Capítulo 13|Planes.

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No olviden darle amorcito. 🛐

Al parecer para el equipo de Lacrosse ya estoy a dos metros bajo tierra descansando en paz al no tener noticias sobre mi paradero y no contestar ninguno de los mensajes

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Al parecer para el equipo de Lacrosse ya estoy a dos metros bajo tierra descansando en paz al no tener noticias sobre mi paradero y no contestar ninguno de los mensajes. Lo dejo pasar para luego hacer una entrada triunfante digno de mí y dejar boca abierto a los Ravens.

Respiro hondo encerrándome en el baño, apoyo mis manos sobre el lavabo para echarme un vistazo frente al espejo, mi cabello está hecho un lío y mis huesos ya comienzan a pasarme factura al haber sido arrojado varios metros en el campo. Resoplo frustrado al no conseguir respuestas a mis preguntas, Gala prefiere pasar el tema e ignorarme para que sea más sencillo fingir que no estuve atrapado en un sueño o es lo que quiero creer, porque no todos los días termino en un bosque oscuro y macabro.

Supongo que la conversación quedará pendiente.

Aparto mis ojos azules de mi reflejo soltando una bocanada de aire con frustración. Justo ahora necesito una ducha relajante, huelo como si no me hubiera bañado en semanas. Me desahogo de la ropa y entre poco permito el agua fría correr por mi cuerpo con hematomas poco visibles. Los músculos de la espalda ya los siento más relajados. Pierdo el tiempo bajo la regadera hasta salir envolviéndome la cintura con una toalla, llego a mi habitación, me visto y bajo hacia la sala donde Aitan está tumbado con un brazo encima de los hombros de Florence en el sofá.

Desvio la vista hacia la puerta del jardín que está abierta a medias, a la distancia diviso a Newton correr en círculos hasta brincar y atrapar la pelota. Eso me sorprende, porque conmigo ni se inmuta a darme la patita.

Me siento traicionado una vez más.

—Tendrás que contarme el secreto de cómo hacer que Newton me haga caso —Gala voltea el cuello en mi dirección y la saludo con una sonrisa.

Se limpia las manos a los costados de sus pantalones dejando que Newton siga corriendo por toda el área. Me siento en la escalera, mientras ella camina en mi dirección.

—Al fin sales de tu habitación, por un segundo creí que te ibas a quedar ahí como todo un orgulloso —se burla acomodándose a mi lado con la mirada al frente —. Hacerme hablar no es tan sencillo, Gallagher.

—Ya no volveré insistir, lo prometo —le doy un codazo amistoso, donde no logro desestabilizarla —. Lo veré como parte de mi vida cotidiana, ¿qué sigue?, ¿qué una nave traspase la estratosfera y caigan rayos láser?, ¿naves espaciales?

Se echa a reír ante mi absurda idea. Está dispuesta a responder al separar ligeramente los labios hasta que la escucho pasar saliva con dificultad.

—Todo puede pasar, Ramsés. Hay tantas cosas maravillosas que ustedes todavía no están listos para comprender al igual que yo —la miro de soslayo alzar la cabeza enfocándola al cielo, hago lo mismo, las nubes se han pintado de colores pastel en naranja y rojo ante el atardecer —. Comprendo poco sobre ustedes, son raros, al menos desde mi perspectiva.

El talismán de Egon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora