volkov, pidiendo que lo suguiera junto a Greco, luego de que Gustabo saliera del despacho.

Volkov estaba completamente apenado por todo lo que había estado sucediendo, pero temía mostrarlo. Mientras que Horacio intentaba calmarse con ayuda de Gustabo, quien se fue claramente estresado por todo esto, sabía que no era la única vez que le habían amenazado, pero estaba completamente cansado de todo y el no haber entregado el dinero sabía que lo había puesto en riesgo al igual que a su hermano.

—Déjame, Gustabo— el menor se encontraba fuera de comisaría, frente a las escaleras de este gran edificio.

—Horacio, hey, mírame— el rubio colocó su mano en el hombro de su compañero, este se revolvió para quitárselo —Horacio, todo estará bien, ellos de seguro tienen un plan, y si no es así yo mismo me encargo de romperles la caraa quienes te hagan algo, ¿vale?

El de cresta solo asintió, secándose una pequeña lágrima que caía por su mejilla izquierda, su compañero le indicó que le siguiera hasta donde estaban los tres policías esperándolos. Ambos se subieron a un vehículo negro que se encontraba cerca de la salida del parking.

—Horacio y Gustabo, os voy a presentar a una persona, quien nos ayudará en esto— mencionó Conway una vez arrancó el vehículo, en dirección al CNI.

—¿Y si no funciona?— Gustabo miró al espejo retrovisor, cruzándose con la desafiante mirada del Superintendete, quien la dirigió rápidamente a la carretera de nuevo.

—Haré lo que sea por el bien de Horacio, y no solo lo haré yo, ¿verdad Volkov?

—C-Correcto...— respondió luego de aclarar su garganta, desviando su mirada hacia la ventana.

Una vez llegaron al CNI Conway les ordenó quitarse la máscara, llevando a los cuatro hacia la misma habitación de antes, en la cual se encontraba Michelle mirando por uno de los grandes ventalanes de lugar mientras se fumaba un cigarrillo.

—Aquí están— la pelirroja se dio la vuelta, acercándose a ellos.

—Mucho gusto, soy Michelle Evas. Jefa del CNI.

—Buenas, soy Gustabo, él es mi compañero Horacio.

—Lo sé, sé muchas cosas de vosotros— mencionó, quitándose las gafas que llevaba puestas y dejándolas en el escritorio del lugar —Dime Horacio, ¿alguien te ha dicho algo respecto a todo esto?

—No... Creo que no.

—¿Creés?

—Es que no lo sé, siempre me dices cosas feas pero hadta el momento no una amenaza así...

—¿Y no tienes alguna sospecha de alguien?

—Hmm, es que pueden ser los de la Mafia o alguien a quien no le caiga bien.

—Yo creo que sé de alguien, pero también lo dudo— interrumpió Volkov, cruzándose de brazos.

—¿Y bien?— esta vez quien habló fue Conway, dirigiendo su vista hacia el de cabello platino.

—Bueno, hay una chica que anda un poco extraña conmigo, tal vez fue ella...— hizo una pequeña pausa, siendo nuevamente interrumpido por su superior.

—Pero di su nombre, coño.

—Заткнись и дай мне поговорить, сволочь.

—Cállense los dos, Volkov, di su nombre y la investigaré.

—Se llama Sloane...

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Ola lla bine
K tal?

Iba a actualizar más temprano pero mi gata me obligó a ver anime y pues aquí estoy :p

Tengo una duda, ¿qué piensan del Gustacio?
Si no responden lloro, primer aviso.

En fin, los tkm

Pd: en los comentarios dejé la traducción del ruso :p

𝐒𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐥𝐨 𝐦𝐢𝐬𝐦𝐨? - 𝐕𝐨𝐥𝐤𝐚𝐜𝐢𝐨♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora