Un dolor tolerable

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Ya era el segundo mes y Craig debía volver a ese lugar para que le ajusten los frenos, según su madre y la asistente del doctor, el dolor era tolerable y que ni lo sentiría, pero por alguna razón Craig no se fiaba de esas palabras.

Tweek le había sugerido el cambiar el color de las ligas por alguno uno diferente, nunca estaba demás variar un poco y eso Craig lo tenia claro. 

- Buenos días, señora Tucker, buenos días, Craig, ¿estas listo para que te ajustemos los frenos? - Pregunto la asistente del doctor. 

- Eso creo. - Respondió el chico sin mucho interés. 

-No estés nervioso, no te dolerá tanto como la primera vez. - Dijo la muchacha tratando de animar a Craig que no le daba importancia a ello. 

-Okey. - El azabache lucia indiferente a ello, después de todo tal vez el dolor si podría llegar a ser mas tolerable que antes.

El moreno escogió unas ligas de color amarillo y se dirigió hacia donde se hallaba su dentista para que le ajustaran los brackets. 

Los primeros minutos Craig no tuvo ninguna molestia a excepción de ese raro sabor en la boca y los labios resecos, lo cual era normal después de que salía del consultorio de su dentista, pero ni bien pasaba el tiempo empezó a sentir ligeros dolores en sus dientes y eso se debía a que esos jodidos aparatos estaban haciendo efecto. El dolor ya no era tanto como antes, pero aún así dolían y Craig tenia que admitir que al menos era un dolor tolerable. 

El almuerzo fue algo incomodo para el azabache, dado a que le punzo los dientes al tratar de darle una mordida a su brócoli hervido. 

- Jaja, esos frenos son lo máximo, hasta podría escribir un libro con todos los insultos que tengo para ti. - Se burlo la pelirroja mientras le daba un bocado a su carne. - Lo llamare: "Cincuenta insultos para Craig, el comienzo".

-Cállate, Tricia. - Le demando su hermano mientras este le sacaba su típico dedo. 

- Cariño, no te burles de tu hermano, cuando tú cumplas catorce también deberás de usarlos. - Le dijo Laura haciendo que la menor se quedara sin palabras. 

- Comete esa, imbécil. - Comento el azabache con tono triunfante al oír aquella noticia. 

- No jodas, marica. - Dijo Tricia mientras le devolvía la seña a su hermano. 

- Seré marica, pero no un jodido un pitufo amargado. 

-¡Ya basta! ¡Cierren la boca que quiero comer! - Grito Thomas algo frustrado. 

- ¡No grites en la mesa, Thomas! - Le reclamo su esposa quien se enfado por el tono de su esposo. 

-Pero ellos comenzaron.

-Nada de eso, ahora todos manténganse en silencio y coman decentemente, como las personas civilizadas que son. - En efecto, un típico almuerzo con la familia Tucker. 

Craig solo comía con dificultad y trataba de que esto no se notara, lo cual no funcionaba.

Fue un inicio bastante jodido para el moreno y para rematar, tardó alrededor de diez minutos en el baño y todo porque quedaron sobras de comida atoradas en sus frenos.

Un día bastante jodido para Craig.

Solo deseaba que la cena sea menos complicada, porque a pesar de que sea un dolor tolerable aun así le dolía. 

En todo el mes anterior que Craig tuvo que pasar se dio cuenta de qué podía comer con tranquilidad, pero aún así debía tener cuidado porque a pesar de todo, sus frenos terminaban cayéndose si o si y eso lo comprobó al querer masticar un solo cereal.

Dientes de alambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora