Alba se estaba atando el pareo azul celeste de fibrana a la cadera cuando una agitada Olivia entró a su habitación, cargando en su manito un bote de protector solar y con un sombrero de paja con un lazo rosa. Su madre frunció el ceño al verla tan apurada, y se agacho cuando la niña hizo un asomo de hablar.
- Mami –inhaló hondo para después soltar todo el aire con brusquedad-, ¿me pones podfi bloqueador solar antes de irnos? –pidió con los ojos muy abiertos. Alba casi se la come allí mismo de la ternura.
- Claro que sí, amor, ven –le dijo, tomando el bote de crema entre sus manos y aplicándolo con cuidado en el rostro, brazos y piernas de las niñas.
Una vez hubieron terminado, tomadas de la mano se dirigieron fuera de la pequeña casita que habían rentado para pasar unos días en Santa Pola. Natalia, que esperaba apoyada en su auto, se bajó los lentes de sol hasta la punta de la nariz y sonrió ampliamente. Olivia, que apenas verla comenzó a tironear de la pobre Alba que llevaba un bolso más grande que ella, se soltó de la mano de la rubia y corrió a los brazos de su mamá morena, quien la recibió alzándola en brazos.
- Ay, Oli, cómo creces –bromeó Natalia, antes de cubrir las mejillas pequeña de besos mimosos-. ¿Te aseguraste de ponerte bloqueador?
- Sí, mami Nat –asintió la pequeña entre risas-. Mamá me ayudó.
- Si es que tu madre es la mejor, ¿a que sí? –le dijo, mirando con rostro de enamorada perdida a Alba, que rodeaba el auto para guardar en el baúl su bolso.
- Sí lo es –respondió Olivia con complicidad.
Cuando la nombrada apareció de nuevo junto, se puso de puntillas para darle un pequeño beso a Natalia, provocando una enorme sonrisa en esta y en su hija, que siempre observaba encantada las muestras de afecto de sus madres.
- ¿Vamos? Aura se está despertando, la acabo de ver moverse dentro del coche –dijo Alba, sonriendo. Natalia y Olivia asintieron, y la morena se encargó de sentar a la pequeña Reche en su sillita y asegurarla bien antes de salir.
Aura, con cara adormilada, se acomodó en su lugar y se refregó un poco los ojos. Había tenido una noche complicada, pues siempre le era difícil dormir en lugares que no eran su hogar, por lo que difícilmente había pegado ojo, hasta que su hermana se pasó a su cama y, luego de hablar tonterías y mirar un rato el techo, ambas finalmente cayeron rendidas. Para las 8am de la mañana siguiente, la pobre niña se rehusaba a tener tanta energía como su hermana, y se había quedado dormida en el asiento del auto esperando a que sus mamás terminasen de preparar las cosas para salir a la playa.
- Buenos días otra vez, Auri –le dijo Olivia, con una enorme sonrisa que rápidamente se le contagió a la castaña. Ese no era día para estar de mal humor.
- Buenos días a todas –saludó, estirándose un poco en su lugar. Alba, que iba de copiloto, se giró a verla-. Me gusta mucho como llevas el pelo, mamá –sonrió un poco tímida al ver el rostro de emoción de Alba. Aura sabía perfectamente lo feliz que le hacía a la rubia mayor que la llamase de esa manera.
- Gracias, mi vida, ¿queréis escuchar un poco de música de camino? –preguntó mientras el auto se ponía en marcha. Las niñas se miraron rápidamente y, como si tuviesen telepatía, miraron a su mamá para decir ambas al mismo tiempo.
- ¡ABBA!
Alba no dudó en hacerle caso a las niñas y le dio playa a la canción preferida de sus dos hijas: Waterloo. Inevitablemente comenzaron las cuatro a cantar y a bailar en sus asientos. Qué diéramos todas nosotras por haber estado en ese auto.
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La Pequeña Familia || ALBALIA
FanficAlba y Natalia se reencuentran años después de su ruptura debido a la inesperada colisión de una pelota de fútbol contra la cabeza de una niña. Ambas se encuentran con una versión de la otra mucho más madura, fruto de los incidentes que se han ido d...