Pequeños dolores y un rubio enfermo

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Un nuevo año habia comenzado, se presentaban las nuevas oportunidades y los nuevos compromisos que probablemente terminan siendo pospuestos hasta el próximo año, pero para cierto chico que parecía vivir amargado con el universo solo era otro día más el cual no parecía tener nada de relevante y que probablemente terminaría siendo lo mismo. 

Un año normal, aburrido y quizá hasta jodido. 

El muchacho se encontraba recostado sobre su cama reflexionando sobre la vida en si. Se cuestionaba su propia realidad a tal punto que hasta podía visualizar su propia muerte, lo cual le hizo sentir un horrible escalofrío.

- Carajo, sé que a veces me quiero morir, pero no quiero que sea tan pronto.  - Hablo Craig para si mismo mientras se sentaba al borde de su cama.

Era lunes y para su suerte ya habían comenzado las vacaciones.

Se froto los ojos con pereza y sintió una leve punzada sobre uno de sus colmillos.

Quizás dormí con la boca abierta- Pensó el chico para así levantarse y salir de su habitación con intenciones de lavarse la cara.

Arrastro sus pies hasta el baño y abrió la puerta de manera desganada. Se miro al espejo y notó la presencia de más granos sobre su frente y mejillas, cosa la cual ya no le importaba tanto como antes.

Tenía el cabello algo alborotado y la boca algo seca.

Se lavo el rostro como de costumbre. Arreglo un poco su cabellera y se enjuago la boca para que esta estuviera más húmeda. Se miro nuevamente y pudo afirmar que por lo menos ya tenia una apariencia un poco más aceptable.

Bajo hacia el comedor para ayudar a su madre a servir el desayuno y se encontró con su padre y hermana sentados frente a la mesa. Los saludo sin muchas ganas y camino hasta la cocina donde su madre preparaba la comida.

- Buenos días, mamá. - Saludo el chico mientras estiraba los brazos y se acercaba a la rubia. 

- Buenos días, tesoro. ¿Estas bien? - Pregunto Laura sintiendo la presencia de su hijo quien le deposito un beso sobre sus mejillas. 

- Estoy bien mamá. - Respondió Craig para así sacar cuatro tazas de la repisa. - Solo que fue una noche algo pesada. 

- Oh, ¿enserio? ¿Y podría saber a que hora dormiste? - Craig sintió como se le fue el sueño.

Responder aquella pregunta literalmente era un reto suicida. 

- Dormí alrededor de las once, solo que me excedí un par de minutos demás. - Dijo el azabache tratando no levantar sospechas.

Porque si, se habia acostado tarde, pero no fue a las doce o la una de la madrugada, no. Aparentemente le pareció sensato dormir a las cinco de la mañana solo por andar viendo cualquier cosa de internet.

- ¿Seguro? Es que me pareció escuchar algo de ruido en tu habitación por la madrugada.

- Oh, seguro fue Stripe, ya sabes como son los cuyos, mamá. - Trato el moreno de desviar el tema. - Son tan... Adorables y ruidosos.

- En ese caso, no creo que tengas problemas para ir a vestirte, ya que hoy tienes consulta con tu dentista, la cual se supone que tenias hace tres días, pero por temas festivos olvidamos ir. - Agrego Laura viendo al chico poner una cara que mostraba totalmente su fastidio.

- Si... No hay problema. - Respondió Craig tratando de no quejarse.

- Perfecto, entonces pon estas tazas aqui y sube a cambiarte, no creo que quieras llegar tarde.

- Oh, si, sería horrible. - Afirmo Craig con sarcasmo.

Y dicho esto subió a su habitación para quitarse la pijama y vestirse para ir con su médico.

Dientes de alambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora