Cadenas y nuevas inseguridades

2.7K 276 479
                                    

- ¡¿Dos meses?! - Exclamo un azabache totalmente sorprendido por aquella suposición que dio su madre.

- Es solo una posibilidad, Craig, tranquilo. - Trato de calmar la rubia a su hijo quien no se veía nada contento.

- ¿Cómo que posiblemente serán otros dos meses? ¿Cómo fue que paso? - Se cuestionaba el chico quien se encontraba sentado al borde su cama.

- Pues, tienes los dientes algo rígidos y no se mueven con facilidad, es por eso que requiere un poco más de tiempo. - Trato de explicarle Laura a Craig quien no se tomo del todo bien la notica.

El chico guardo silencio por un par de segundos y soltó un suspiro, no le queda de otra, además no le quedaban tan mal los frenos.

- Bien, entiendo, no creo que dos meses hagan la diferencia. - Dijo el moreno haciendo que la mayor sonriera más aliviada.

- Eso mismo, me alegra ver que por fin llegamos a un acuerdo, pero no te precipites, es solo una posibilidad. - Le recordó la mujer a Craig quien asintió con la cabeza. - Bien, ahora iré a cocinar, tú descansa, haré una comida ligera para que la mastiques sin problemas. - Y dicho esto, la rubia se inclino hacia su hijo y le depositó un beso sobre su frente para así salir de la habitación, dejando la puerta abierta, cosa que molestaba mucho a Craig, así que regañadientes se levanto de su posición dirigiéndose hacia la puerta y poder cerrarla como era debido para nuevamente volver a su cama y sentarse sobre esta.

Tenía los dientes rígidos...

Su madre tuvo la opción de casarse con un doctor, un empresario y hasta un arquitecto, pero claro, prefirió quedarse con el tipo de de dientes jodidos y con el optimismo de una roca.

- Pude haberme apellidado: "Jhones". - Murmuro el azabache totalmente fastidiado mientras se cubría el rostro con ambas manos y dejaba caer su cuerpo sobre el colchón.

Porque si, después de haber hecho una búsqueda profunda, descubrió quien le habia heredado los dientes torcidos y no era nada más ni nada menos que su padre.

Una total suerte.

- Solo espero no heredar su calva. - Dijo para si mismo Craig con cierto temor a perder su cabello de mayor.

El chico se levanto de su cama y camino hacia su espejo. Se quito el gorro y se toco el cabello para así posar su vista sobre sus brackets, los cuales no habían sido sujetados con ligas ortodónticas, no, habían vuelto las cadenas y no era solo en la parte superior de su boca, ahora los traía en la parte baja tambien.

- Genial, dientes jodidos y posible perdida de cabello, solo falta que engorde o algo así. - Dijo Craig sin muchos ánimos para así empezar a dudar sobre su peso.

¿Y si ya habia engordado y no se daba cuenta?

El azabache miro sus brazos y estos eran bastantes delgados, de hecho, todo su cuerpo lo era y según su madre, debía de comer más.

Trago en grueso al pensar en que su peso habia aumentado.

- Quizá... ¿Deba comer menos?- Dudo el muchacho no tan convencido de ello.

Por otra parte, se podía ver a Tweek quien se hallaba concentrado en terminar un castillo de legos que le habia costado un buen rato en armar.

El chico coloco la ultima pieza con cuidado y miro con orgullo su creación, sin duda era digna de una foto y no tenia pensado en desarmarlo tan pronto.

- Wow, sin duda me lucí. - Dijo Tweek posando ambas manos en sus caderas para luego tomar su teléfono y sacarle una foto a su castillo de legos. - Se lo enviare a Craig, tal vez vaya luego a su casa, seguro debe estar pasándola mal con sus brackets. - Hablo para si mismo el rubio enviándole la foto a su enamorado con un pequeño mensaje abajo.

Dientes de alambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora