¡Si es necesario me cepillare con jabón!

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Craig se encontraba estudiando para los exámenes los cuales estaban a la vuelta de la esquina, en pocas palabras, no faltaban mucho y el moreno tenia en claro de que no podía volver a reprobar, ya conocía el como reaccionarían sus padres y era mejor sacar una buena calificación a perder su preciada consola.

- Mierda. ¿Cómo se supone que halle el precio principal de lo gaste? Si ya gaste lo que me sobro y solo sé que no gaste 550? -  Repetía el azabache el ejercicio de su libro con algo de molestia mientras golpeaba su lápiz contra el escritorio. - Como sea, de todas formas aun tengo una semana para estudiar. - El chico se recostó ligeramente contra el espaldar de su silla. 

Craig lo tenia en claro, las matemáticas eran jodidas cuando no las entendías, pero por suerte su madre trabajaba en el banco y ella podría explicarle todo lo que tenga que ver números y cosas de dinero, después de todo ella le enseñaba mucho mejor que el tedioso de maestro. 

- Oye imbécil. ¿Me prestas cinco dólares? - Pregunto Tricia mientras abría la puerta de la habitación y entraba sin el permiso de Craig, en serio detestaba cuando no tocaban la puerta. 

- No, porque ni siquiera tuviste la decencia de tocar. - Respondió el moreno con molestia.

La pelirroja rodo los ojos y retrocedió un par de pasos para nuevamente cerrar la puerta y tocar como se lo había dicho su hermano. 

- ¿Contento? - El chico decidió no darle mucha importancia y dejo pasar a su hermana quien aun parecía querer el dinero. 

- Mucho, ahora si. ¿Cuánto querías? - Volvio a preguntar el mayor para así pararse de su escritorio y empezar a buscar algo de dinero en sus cajones. 

- Cinco dólares. - Tricia volvio a entrar a la habitación y se acerco a Craig quien ya había encontrado el dinero. - Toma, ahora déjame en paz. - La pelirroja recibió el dinero y antes de irse decidió decirle una ultima cosa al azabache. 

- Gracias perdedor y no quiero sonar ofensiva como todo el tiempo, pero lávate los dientes, tu aliento apesta más que Stripe. - La menor salió del cuarto y dejo a Craig con la duda si era cierto. ¿Acaso tenia mal aliento? Pero si él se cepillaba todos los dias y para rematar tardaba alrededor de quince minutos en el baño, era poco creíble que tuviera mal aliento, pero tampoco era imposible. 

El moreno voto un poco de aire sobre su mano y verifico si era cierto, lo cual para su sorpresa, era verdad. 

- Maldición, Tricia tenia razón. - Murmuro el chico para luego correr al baño y volver a lavarse los dientes, en serio era vergonzoso que alguien te dijera eso. 

Las dudas empezaron a aparecer en el joven Tucker. ¿Desde cuando tienen mal aliento? ¿Tweek ya lo sabia pero no se lo quiso decir? ¿Necesitaba lavarse durante más tiempo? ¿Por que sus encías estaban sangrando? 

Craig se enjuago la boca y noto que se había echo ligeros daños en sus encías, pero no era nada grave.

Al cabo de un rato el chico salió del baño de su casa, dio un bostezo y pudo sentir como una de sus ligas se rompió dentro de su boca haciendo que esta golpeara la boca del moreno.

- Mierda. - Se quejo Craig tanto por el dolor y por el que la liga se haya roto. 

Se dirigió hacia su habitación y busco la bolsita de plástico donde tenia las ligas que le había dado el doctor, cogió una y se miro en el espejo de su habitación para luego colocárselo en el lugar donde lo tenia antes. 

No era nada nuevo el que esas cosas se reventaran dentro de su boca, solían romperse más a menudo cuando bostezaba o hablaba, pero bueno, era normal. 

Dientes de alambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora