Capítulo 13: La víspera del cambio

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Queridos lectores, el contenido de este capítulo puede resultar sensible, explícito o desagradable para algunas personas. Así que el leerlo queda bajo su criterio.

"Las más grandes y poderosas revoluciones comienzan a menudo muy silenciosamente, ocultas en las sombras."

Richelle Mead

¿Cuáles son los límites de las acciones humanas? ¿Hasta dónde pueden llegar las personas cuando se trata de lastimar? Es incierto

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¿Cuáles son los límites de las acciones humanas? ¿Hasta dónde pueden llegar las personas cuando se trata de lastimar? Es incierto. Izuku lo comprobaba en carne propia.

El tiempo se difuminaba, era díficil para él mantenerse consciente, pues se encontraba muy débil. Cada día que pasaba para él era una abominable tortura, habían pasado dos meses enteros desde que Shigaraki lo tenía en sus manos, pero el joven sentía que siglos enteros le pesaban en los hombros.

Todos los días, Shigaraki lo despertaba de un golpe, no le permitía usar una cama ni sentarse en una silla así que el pequeño yacía como un vil animal rastrero: todo el día en el suelo. Era abusado de formas terribles, entre más gritaba, más se intensificaba el maltrato, pues era la fuente del placer de su captor. Su cuerpo resentía los estragos de lo que sufría, flacucho y pálido, con los ojos esmeralda opacos e hinchados.

Dos meses habían pasado, no había un momento de paz para él, ya que en cuanto su verdugo se cansaba de usarlo, la Oscuridad lo envolvía, la Soledad le escupía en la cara y la Muerte le ignoraba.

Al cumplir el primer mes junto a Shigaraki, llegó su celo, intenso como nunca, pues su cuerpo reclamaba a su pareja destinada. Pero sólo había un Alfa y el aroma penetrante del azufre. Durante los tres días que duró su celo, estuvo con él. Él lo marcó como suyo, entre sangre y lágrimas.

Había muchas cosas que estaba asimilando, no había tenido tiempo de digerir tanta crueldad y tanta desgracia. En toda esa tortura, se preguntaba ¿por qué a él? Si todo lo que hacía era trabajar y ser honrado, ¿por qué a Irumi? Si sólo le gustaba cantar y cuidar flores, ¿por qué a su madre? Si sólo le gustaba cocinar y cuidar a sus hijos. ¿Por qué tenían que sufrir tan dolorosamente?

Lo pensó diariamente, durante esos dos meses. Mientras tanto, su Alfa era implacable, no escatimó en hacerlo sentir miserable y degradar más allá de lo humano a su juguete favorito del momento. El Omega se resistía inútilmente, aun con inocencia, no parecía rendirse.

El día que se cumplió la primera semana del tercer mes, Izuku se hallaba tendido en el suelo después de una paliza.

Tendido en un charco de sangre.

Su mente se perdía, tenía hambre y sueño.

¿Por qué?

¿Por qué? ¿Por qué él y su familia habían sufrido así?

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