Epílogo.

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Ha pasado un año y sorprendentemente ha habido un cambio positivo en mi vida luego de haberme graduado hace unos meses seguido de mi trabajo estable en el modelaje que disfruto estar frente a las cámaras y conocer nuevas personas

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Ha pasado un año y sorprendentemente ha habido un cambio positivo en mi vida luego de haberme graduado hace unos meses seguido de mi trabajo estable en el modelaje que disfruto estar frente a las cámaras y conocer nuevas personas. La parte más complicada fue hacer amigos, sin embargo, ahora soy más hablador que antes.

He adoptado un perro de raza samoyedo, parece un pequeño oso, se llama Rocky y adora saltar en mi cama para proclamarla como suya cada vez que intento tumbarme a su lado, todavía no consolidamos nuestra amistad. Si seguimos así terminaré durmiendo en el sillón y no puedo permitirlo.

Me miro por última vez en el espejo acomodando mi cabellera, lo he dejado crecer casi por debajo de las orejas. No me veo nada mal.

Hoy he sido invitado a una fiesta navideña con mis compañeros de la agencia, estoy nervioso porque asisten los managers de otras agencias y es posible que alguno se interese en nuestros trabajos. He visto mi cara en pancartas de ropa masculina y todavía sigo en shock.

Al principio compaginar la universidad y los días ajetreados donde tenía que viajar a los estudios se complicaba, corría de un lado a otro casi quedando sin aliento en cada sesión.

—Hora irnos, Rocky.

Le acomodo la bufanda que está alrededor de su cuello, el perro me ladra como respuesta ladeando la cabeza y sacando su lengua. Tomo las llaves del pequeño apartamento en el que he estado viviendo y salimos al pasillo sumido en un silencio sepulcral. Los vecinos son muy callados y pocas veces me los he cruzado en el camino.

Afuera hace tanto frío que me he fundado de la cabeza a los pies para no convertirme en una paleta humana, Mis zapatos se hunden en la escarchada nieve al comenzar a caminar tratando de controlar a un entusiasmado perro que le ladra a todo lo que pasa frente a él.

El centro de la ciudad es el sitio más decorado con luces de colores y guirnaldas en cada comercio, vivo a unas cuadras por lo que no tengo problemas con el transporte y adquirir productos de casa. Acostumbrarse a un nuevo estilo de vida creí que sería difícil, ahora creo que mi asiento americano a cambiado y es lo que me temía, mi hermana se burlará de mí cuando vaya a visitarla en Año Nuevo.

Tomamos un taxi para llegar más rápido al edificio donde se llevará acabo la fiesta, en veinte minutos ya me veo pagando al taxista y subiendo las escaleras hasta el último piso, tras la puerta se escucha el bullicio de las personas conversando y la música electrónica.

No debí traer a Rocky.

Toco la puerta y al instante soy recibido por Bruce con una sonrisa en el rostro.

—¡Ramsés llegas justo a tiempo!

Me invita a pasar agitando la mano.

—¿Ah sí?

—Sí, hay alguien ahí arriba que quiere hablar contigo, creo que maneja una de las agencias y de las buenas, eh, es tu día de suerte, muchachón.

El talismán de Egon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora