Nuevos alambres y un invitado no tan agradable

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Eran alrededor de las doce de la tarde. Craig habia vuelto de su consulta con su dentista y debía admitir que esta vez si le dolieron los alambres, ya que estos empezaron a incomodarlo por la parte inferior de su boca ni bien salió del consultorio, además de que le habían reconstruido su diente de adelante, por lo tanto le podía decir adiós a su diente roto. 

- No te preocupes, Craig. - Le consolaba Tweek desde el otro lado del teléfono. - Trata de no pensar en que te duele y trata de distraerte con algo. 

- Lo hare, pero no me siento con ánimos de mirar mi teléfono o yo que se. - Respondió Craig mientras se recostaba sobre su cama. 

- ¿Y si lavas algo de ropa? Se que suele entretenerte por el olor y además es una gran forma de ayudar a tu mamá, ¿Qué opinas? - El azabache lo pensó por un par de segundos y la verdad no sonaba nada mal el hacerlo . 

- Tal vez tengas razón, gracias por ayudarme cariño. 

- No hay de que, iré a visitarte hoy por la tarde o después de atender a un clientes, ¿deseas que te lleve algo helado? 

- Por favor. 

- De acuerdo, nos vemos pronto, Craig. 

- Nos vemos Tweek. - El moreno escucho como su novio corto la llamada. Miro la hora y tuvo por entendido que seria un largo día.

Un largo y jodido día. 

Sintió unas leves punzadas por la parte baja de su boca, así que solo se resigno obedecer las ordenes del rubio. 

Se quito los jeans que estaba usando y se coloco unos shorts más cómodos. Preparo algo de ropa para ponerla a lavar y busco el cesto de ropa hasta que escucho a su mamá llamarlo desde la planta baja. 

- ¡Craig! - Grito Laura desde la cocina haciendo que el chico bajara para ir donde su madre quien estaba en la cocina. 

- ¿Sucede algo, mamá? - Pregunto el chico a la mujer quien parecía aterrada. 

- ¡Si! ¡Llama a tu padre, vi una rata salir por debajo de la cocina! - Respondió la rubia haciendo que Craig solo rodara los ojos. ¿Por que tenerle miedo a un roedor? 

- Seguro ya se fue mamá, después de todo la rata te tiene más miedo a ti que tu hacia ella. - Explico el moreno con intenciones de relajar a la adulta quien bajo la guardia. 

- Lose, pero aún así ve por tu papá para que venga y la atrape, no quiero ni siquiera recordarla. - Menciono la mujer sintiendo un leve escalofrió al solo pensar en aquel roedor. 

-Esta bien, pero. ¿Viste la canasta de ropa? No la encuentro. 

- Esta en el baño. ¿Vas a lavar tu ropa? - Craig asintió con la cabeza. - Esta bien tesoro y por si no encuentras el detergente en el baño es porque esta en el cuarto de lavado. 

- Okey, gracias mamá. - Y dicho esto el azabache se dirigió al baño donde encontró el cesto vacío. Lo tomo y se dirigió hacia su habitación para así empezar a separa su ropa entre la limpia y la sucia, lo cual fue demasiado sencillo y algo decepcionante, ya que no tenia mucho que podía lavar.

Suspiro con frustración y cargo el cesto de ropa hacia el cuarto de Tricia, tal vez su hermana debía tener algo de ropa sucia la cual podría lavar. 

Se paro frente a la puerta de esta y toco tres veces. Escucho un "Ya voy" y como la menor se corría para abrirle. 

- Ah, eres tú. ¿Qué quieres, cara de nuez? - Pregunto la pelirroja de malhumor haciendo que el azabache empezara a dudar de su decisión. 

Dientes de alambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora