La oscuridad siempre ha sido mi hogar desde que mi padre subió al trono luego de asesinar a mi abuelo, no importa en que parte del castillo recorra cada pared y cada pintura vieja grita lo que realmente somos: monstruos.Tenemos razones para que la magia sea nuestra y Arawn cree que no soy capaz de robarle a unos simples soldados que se hacen llamar «líderes» el talismán, nuestra magia se agota y necesitamos más fuentes para permanecer en Egon y expandirnos para demostrar que en el lado oscuro cualquiera puede tener una vida perfecta si son fieles a nosotros.
Seguir los pasos de mi padre fue una tarea ardua en el que todos los días presenciaba como torturaba a las víctimas. No existe la compasión, ni la felicidad, todos son una pérdida de tiempo, distractores que hacen débil a uno. Matar me satisface, ver correr la sangre entre mis manos es excitante.
Mi madre me había advertido antes de ser asesinada que no siguiera aquellos pasos, en ella aún abundaba la luz y mi Rey se encargó de desvanecerla apenas siendo un niño.
Los recuerdos son difusos y realmente no sé si fueron reales:
—Papá siempre está molesto con el abuelo —comentó aquel niño tomado de la mano de su madre.
Recorrían los jardines con las flores marchitadas y cadáveres de animales regados por donde miraran.
—Porque su corazón ya no abunda el amor y cariño, ahora dentro de él está la oscuridad, la envidia y ambición, pequeño. Papá ya no es el mismo —su madre flexionó las rodillas para llegar a la altura de su hijo y acariciarle la cabellera larga. Se notaba cierta nostalgia en su mirada, pero el brillo perduraba en las pequeñas sonrisas que regalaba —. Ademos, quiero que te quede claro algunas reglas, ¿de acuerdo? A partir de ahora todo cambiará y nada volverá a ser como antes.
—Sí, mamá.
—Quiero que guardes tus dibujos sin que queden a la vista de tu padre o sus lacayos, esconde tus juguetes y cualquier cosa que tenga color, no corras entre los pasillos, no hables cuando esté cerca, nada de abrazos ni lo mires a los ojos.
—¿Por qué, mamá?
—Haz lo que te pido, por favor. Así estarás a salvo, pero, sobre todo, prométeme que no seguirás sus pasos —acunó las mejillas del niño reprimiendo las ganas de llorar —. Eres un niño bueno y estoy orgullosa de que seas mi hijo. Ademos, cuando yo ya no esté, huye, que sea lejos, no te quedes con tu padre ni tu abuelo, no necesitas la oscuridad en ti, ¿entiendes? Mereces una buena vida donde haya luz y bondad en tu corazón —ambos se dieron un último abrazo.
A la mañana siguiente ella había sido encontrada muerta en su habitación. Le habían roto el cuello.
Parpadeo varias veces saliendo de ese insignificante recuerdo. Ella ya no está aquí, no vale la pena.
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El talismán de Egon
FantasiaGalatea, una hechicera gruñona y Ramsés, un humano provocador, tendrán que aprender a lidiar bajo el mismo techo donde todo puede salir mal. ... La ciudad de Chicago ha recibido una inesperada visitante sin retorno a su antiguo hogar, con tal de pro...