segundo día usando las ligas, ya no se si estoy vivo

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Era de mañana y el joven Tucker se encontraba lavándose su cara, aun sentía aquel horrible dolor en sus dientes, pero no esperaba a que su madre lo llamara a comer para por fin poder quitárselas al menos por un rato. 

Ni bien Craig termino de asearse vio a su madre poniendo la mesa y pensó en que seria bueno ayudarla, solo para adelantar el paso. 

- Buenos días mamá, deja te ayudo con la mesa. - Dijo Craig entre dientes mientras su mamá solo soltaba una pequeña risa por la forma de hablar de su hijo. 

- Buenos días tesoro, y claro que puedes, ayúdame sirviendo la avena. ¿Cómo amaneciste? ¿Te duele mucho tus dientes? 

- Los colmillos mas que todo, pero prefiero no hablar mucho porque duele. - Se explico el chico para luego ver como su madre asentía con la cabeza. 

- Como digas mi niño. ¿Quieres tomar alguna pastilla o jarabe? - Craig asintió con la cabeza. - De acuerdo, iré ahora mismo por algo que pueda ayudarte. - Laura no perdió tiempo y se dirigió hasta el cuarto de baño para empezar a buscar las pastillas mientras Craig ayudaba con la mesa ya que esta vez sentía como sus dientes le dolían mas que ayer y algo para calmar el dolor no le vendría nada mal. 

La rubia no tardo mucho en volver, pero si tuvo problemas con encontrar algo que no sea la misma medicina la cual el azabache era alérgico. 

- Tomate una de estas cariño, me avisas para ayudarte a quitarte tus ligas para que puedas comer. - Dijo la madre mientras le entregaba la pastilla al muchacho quien no tardo en servirse un vaso de agua y pasarse la pastilla de manera rápida. Se acerco nuevamente a su mamá y le indico que ahora podría ayudarlo. 

Aunque pareciese complicado la verdad no lo era, solo se debía sacar con cuidado con ayuda del crochet y recordar en que lugar se encontraban sujetas. 

- Listo. ¿Cómo te sientes Craig? - Pregunto Laura al chico quien sintió un profundo alivio recorrer su cuerpo. 

Era simplemente magnifico el no sentir como aquellas ligas parecían querer arrancar sus dientes de golpe y juraba que toda su sensibilidad volvía a su cuerpo. 

- Me siento de maravilla. - Respondió el muchacho mas relajado y animado.  

- No exageres Craig, ni que dolieran tanto. - Dijo la madre con intención de bromear con el chico a quien no le pareció agradarle mucho su comentario. - Bueno, tienes que comer. 

- Esta bien mamá. ¿Te ayudo con algo mas? 

- ¿Podrías despertar a tu hermana? 

- Sera todo un placer. - Craig solo se dirigió al cuarto de la pelirroja quien se hallaba totalmente dormida. Abrió la puerta de manera silenciosa y como el buen hermano que es le quito la sabana que cubría el cuerpo de la niña, pero parecía que a esta no le importaba mucho así que opto por algo mas efectivo. Tomo las piernas de Tricia y las levanto hasta sus hombros haciendo que la menor se levantara al instante al notar aquel acto. 

- Buenos días mocosa. - Dijo Craig sin dejar de sostener boca abajo a su hermana. 

- Imbécil abre latas de mierda. ¡BAJAME! - Ordeno la pelirroja tratando de zafarse del agarre de su hermano. 

- ¿Segura? Porque eso te dolería mucho.  

- Si no me bajas me pondré a llorar y te castigaran durante todo un mes y puedes irte olvidando de tu noviecito que no podrás ni llamarlo y me asegurare yo misma de que no venga a la casa. Luego de que no te vea durante todo un mes ya habrá conseguido un novio gótico que tenga los dientes parejos y que probablemente le enseñe fumar marihuana, así que te lo preguntare solo una vez. ¿En serio quieres desafiarme a MI? - Hubo un silencio entre ambos Tucker's, luego se escucho un golpe contra el suelo y se pudo ver a Craig salir corriendo del cuarto e la menor quien parecía tirarle mas de un zapato para que este saliera de su habitación. 

Dientes de alambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora