—¿Qué les pasó a tus nudillos?
—Nada importante.
El agua se tiñe de color carmesí al lavarlos en el fregadero de la cocina luego de un exhausto entrenamiento golpeando un costal que encontré alado del contenedor de basura atrás del patio.
—Pues no es algo que se deba tomar a la ligera, Gala —observo de soslayo a Aitan tomando un largo sorbo de jugo de naranja desde el envase. Plasmo una cara de asco sabiendo que es para todos —. La sangre no deja de salir. Da gracias que Ramsés está enfocado reparando la camioneta o no dudaría llevarte arrastras con Vanian con esas heridas.
Blanqueo los ojos. Los enfoco de regreso a mis dedos llagados.
—Estás exagerando, para mí es normal, me sucedía a menudo cuando entraba en combate cuerpo a cuerpo. Las enrollaba con un trapo para luego hundirla dentro del hielo y al día siguiente repetía.
Su gesto vuelve a ser exagerado transmitiendo que no le causa nada normal lo que hacía en Egon.
Me apunta con el envase tomándose unos segundos de formular su oración antes re continuar.
—Si quieres golpear algo, a tres calles arriba hay un gimnasio público, el dueño se llama Ramón y es un tipazo con el boxeo. Quizás puedas ir a practicar con él —cierro el grifo secando mis manos con papel con sumo cuidado —. Muéstramelas.
Hace un gesto con sus manos para que me acerque. Saca de un cajón una bolsa pequeña con vendas en su interior.
—Te servirán cada vez que quieras practicar tus golpes, de ese modo evitas lesionarte —se deshace de la bolsa de plástico para comenzar a desenredarla y pasarlos por mi muñeca dando dos vueltas hasta envolver mis nudillos pasando de dedo a dedo y terminar con el pulgar. Hace lo mismo con la mano contraria hasta sentirlas cómodas —. ¿Qué tal?
Abro y cierro los dedos asintiendo con la cabeza.
—El dolor ha disminuido, gracias Aitan.
—No es nada. Uno aprende por las malas, me gustaba meterme en peleas en secundaria —se ríe nervioso pasándose una mano por su espeso cabello —. En una de ellas por poco me quiebro los dedos al dar un mal golpe y desde aquello preferí protegerlos.
—No debes hablar en serio, no aparentas el chico que se mete en disturbios.
Sonríe inflando el pecho con orgullo.
—Las apariencias engañan chica extraterrestre —lo escudriño de mala gana provocando que lance una carcajada —. Dime, ¿estás lista para celebrar Halloween? Al parecer la prima de Ramsés, Ridley, nos ha invitado a una fiesta en su fraternidad el sábado.
—Es una mala idea.
—¡Es buenísima! Iremos disfrazados, es lo mejor de estas fechas para pasar desapercibidos —plasma un puchero y sus parpados se achican fingiendo tristeza —. Por favor, por favor, por favoooor, Gala. Será tu primera fiesta.
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El talismán de Egon
Viễn tưởngGalatea, una hechicera gruñona y Ramsés, un humano provocador, tendrán que aprender a lidiar bajo el mismo techo donde todo puede salir mal. ... La ciudad de Chicago ha recibido una inesperada visitante sin retorno a su antiguo hogar, con tal de pro...