10. Impulsive, me?

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°•Narra Adara•°•

Estiro suavemente mi brazo hacia el reloj que no deja de sonar y lo apago. No quiero levantarme, no quiero ir a ese asqueroso trabajo ni ver al gilipollas de mi jefe.

Me cubro más con las mantas porque hace mucho frío y olvidé encender la calefacción ya que no sé como funciona esto. Mierda, me estoy congelando.

Las manos de Jack se envuelven en mi cintura desnuda, atrayendome a él y no duda en besarme.

—Buen día Princesa... —Murmura suavemente y no puedo evitar sonreír.

—Buen día... —Me acurruco sobre su pecho.

—¿Tienes frío? —Asiento y toma un pequeño control, presiona un botón y a los segundos el aire cálido choca contra mi piel—. ¿Asi esta mejor, Princesa?

—Si... —Me acurruco para dormir otra vez.

—Ey no, despierta que hay ir al trabajo. —Me sacude un poco y me quejo.

—Joder que pesado eres. —Lo aparto y ríe.

—Anda, levantate.

Se levanta como dios lo trajo al mundo y no le saco la mirada hasta que llega al baño.
Puedo oír como abre la regadera y al segundo me llama para hacerle compañía.

Ni me inmuto porque pienso seguir durmiendo pero me toma en brazos, obligandome a que entre a la ducha con él.

Luego de desayunar me voy para mi departamento y espero a qué llegue mi horario para entrar en servicio.

Ignoro los mensajes de Greco y no entiendo como no le queda en la cabeza que por el momento no quiero nada serio. Joder, que ya ha pasado una semana.

Luego de un rato me monto en mi coche que acababa de llegar hace dos días y voy directo hacia mi lugar de trabajo.

Lo dejo estacionado enfrente y de aqui se puede oír el escándalo de adentro.

—¡Quiero una puta indemnización!

—Señorita, no puede hacer este tipo de escándalo aqui. —Un agente trata de dialogar.

—Vete a tomar por culo de aquí. —Dice Jack de mala gana mientras lee unos papeles.

—¡Eres un gilipollas! —La mirada de la pelinegra cae en mi—. ¡Y tú!

Camina hacia a mi con furia y cuando alza la mano para abofetearme me preparo para defenderme, solo que el golpe nunca llega.

—¿Quién cojones te crees que eres para tocarla? —Su voz es tan imponente que toda la recepción permanece en silencio.

Suelta su brazo, echándola hacia atrás y la chica retrocede.

Nadie se acerca, nadie hace un ademán de absolutamente nada.

—¿Quién cojones se supone que es el encargado aquí? —Alza la mirada directo a Jack—. ¿Desde cuándo las zuripantas vienen a la comisaría a pedir dinero?

Lisa se pone roja y no se si es de vergüenza o de rabia. Sonrío para mis adentros y no puedo evitar sentirme más del triple de segura que antes.

Anoto en la ficha la hora en la que entre en servicio y me escapo hacia los vestidores, dejando a mi padre con su sermón militar dirigido hacia los agentes de Jack.

Y próximamente a mi.

Comienzo con mi trabajo típico de archivar papeles de los detenidos. Bebo café mientras hago mi trabajo y luego hago el tonto un rato con Gustabo y Horacio.

My addiction || Jack Conway y tu [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora