Capítulo 5|El portador.

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Mis piernas toman el control de mi cuerpo en un intento de esquivar a la marea de mujeres que bailan al ritmo de la música con varias copas encimas y gritando como si estuvieran viendo a su cantante favorito desvistiéndose, es exacto lo que hacemo...

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Mis piernas toman el control de mi cuerpo en un intento de esquivar a la marea de mujeres que bailan al ritmo de la música con varias copas encimas y gritando como si estuvieran viendo a su cantante favorito desvistiéndose, es exacto lo que hacemos solo sin incluir en el paquete las relaciones íntimas.

Bailarles de cerca las aloca como abejas y con eso ya hay varios fajes de billetes asegurados.

Ni siquiera lo pienso cuando mis brazos rodean el cuerpo pequeño, pero poderoso de Gala sin lastimarla, es cuando puedo estar más tranquilo al darme cuenta que sigue en una pieza, su cabello es toda una crisis que es probable que el peine verá imposible su labor. Mi felicidad solo dura segundos al sentir un fuerte pisotón en mi pie derecho.

Se me escapa un chillido de dolor y le lanzo una mirada de: ¡¿Por qué hiciste eso?!

—¡¿Qué en tu mundo no se dan abrazos, cariño?!

—Lo que hiciste hace un instante ahí arriba, ¿a qué vino, Gallagher? No me dio gracia tu miradita.

—Es mi mirada moja bragas, bruja —siseo dando un paso hacia adelante entrecerrando los ojos, Gala imita mi acción de manera retadora —. Seguro logré causarte un poco de mi efecto.

—Eres bastante arrogante, no entiendo porque carajos vine a buscarte, te prefiero muerto —gira sobre sus talones dispuesta a desaparecer por donde vino, reacciono pisándole los talones logrando enroscar mi mano en su muñeca deteniéndola —. Suéltame.

—Viniste a buscarme, eso acabas de decir, ¿por qué, Gala?

—Dímelo tú.

—¿Yo? Primero que nada, esta mañana no te encontré por ningún lado, ni siquiera recibí un «adiós» de tu parte, primor y me tuviste todo el día preocupado —la señalo con acusación —. Esta ciudad es horrible para andar sola sin importar de donde vengas y que puedas hacer con tus poderes o yo que sé. ¡Mírate! Llevas la misma ropa de ayer y apuesto que ni has comido.

Joder, ¿yo acabo de llamarle la atención a un ser sobrenatural? Mi cabeza está en juego y aún así no cierro la boca. En cambio, Gala se mantiene en silencio cruzada de brazos optando por una postura a la defensiva.

Siento un pinchazo en la cabeza que me llega de la nada, mis piernas me flanquean. Por poco me voy al suelo de no ser que Gala es más rápida y me sostiene de los brazos. El dolor solo sucede en cuestión de segundos.

—Ramsés, ¿qué te ocurre?

—Nada, nada —finjo una risita tratando de reincorporarme olvidándome del dolor —. Espero que no vuelvas a desaparecer sin despedirte. ¿Tienes hambre?

—Bastante.

Le regalo una sonrisa.

Con un gesto de cabeza le indico que me siga hacia la barra donde el barman sirve bocadillos y todo tipo de bebidas. Ordeno Nuggets y papas fritas para ella al sentarse en el taburete. El espectáculo sigue y la música se hace cada vez irritante. Debería seguir trabajando si no quiero que mi jefa me de un tirón de orejas. No ha dado señales de estar merodeando por aquí, por lo que mis orejas están a salvo.

El talismán de Egon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora