Parte 3. El Calabozo.

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Aiden:

Marqué en en la pared la última linea de el día.

Cinco meses en este jodido calabozo. No sé nada de Thomas, joder ni siquiera sé si está vivo. Lo último que recuerdo fue la bala en mi pecho y los gritos de Carly.

Carly, ella es lo único que me mantiene cuerdo, pensar qué hace, cómo está. Si ya encontró a alguien más...

Aquí en la puta jaula no hay mucho para hacer, estoy encadenado las veinticuatro horas de el día y sólo me alimentan una vez, a veces dos al día. Sé que necesito salir de este maldito lugar pero aún no he descubierto cómo. Hay otros prisioneros, lo sé porque se oyen más cadenas arrastrarse por el concreto pero no puedo verlos.

Los guardias que vienen a traerme la comida no hablan y su rostro está cubierto siempre por una máscara de metal. Extraño y perturbador.

He intentado hablar con alguno pero ninguno me responde, de hecho ni siquiera los he oído hablar entre ellos, como si fuesen mudos o la persona responsable de esto les haya cortado la lengua para que no hablen con lo prisioneros. Tal vez termine igual, sin lengua y esclavo.

Todas las noches tarareo la misma canción. Maniac de Conan Gray, me recuerda a Ganske y mis días de libertad pero sobre todo a mi amiga a la que le gustaba mucho. Seguro también está destrozada, imagino que hasta el vientre ya se le debe notar, lástima que Thomas nunca lo supo.

Miré la luna por la pequeña ventana de mi celda. Los barrotes están agrietados por la humedad al igual que las paredes alrededor, no entiendo cómo aún no he cogido al menos un resfriado con lo mal alimentado que estoy y las condiciones del lugar.

Me senté en el colchón sucio de la esquina, en el que desgraciadamente duermo, y toco la cicatriz en mi pecho otra vez. Cuando desperté después de la explosión ya estaba aquí curado y encadenado. No sé quién me trajo ni por qué pero no dejo de sospechar de Ivar, después de lo que nos contó Ganske es el único que se me viene a la mente.

Gunther Herzog simplemente me habría matado pero Ivar es más psicópata, el querría hacerme padecer.

Unos rugidos se escuchan en el pasillo, no me asomo porque supongo que debe ser otro prisionero. Las cadenas de hacen presente seguido de unos golpes y gemidos.

La puerta de otra celda se cierra con fuerza y los grandes pasos de los guardias se alejan.

—Psychopathic, don't be so dramatic
We had magic, but you made it tragic —comienzo a cantar—
Now you're manic, honestly I've had it
Listen to yourself, think you need to get some help.

—Joder. —gruñen del otro lado— ¿Quién cojones está cantando esa puta canción?

Esa voz.

—¿Podrías cerrar la puta boca?

Mierda ¡Esa voz!

Me levanté rápidamente antes de que las cadenas tiren de mis tobillos y me acerqué a las rejas.

—¿Thomas? —casi grité.

Silencio.

—¡Thomas, soy Aiden!

El corazón me latía como la jodida mierda mientras esperaba y rezaba por dentro que sea él de verdad.

El infierno de Ganske.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora