Cambio de estación; adiós melancolía, hola felicidad

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Sin darse cuenta de cuándo ocurrió exactamente, el cambio de las estaciones llegó al mundo espiritual. Los árboles se tiñeron de naranja y rojo y los arces mostraban su belleza espléndida. Atrás había quedado el ardiente verano y los comienzos del otoño comenzaban a golpearlos.

Este año había sido especialmente intenso. La primavera inició demasiado colorida, demasiado vistosa y feliz; el verano fue contundente, con rayos solares potentes que aguaron todo a su paso, y ahora el otoño había comenzado siendo frío, dejando entrever lo que venía con el invierno. Por eso, desde KyungSoo hasta el pequeño SooBin cargaban consigo peludos abrigos en todo momento, ya sea que fueran a salir del bosque para conseguir alimento en el pueblo como para sentarse un tiempo en el jardín.

No era muy probable que un ser espiritual enfermara en su mundo (no era lo mismo si este se hallaba en el mundo humano), pero con este cambio climático tan repentino y demandante, no sería imposible que un pequeño pescara un resfriado, por ello, tanto KyungSoo como JongIn se encargaban de abrigar perfectamente bien a SooBin. Le colgaban su abrigo peludo sobre los hombros, le acomodaban las túnicas más abrigadoras que tenía, le colocaban medias gruesas y cubrían sus pequeñas manos con guantes de algodón. Incluso su cabeza fue protegida con un gorrito de lana que el niño aceptó de las manos de KyungSoo, todo sonrisas y ojos encogidos por la felicidad, cuando este se lo obsequió.

El verano se llevó, además, las hermosas flores y los colores brillantes. El árbol de magnolias junto a su ventana ya estaba marchitándose, sus flores se habían ido hace un tiempo y su imagen fue fría y triste, además, los cerezos hace tiempo habían muerto. Era una lástima, porque la belleza de las flores le daba seguridad, armonía y paz.

KyungSoo se sentía melancólico cuando el frío comenzaba a llegar y las flores morían irremediablemente. Como un espíritu del bosque, ver el cambio y el fallecimiento de la naturaleza siempre terminaba siendo triste y silencioso, por ello se refugiaba en algún pueblo y se dedicaba a mirar las montañas nevadas en esa época. Esta vez, tuvo que ver en primera fila todos estos cambios.

No fue tan malo, aún así. JongSoo, JongIn e incluso SooBin le habían hecho la compañía suficiente como para hacerlo sentir reconfortado, por ello la transición pudo ser más llevadera que años anteriores.

Aprovechando que JongIn estaba libre de deberes y se encontraba fuera de su oficina, los tres más jóvenes le habían pedido salir de casa y recorrer el bosque por un rato, y como el trío era especialmente influyente, no había manera de que el inmortal pudiera negarse. Así, pronto se abrigaron y salieron de casa con grandes sonrisas y un entusiasmo desbordante.

El Bosque del Sur nunca fue un lugar especialmente transitado debido a los monstruos que circulaban alrededor y la ferocidad de su fauna y flora, por ello, no era de extrañarse que solo los cuatro deambularan con completa calma. Aunque el lugar era especialmente feroz y salvaje, tenía sus puntos agradables y hermosos, así que, luego de pasar por todos los lugares de peligro y las zonas más molestas, dieron con un campo medianamente abierto, rodeado de arces que, orgullosos, mostraban su belleza a todo aquel que se atreviera a mirarlos. Los reflejos de las hojas naranjas y amarillas golpeaban la hierba bajo sus pies y los montones de hojas de arces caídas yacían tranquilos y dispersos por todos lados.

Antes, cuando miraba esto en algún bosque, solo y en completo silencio, veía algo triste y sin vida; ahora, siendo acompañado por las personas correctas, KyungSoo no encontraba nada más que un objeto perfecto de diversión.

—¡Miren! ¡Hay que jugar! —y así, como un niño pequeño más, se arrojó hacia la cama de hojas que amortiguó su caída y rió libremente, con carcajadas vivas y estruéndosas rompiendo el ambiente—.

SooBin no tardó en seguirlo, sonriendo grandemente mientras se deshacía de sus guantes y se los pasaba a su padre para que los guardara por él.

—¡Yo también quiero! ¡Maestro KyungSoo, atrápameeee! —exclamó mientras se arrojaba directamente sobre el mayor y KyungSoo lo tomaba exitosamente en el aire—. ¡Waaah! ¡Lo hizo, el maestro KyungSoo es increíble! ¡Aaaaaaaaah!

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