- Pues no me hace ninguna gracia, la verdad –dijo la Rafi, cruzándose de brazos.
- ¿Pero por qué no? –Alba se reía por la reacción incrédula de su madre.
- Porque Alba, hija, llevas toda tu vida diciendo que te da pánico parir, ¿cómo esperas que me crea que estás embarazada? ¿De quién? ¿Desde cuándo? ¿Cuánto tiempo llevas ya? –preguntó, cruzándose de brazos y apoyándose en la encimera.
La primera reacción de la Rafi cuando oyó a Alba decirle que estaba embarazada fue tener un ataque de risa. Luego de la llamada tan seria en la cual su hija le decía que necesitaba hablar con ella de manera urgente, se había alarmado un poco, pues claro, cualquier madre en su lugar se imagina lo peor. Sin embargo ante la noticia, se sintió en parte aliviada y en parte cabreada, pues no se esperaba un chistecito de ese tipo. Aunque fue dejando poco a poco la diversión de lado al notar que su hija no daba el brazo a torcer con lo que le estaba contando, ni un atisbo de que aquello que le decía fuese en broma. Se puso cautelosa al instante.
- Mamá –Alba se acercó a ella con una sonrisa tranquila y puso sus manos sobre sus hombros, buscando los escurridizos ojos de la mujer mayor-, estoy embarazada. Sé que te puede parecer inesperado, lo es incluso para mí y eso que lo estuve planeando, pero lo estoy, tengo ya tres meses, y es de un donante. No quería contártelo hasta que no fuese seguro y te prometo que voy a responderte todo lo que quieras –los ojos miel de Alba albergaban muchísima calidez, y su madre sintió que el corazón le explotaba de felicidad al comprender que la noticia que le estaba dando su hija era verdad. Se les agolparon las lágrimas en los ojos a las dos.
- Ay Alba –murmuró la Rafi con la voz quebrada. Miró a su niña unos segundos a los ojos, con una sonrisa que brillaba más que mil soles, y luego se lanzó a abrazarla como si no existiese más nada en el mundo en ese momento-, mi niña, que me vas a hacer abuela.
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- Joder, es que quiero comer sandía –Alba estaba recostada sobre un montón de almohadas en su cama, vistiendo un pijama cuya camiseta le quedaba ya demasiado pequeña y dejaba al aire su enorme tripa de casi ocho meses.
Marina, que estaba sentada junto a ella, no dejaba de poner una pequeña pelotita de goma en la cima del vientre de su hermana, dejando que esta rodase hasta la falda de Alba, y repitiendo el proceso. Encontraba divertido lanzar cosas por encima de la casa de su sobrina, desde autitos de juguete, rollos de cinta adhesiva, pelotitas y demás tonterías.
- Tu nutricionista debe de estar orgullosa de ti, sigues la dieta saludable para embarazadas como ninguna –murmuró distraída, realizando su tarea en automático mientras veían Moulin Rouge-. Ay, jo, que esta es la parte en la que comienza a toser –murmuró con pena.
- Miniii –se quejó Alba, llamando la atención de su hermana. Echó su labio inferior hacia afuera y puso su mejor cara de gato con botas.
- Vaaale, ya voy –la menor rodó los ojos resignada mientras se levantaba de la cama-, pero pausa la peli –advirtió antes de dirigirse a la cocina.
Alba volvió a recostarse en la cama con una sonrisa triunfal mientras estiraba las piernas. Le dolía la espalda como nunca en su vida, y la bebé se encontraba especialmente inquieta ese día. Se acarició el vientre despacio al sentirla tranquila, y la pequeña reaccionó rápidamente dándole unas pataditas que a Alba le resultaban cada día menos ligeras.
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La Pequeña Familia || ALBALIA
FanficAlba y Natalia se reencuentran años después de su ruptura debido a la inesperada colisión de una pelota de fútbol contra la cabeza de una niña. Ambas se encuentran con una versión de la otra mucho más madura, fruto de los incidentes que se han ido d...