Segundo extra

182 33 15
                                    

Advertencia: este capítulo cuenta con escenas de secuestro y violación. Leer bajo su propio riesgo.

Siempre se ha tratado de escapar, esconderse, sobrevivir lo mejor que se pueda, con escasos recursos y empleando una cautela extrema. Toda su vida era acerca del sigilo, ocultarse y nunca llamar la atención. Era la única forma de continuar viviendo en un mundo así, era de esta manera que se había mantenido con vida.

KyungSoo estaba acostumbrado a camuflarse, a cambiar sus pieles, a ser una presencia sombría, asegurarse que nadie lo viera más de una vez para poder continuar con su camino. Cazaba cuando era necesario, lo hacía en oscuros callejones para despistar los ojos curiosos, luego partía lo más rápido que su cuerpo cargado podía y se escondía por días enteros. Había sido una rutina fácil de seguir, estaba impresa en su cuerpo y en su mente.

Sin embargo, todos esos conocimientos, todas esas experiencias acumuladas con el pasar del tiempo se vieron destruidas cuando sus ojos se posaron sobre ese pequeño cachorro de zorro arrinconado por la guardia imperial. El chiquillo estaba solo, sin un adulto alrededor que lo ayudara y nadie haría absolutamente nada para salvarlo, demasiado temerosos de los soldados como para actuar en su contra.

KyungSoo sabía que tenía a muchas personas esperando por él, que debía llevar este saco de arroz y semillas a la cueva del Bosque del Sur, que JiHyun estaría preocupada, pero este era un pequeño bebé y no había manera en el infierno que KyungSoo lo ignorara cuando claramente necesitaba a alguien. Escondió la comida entre algunos arbustos y apuró el paso. En su carrera tomó una rama gruesa y antes de que pudieran tomar al bebé, la aplastó en las espaldas más cercanas.

El golpe fue duro y sonoro, los quejidos no tardaron en llegar en conjunto con exclamaciones irritadas. KyungSoo se puso en guardia y esperó; de reojo vio al pequeño echarse a correr con todas sus fuerzas y, más adelante, reencontrándose con sus padres. Lanzó un suspiro de alivio que no duró demasiado, porque al segundo siguiente estaba defendiéndose del filo de una espada que viajaba directamente a su pecho.

—¡Tiene magia en su interior, captúrenlo y llévenlo a las jaulas! ¡Rápido!

KyungSoo endureció su expresión y se movió rápidamente, con sus pies ligeros deslizándose sobre la hierba mientras atacaba, esquivaba y huía de las amenazas punzantes en su contra. Estaba haciendo un buen trabajo, algo bastante aceptable tomando en cuenta su debilidad, sin embargo, cuando estaba seguro de que podría escapar y se preparaba para ello, un mareo incómodo y desafortunado lo golpeó de repente, haciéndolo perder el equilibrio y caer al suelo.

Fue capturado de inmediato, sus manos inmovilizadas a su espalda y transportado a las jaulas vacías. Ahí lo encerraron y KyungSoo no pudo hacer más que apretar la mandíbula y maldecir con fuerza en su mente. ¡Gran momento para que sus defensas bajaran! ¡Realmente genial!

—¡Vamos, pongámonos en marcha! Aquí no encontraremos nada más, así que no perdamos tiempo. Trasladémolos a las mazmorras con los demás.

Los ánimos de KyungSoo se desplomaron vertiginosamente al escuchar aquella exclamación y los bramidos posteriores. Su mirada borrosa se posó en la familia de zorros escondida en los arbustos y, sin darse cuenta, cayó totalmente debilitado contra los barrotes de metal.

⋆.ೃ࿔*:・

Cuando despierta nuevamente, KyungSoo se encuentra en una celda demasiado húmeda y demasiado sucia como para ser soportable. El aroma era repugnante, rancio, podrido y le provocaba náuseas. No había luz solar en ninguna parte, tampoco velas que le dijeran qué había a su alrededor. Estaba privado de su sentido de la vista y el resto se había sensibilizado hasta el punto de hacerlo todo hiperrealista y abrumador. KyungSoo incluso podría ser capaz de sentir en su lengua el sabor del agua sucia y contaminada por quién sabía qué tipo de mierda.

Destinos CruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora