51. Topo🙊

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°•Narra Adita•°•

Cierro los ojos cuando una luz me encandila, tengo los ojos cubiertos pero estuve demasiado tiempo en la oscuridad, solo escucho murmullos y no sé cuanto tiempo ha pasado. Finalmente me toman en brazos y no puedo evitar quejarme porque lo hacen de forma brusca.

—Al fin apareció, estuve esperando ahi tres jodidas semanas, se hizo rogar. —Menciona alguien a mis espaldas y me me deja en el suelo de forma brusca.

—Joder... —Me quejo.

—Dejala con cuidado, cabron.

Alguien me toma pero me suelta y caigo otra vez en el suelo, a los que los pateo y no sé quién comienza a intentar darme bofetadas.

—Ya, ya, dejen de comportarse como niñitos. —Menciona alguien de forma imponente y nos detenemos.

Se escucha un silenco sepulcral en la habitación, seguido de unos pasos firmes y siento que la piel se me eriza.

—¿Es ella?

—Si señor, por fin llegó.

—¿Y qué carajos hace tirada en medio de la tierra?

—¿Crees que puedo levantarme estando atada? —Respondo de mala gana.

—Desatenla.

Me sacan la tela que ata mis manos y me quitan la venda de los ojos, me toma un momento acostumbrarme a la luz y al abrir los ojos puedo ver a varias personas que no me son difíciles de reconocer.

—Hasta que apareces. —Menciona...

—Calaveras...

—Quien es. —Me da la espalda, sacando un arma de alto calibre de un caja con ese tono de voz firme y frío.

—¿Qué...? —Pregunto sin entender a lo que se refiere.

—La niña. Quién es. —Pregunta sin rodeos.

—¿Qué tiene que ver ella aquí?

—Dime. —Sentencia, llenando de balas el cargador.

—¿Y si no quiero?

—¡Responde! —Alza la voz, dejando de forma brusca el arma sobre la mesa, lo que me hace sobresaltar un poco.

Miro a las personas que estan a mi lado con algo de temor, pero solo asienten.

—Es mi hija...

Se me forma un nudo en la garganta en tanto la habitación se funde en un jodido silencio que me deja la piel de mi cuerpo erizada. Nadie menciona nada y el Calaveras solo atina a dar una media risilla sarcástica.

—Si van a matarme por irme de la ciudad, haganlo. Háganme lo que quieran o haré lo que ustedes quieran, pero por favor no la toquen a ella, a ella no... —Casi que estoy por llorar pero alza su mano.

—¿Tú hija? —Se quita la máscara, dejando ver un pasamontañas negro y me mira sobre su hombro, solo asiento.

Se acerca hasta llegar a mi y se acuclilla, tomandome de la barbilla.

— ¿Tú hija y de quién? —Me mira fijo a los ojos. Esos ojos...

—Solo somos las dos...

Me suelta de mala gana, y vuelve a erguirse, acomodando su traje.

—Recibiras ordenes en unos días. Llevensela de aquí.

Siento una pesadez en el pecho increíble y apenas sale de la habitación me levanto.

My addiction || Jack Conway y tu [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora