Capítulo 18

2.6K 190 9
                                    

Harry encontró su álbum de fotos al buscar un cambio de ropa limpia en su baúl, lo sacó para mirarlo y a medida que daba vuelta la página, pensó en lo diferente que era su vida. En este álbum estaba su tía sonriendo junto a su tío Severus, sus primos, amigos, su padrino, Remus, y sus padres. A diferencia del álbum que tanto atesoro en su vida pasada, este tenía el doble o triple de fotografías que capturaba momentos en familia, cotidianos y divertidos, había fotos de sus padres juntos y por separado, incluso fotos de la niñez de ellos, también una de la familia Potter que su tía Petunia consiguió, en esta imagen estaban sus abuelos con su padre y otros que según Sirius eran tíos de su padre que emigraron hacia América perdiendo contacto, posiblemente fallecidos, pero ese sería un misterio a resolver cuándo fuera adulto si llegará a interesarse por descubrirlo.

Los días en Hogwarts fueron más ligeros, tal vez porque sabía lo que pasaría, es decir, el tema que tocarían en cada clase no eran tan desconocidos como la primera vez y Quirrell no representaba un peligro para él, al menos no a corto plazo, en este momento Voldemort estaba más interesado en tener su cuerpo que en buscar enemigos para combatir.
Harry transcurrió el tiempo hasta Halloween sin contratiempos, Ron se ajustó a la forma de ser de él y Neville, su interés por ser su amigo lo hizo adaptarse lo mejor que pudo. Obviamente Ron tenía sus momentos, pues fue criado dentro de una familia que tenía desconfianza de todos aquellos magos y brujas seleccionados para la Casa de Slytherin. Además, había quiénes que por ganar presencia ante los otros, destacar, etc,. molestaban a los nacidos de muggles y a los traidores de sangre, Harry recordaba que Ron Weasley fue fruto de burlas constantes por tener que vestir prendas y reutilizar objetos de sus hermanos. Los gemelos Snape fieles a su "extrañeza", dijeron a unos compañeros de su Casa que este rechazo a las personas pobres o desfavorecidas, en psicología, recibe el nombre de aporofibia, por supuesto no muchos los entendían y terminaban ofendidos por el "insulto", claramente a los gemelos no les importaba y los ignoraban haciéndolos enojar más, particularmente se parecían a su padre en ese aspecto.

🦉🦉🦉🦉🦉🦉🦉🦉🦉🦉🦉🦉

Ese día fue uno de los más agotadores, por suerte no tenía más pacientes agendados y podía irse a su hogar, sentía que la cabeza se le partía de la jaqueca, sólo quería tomar uno de esas milagrosas pociones de su marido y al fin quitarse ese molesto dolor, también deseaba relajarse, olvidándose del mundo. Su colega la llamaba para comentar el caso derivado, Robert dejó de enviar regalos, al fin aceptó que entre ellos nada personal sucedería, pero comenzó a dudar de su sexualidad, porque al parecer según el doctor Adler, el lenguaje corporal del paciente era "coqueto", Eleanor solo esperaba que esté no volviera a tener un enamoramiento por su terapeuta.

Saliendo del consultorio, acompaño a su secretaria/asistente Lorna hacía el pub Caldero Chorreante dónde la esperaban sus hermanos, seguramente el hermano de ella estaría fanfarroneando con sus fans. Eleanor no estaba de ánimo para el fraudulento escritor y se despidió en la puerta.
- Disculpe - dijo Eleanor al tropezar con un mago.
- Descuide no hay problema - respondió un hombre encapuchado con una voz que daba escalofríos.
El "mago" ingresó al pub dejando una mala vibra al pasar, Eleanor tuvo el impulso de entrar para ver dónde iba el mago pero se negó a dejar que la curiosidad dominará, al fin de cuentas que podría hacer ella si descubría que era un mortifago o similar. Ella sospechaba que seguidores de Voldemort estarían reactivando sus malos hábitos, seguramente el alma frustrada del futuro señor cara de serpiente (posibilidad si se cumplía crear un cuerpo desde un homúnculo) debió de causar algún impacto en las famosas marcas de los antebrazos.

- Doctora Snape ¿está usted bien?
Eleanor se volvió hacia la voz, reconociendo que era una conocida adolescente de piel clara y ojos azules, sus cejas grises expresaban confusión. La muchacha llevaba su cabello plateado corto.
- ¿Te cortaste el cabello?
La chica se asombró y asintió con una sonrisa tímida.
Usaba una blusa gris, jeans azules, botas gris oscuro y un colgante de piedra lunar alrededor de su cuello, además de llevar un pequeño bolso colgando de su hombro.
- Estoy bien, solo cansada. Tuve casos especiales - expresó Eleanor para tranquilizarla - Iba de camino a mí casa luego de acompañar a mí asistente. Pensaba utilizar la conexión flu del pub pero me arrepentí.
- Ah, ya veo - respondió la adolescente - Si quiere la acompaño a su casa por si acaso, disculpe pero me parece que esa palidez no es buen signo.
- No hace falta, no quiero desviarte de tu camino.
- Insisto. Además es una suerte encontrarla, quería agradecer por la recomendación que hizo, me aceptaron para capacitarme como sanadora. De no ser por su ayuda y la de Madam Pomfrey quién sabe si lo hubiera conseguido.
- Tienes la capacidad, yo solo di un empujoncito exponiendo tus buenas calificaciones. Severus incluso te ofreció ser tu maestro si te decidías por una maestría en pociones, y él es una persona que no hace ese tipo de ofertas al menos que se trate de alguien talentoso - contesto Eleanor.
Conversaron brevemente mientas la muchacha la acompañaba para subir al autobús, sin embargo prefirió viajar en un taxi, para ir más directo, no estaba en condiciones de realizar una aparición o utilizar el servicio del Noctámbulo. Entonces se despidió de Chiara hasta otro momento.

Vida en caleidoscopio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora