Etapa 1: momentos olvidados

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Se sentía frustrado y cansado, cada día era diferente, unos más grises que otros pero otros tan especiales que se olvidaba por completo de todo lo malo que había, más siempre estaba esa espina que lo pinchaba para regresar a la realidad.

Días en los que su esposa estaba normal, como si no existiera esa enfermedad, reían, salían y hacían el amor... Pero otros donde todo era gris con matices negros difuminados en la realidad, se despertaba en la madrugada buscándola por no sentir su calor a lado de su cuerpo. lleno de miedo por si algo le pasaba salía de la cama buscándola para encontrarla en el patio sentada observando el cielo lleno de estrellas esa imagen le partía el corazón en miles de pedazos, otros donde ella estaba sentada en el sillón de la sala viendo al vacío su mirada perdida en un punto de la pantalla oscura de la TV apagada, se acercaba a ella para ver como estaba y siempre estaba llorando silenciosamente mostrando su dolor, no le gustaba verla así.

Había hablado con su familia para contarle todo, sobre la enfermedad y el proceso todos ellos los apoyaban le dieron una idea la cual rondaba su mente, llevarla a un lugar para que se relajaran los dos y tuvieran nuevos recuerdos...

Tenía pensado llevarla a una cabaña, donde los dos estuvieran solos y relajarse; lo decidió, irían, quería verla reír, por que algo le decía que Alzheimer estaba avanzado, seis meses habían pasado desde que se enteró de que su esposa estaba enferma y el avance era más con el paso del tiempo, hubo momentos en los que se asusto al ver que ella se quejaba de dolor en su vientre había corrido al médico para que la revisarán. asustado por el dolor que Cara tenía estuvo dando vueltas en la sala de esperar una hora de tortura por no saber nada de ella, después unos minutos más el médico le dijo que su esposa tenía problemas de digestión y por ello tenía colitis les dieron unos medicamentos para que tomara y no tuviera problemas para ir al baño, la dejaron verla y al observarla su corazón se contrajo de verla pálida, frágil como un cristal, su mirada llena de miedo.

Camino hacia ella, le agarro la mano la cual estaba fría por el clima de la habitación se sentó a un costado de la cama para después inclinarse y besar su frente, pude escuchar un gemido antes de que se pusiera a llorar, se abrazo a mi tan fuerte que parte de mi fortaleza se quebró. Los dos teníamos miedo a lo que depararía más a delante y miedo a que llegara el momento en que olvidara todo por completo, mi corazón se haría añicos por ella, la arrulle para que dejara de llorar no se cuánto paso hasta que dejo de llorar y se quedo dormida, la abrazo mucho tiempo antes de ir hablar con el médico de cabecera.

El médico observo aquel hombre, pudo ver que la vida le jugaba una mala pasada, vio que no duraría mucho para que se quebrara, podía verse lo cansado, el miedo a la muerte de sus esposa más no había nada que hacer por ella, la noticia que le tenía que dar no era buena y suponía que el ya lo sabía.

Se sentó en su escritorio y lo observo, con vos procesional le dijo.

- tenemos los resultado de los avances del Alzheimer de su esposa -sacó lo papeles del folder para dárselos.- ah avanzado más, pero no tanto como para que ella empiece a olvidar a seres queridos o cercanas, pero tiene que estar preparado señor Trumper está enfermedad puede avanzar rápido a como puede ir lento. -le dijo para no darle falsas esperanzas.

- entiendo -le dijo Tom con la vos calmada- algo más...
- si , su esposa tendrá que empezar a tomar estos medicamentos que la ayudarán durante el tiempo que la enfermedad esté en desarrollo, como vera su sistema digestivo está empezando a tener problemas pero más a delante estos medicamentos no funcionaran sería entrando a la última etapa pero mientras estas pastillas la ayudarán, mañana se le dará el alta para que puedan ir a casa, reposo por dos días. -término de decir el médico

Tom salió de la oficina del médico con un nudo en la garganta.

"Resignarse" esa palabra lo volvía loco, se decía fácil pero no lo era, por que si lo hacía se hundiría y Cara lo necesitaba más que nunca, el no podía dejarla estaría hasta el final se dijo así mismo antes de entrar al cuarto de ella.

Por eso había decidido alejarse de todo con ella en una cabaña para poder relajarse y olvidar todo por completo, entro a su casa, escucho que ella estaba tocando el piano, subió las escaleras rápido para después abrir la habitación donde estaba, se detuvo y la respiración se le cortó; llevaba un vestido blando ligero, las tiras del vestido eran delgadas que daban una fragilidad a sus hombros, sus rizos castaños caían en cascadas por estos, tan espesos y vivos.... La observo tocar por unos largos minutos, sus delicadas manos moviéndose por las teclas del piando con destreza y profesionalismo. Se dejo llevar por la melodía triste y hermosa que sintió por un momento rendirse pero ella lo miro y dejo de tocar.

Los dos se miraron sin perder detalle de nada, una sonrisa floró en su hermoso rostro que lo hizo reír también.

- llegasteis temprano - hablo con vos suave.

- quería darte una sorpresa - vio que los ojos de ella se iluminaban de emoción.- pero si me miras así no te lo diré hasta después de hacerte el amor... -le dijo con vos ronca, ella se sonrojó  y eso hizo más su determinación a llevarla a la cama.

Cara se levanto del asiento, camino hacia el para rodearle el cuello con los brazos. - eres un pervertido tom, dime que es la sorpresa. -lo beso en los labios y lo miro con ternura.

Le rodeó la cintura con los brazos.- siempre hago lo que tu quieres.... -beso sus labios con ternura. - nos vamos de viaje.

Ella chillo de emoción y lo abrazo más, riendo en su oído hizo que el le revolviera el cabello.

- tranquila bicho, no sabes a donde vamos y ya estas gritando como loca - río.

Lo golpeo ligeramente y el hizo una mueca fingiendo dolor, eso le causó un golpe más duro en el brazo.

- no estaba gritando y si sigues vas a dormir hoy en el patio señor Trumper- se cruzo de brazos y el empezó a reír más fuerte, la abrazo para besarle todo el rostro, puedo escuchar la risa de ella.

- ¿no tiene curiosidad de donde vamos a ir? - le intrigo.

- no, quiero que sea una sorpresa para que sea más especial.

El viaje los iba a unir más y demostrase el amor que sentían el uno al otro.

Una Difícil DespedíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora