(queda claro que como editora soy muy buena escritora)
Tener una mascota durante la infancia puede ser una de las experiencias más reconfortantes y maravillosas que un ser humano puede experimentar. De ellas aprendemos responsabilidades, diferentes tipos de dar afecto, aprendemos a quererlos y cuidarlos, y comprendemos lo que significa la compañía animal. Las mascotas son amigos, una presencia cargada de amor, de calidez, son parte de la familia, como una hermana o hermano, son nuestros confidentes, a quienes podemos contarles todo y confiar en su silencio. Una mascota es un ser de luz, y todos los niños deberían de tener una para comprender cómo se siente el verdadero amor incondicional.
Aquello pensaba Natalia mientras observaba su tatuaje de mandala repleto de colores en cada huequito, obra que Olivia se había encargado de hacer en ese ratito en familia que siempre se dedicaban después de la cena. Mientras Alba y Aura se ocupaban esa noche de lavar los trastos, ya que era su turno, Olivia se había acercado con sus marcadores de colores y le había preguntado con esa sonrisa angelical si podía pintarle el tatu del brazo. Natalia no pudo negarse.
- Si a esto le pongo... le pongo así, parece que tiene odejitas, como un gatito –dijo Olivia con suma concentración-. Y, y, y si le hago esto... esos son sus bigotes y estos sus ojos, como Queen –finalizó, dejando que Natalia echase un vistazo.
- Hala, Oli, qué mono te ha quedado ese gatito –le dijo Natalia, observando cómo la pequeña había encontrado, entre tantas líneas abstractas, la forma de aquel animal.
- Gdacias –respondió la niña con una sonrisa tímida, pero su semblante cambió de manera radical-. Queen era monísima –soltó de manera seca.
- ¿Quién era Queen? –preguntó Natalia algo curiosa, sobre todo por el cambio tan abrupto que había tenido Olivia. La pequeña soltó un largo suspiro.
- Queen era nuestra gatita, era gris y gordita, y, y, y le encantaba subirse aquí –dijo, señalando sus hombros y casi con ilusión en sus ojos-. Dormía todas las noches conmigo y le lamía la nariz a la gente... pero un día enfermó y mudió –esto último lo dijo con la voz apagada, y Natalia observó cómo los ojos se le habían abarrotado de lágrimas.
Olivia no tardó mucho en agachar la cabeza y llevarse las manos a los ojos mientras unos leves sollozos le sacudían su pequeño torso. Tenía delicadeza hasta para llorar. Natalia se apresuró a rodearla con sus brazos y estrecharla contra su pecho mientras sentía cómo le invadía la pena.
- Me gustaban mucho los días de lluvia porque mamá siempre se quedaba en casa y echábamos siesta las tres juntas –comentó bajito, secándose las lágrimas y con la respiración resentida.
Ahora, Natalia no podía quitarse de la cabeza las palabras de la niña y la manera en la que esta la había abrazado después de llorar y había continuado pintando. No pudo evitar pensar en que Aura jamás había tenido una mascota, y también en que probablemente Olivia no había tenido la oportunidad de hablar de la muerte de Queen con nadie en mucho tiempo. No dudaba de que Alba la hubiese reconfortado en su momento, pero a veces los niños necesitan exteriorizar lo que sienten.
La mano de su mujer posándose en su muslo la sacó de su ensoñación. La rubia se acercó a ella y dejó varios besos cariñosos en su cuello antes de recostarse en la almohada. Había observado cómo Natalia miraba su tatuaje con el ceño fruncido, y la conocía lo suficiente como para entender que llevaba un rato dándole vueltas a algo.
- ¿En qué piensas? –preguntó Alba, mientras que la pelinegra se acomodaba sobre su cuerpo y comenzaba a hacerle caricias en el brazo.
- Oli me ha hablado de Queen –murmuró, e inmediatamente recibió una mirada de desconcierto por parte de la mayor.
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La Pequeña Familia || ALBALIA
FanfictionAlba y Natalia se reencuentran años después de su ruptura debido a la inesperada colisión de una pelota de fútbol contra la cabeza de una niña. Ambas se encuentran con una versión de la otra mucho más madura, fruto de los incidentes que se han ido d...