Playas, tiendas de ropa, comidas de todo tipo... Todo eso en cuatro meses y me fascinó.
Aunque lo único malo era que no podía ser cariñosa con Eiden en público, no podíamos estar a solas y muy cerca. Sus fans estaban en todos llados. De verdad, en todos lados...
Pero es todo lo contrario en cuanto estamos a solas en el hotel. Amo el momento en que cuando estamos frente a otras personas Eiden puede parecer alguien no tan cariñoso, pero al estar nosotros dos solos es un cachorrito pequeño buscando amor.
-¿Me dejas levantarme ya, lobito? -pregunté mientras acariciaba su cabello.
Él se queja ahogando su voz en mi estómago al estar abrazándome por la cintura y acostado entre mis piernas.
-Anda, vamos, quiero ir al baño -pedí una vez más.
Vuelve a quejarse y a negar con la cabeza consiguiendo que soltara una pequeña risa.
-Tengo que bañarme -me quejé y él igual.
Resoplé y comencé a empujarlo y tratar de apartarlo mientras él se aferraba a mí cuanto podía, aunque al final lo conseguí tirar al suelo.
-Cuervito -se queja como niño pequeño y acuesta su cabeza en la cama, teniendo el resto de su cuerpo fuera. Me levanté y agarré mis cosas.
-Lo siento, lobito pero la higiene es necesaria -dije riendo y entrando al baño.
Escuché como se queja de nuevo haciéndome reír un poco más mientras encendía la regadera y ponía la temperatura perfecta, luego procedí a quitarme la ropa y entrar bajo el agua que salía de la ducha. Resoplé relajada, sintiendo el agua cubrirme todo el cuerpo, remojé mi cabello en el agua hasta empaparlo de verdad, pero entonces, unas manos suaves recorren mi cintura y me atraen hasta un pecho duro y desnudo.
-¿Qué se supone que haces aquí, lobito? -cuestioné sintiendo sus besos por mi cuello.
-Si no querías que entrara no debiste dejar la puerta semiabierta, cuervito -respondió con voz ronca-. Eso es una invitación para el lobo.
-Bueno... supongo que esa era mi intención -reí cómplice mientras me daba la vuelta.
Al instante se agachó para alcanzar mis labios con intensidad y sus manos fueron hasta mi trasero con necesidad. Enredé mis brazos en su cuello y mis dedos en su cabello. Eiden muerde mi labio inferior para abrir mi boca y meter su lengua, acarició la mía con ella y succionó mi labio antes de bajar a mi cuello. Besó, lamió y mordió mientras sus manos dejaban sus marcas en mi piel.
-Eiden... -jadeé en su oreja hasta hacerlo estremecer, empecé a sentir algo duro presionando en mi estómago.
Bajé la mirada para ver con hambruna su erección. Extendí mi mano hasta él y lo sujeté para empezar a jalarlo, escuchando sus gruñidos y jadeos.
-Nhg... Sarah -jadeo contra mi piel.
Me paré en puntillas separando mis piernas por pocos segundos hasta colocarlo entre ellas y encerrarlo en mis muslos. Volví a sujetarme de su cuello, moví mis caderas sintiendo la fricción de nuestros sexos.
-Muéstrame tus orejas -rogué en su oreja. Edien ya no duda, solo lo hace.
Él me mira al rostro antes de hacerme caso, al instante en que vi sus orejas llevé mis manos hasta ellas y las acaricié hasta ver como sus ojos se volvían opacos y desbordando la lujuria que sentía. Gruñó profundo, tomó mis caderas con ambas manos y nos frotó aún más rápido hasta parecer que me estuviera embistiendo. Frotaba exactamente en mi clitoris y separaba mis labios de una forma que me hizo sentir un revoltijo en el estómago mientras mordía mi cuello.
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ENTRE GARRAS Y ALAS
Fantasy|| 4/4 saga "Volemos siempre juntos" || || Uso de canciones, créditos a sus creadores || Ser la sombra de tu familia es algo que frustra tanto a la menor de los Rais. Conocen su apellido pero no su nombre, pues eso será algo que ella cambiará. Hará...