Parte 12. Ámsterdam.

379 25 7
                                    

Carly:

Jacob volvió a golpear el escritorio con fuerza, casi dejando un agujero en el, ni siquiera me sobresalte, ha estado haciendo eso desde que se llevaron a Emily.

-Ya. -a pesar de que lo entendía y estaba aún más furiosa que él ya estaba harta de oírlo maldecir- Vamos a encontrarla, Jacob.

-Tendría que haber ido con ella.

Se ha estado maldiciendo durante días que son los que Emily lleva desaparecida.

Días en los que no me he ahogado en otra cosa que no sea dolor.

Todos a mi alrededor desaparecen, es como casi si fuese mi culpa, como si yo fuese la de la mala suerte.

Pero esta vez no me cegare por mi pena. Esta vez encontraré a mi mejor amiga cueste lo que cueste y si tiene que correr sangre así será.

-Ya, no haremos nada lamentándonos, hay que encontrar una solución.

-¿Señorita? -la voz de uno de los hombres de Emily apareció por la puerta del despacho- Hemos atrapado a uno de los hombres de Ivar Breivik, tiene información.

Mí corazón casi se me sale del pecho, miré a Jacob y sus ojos se iluminaron de forma extraña pero asintió y ambos seguimos al hombre hacia la cabaña de Thomas.

Hice un chasquido para que Hela me siguiese ya que estaba segura que la necesitaría.

El tipo era calvo y su rostro casi ni se distinguía por la sangre que salía de el. Al oír mis tacones tocar la madera del piso levantó sus ojos y escupió el piso pero sin llegar a tocar mis pies. Jacob casi se le abalanza pero lo detuve.

Tomé la navaja que me había obsequiado Jacob hace unos meses y con la cuchilla levanté su cabeza obligándolo a mirarme.

-Dime qué sabes.

Sus sonrisa apareció junto con algunas palabras en noruego, lo que no sabe él es que entiendo perfectamente lo que está diciendo ya que Emily me obligó a aprender Noruego no hace mucho.

Sonreí y me aparté un poco para mirar a Hela y luego a él, su rostro, aunque rojo e hinchado, palidecio al ver el feroz animal que estaba a mi lado.

-Hela, angrep.

La doberman con un fuerte gruñido corrió hacia el hombre mordiéndole la entrepierna sin piedad.

Piedad era lo que yo había perdido al momento en que todos los que amaba desaparecieron. Ya no quedaba nada de esa antigua Carly, también dejó este mundo.

Los gritos de dolor del tipo llenaban la cabaña pero ni Jacob ni yo apartabamos los ojos de él, no digo que nos satisface su dolor si no el sabor del poder.

-¡Ya! -gritó de forma desgarradora- ¡Hablaré!

-Hela, stoppe. -la doberman hizo caso y con el hocico lleno de la sangre del hombre caminó hacia mi y se sentó muy quieta a mí lado- Buena chica. -acaricio su cabeza.

-Habla. -gruñe Jacob- Dinos dónde está ese hijo de puta.

-No sé dónde está, lo juro -lloriquea-. Sé que aún sigue en Noruega, tiene un búnker subterráneo pero desconocemos su posición.

El infierno de Ganske.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora