Parte 13. Truco o trato.

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Un mes después.

No volví a ver a Tatiana desde esa noche en el calabozo. No sé dónde está ni donde se la han llevado. Han pasado cuatro semanas y un día y mi ansiedad comienza a crecer.

Aprendí a manejar mi miedo. Mis emociones no se mezclan con la realidad, soy una caja de pandora en este lugar, luego de haber estado todo esos días en ese calabozo creí que era mi fin, que jamás podría volver a ser la misma hasta que Gunther me sacó de ese pozo para volver a enterrarme en otro.

-¿Crees que mentí cuando dije que te amaba?

la luz de la habitación quemaba mis ojos, las lágrimas salían solas y la sal de ellas se filtraba por mi boca. No podía acostumbrarme a la luz y los sonidos eran confusos.

-Responde. -exigió. Estaba muy cerca mío, podía sentir su presencia y sus ojos quemar mi piel.

-Nadie le hace esto a alguien que ama. -respondí a pesar de que mi boca estaba seca y mi garganta dolía.

Lo oí cojer aire y sentí su movimiento en la habitación. De a poco comencé a parpadear y acostumbrarme a la luz y pude notar que estábamos en una especie de oficina, quizá despacho.

Yo estaba sobre un sillón cómodo y él estaba parado frente a mi con sus ojos puestos en la nada misma.

-Tu me traicionaste.

No respondí, era cierto.

-Lo siento.

Y en el fondo sí lo sentía, jugué mal por celos y terminé perdiendolo todo.

-Quería darte el mundo. -vuelve a hablar ignorando mis disculpas con sus ojos puestos en el ventanal que daba hacia el club.

-Lo sé. -humedezco mis labios- Estoy pagando por ello.

Y lo estaba. Una pequeña lágrima de dolor junto con una punzada en mi pecho me quebró. No quería llorar frente a mi captor pero los días en ese lugar, la falta de comida y los recuerdos me estaban pesando y ya no era más que una bolsa pesada y sin energía.

-Lo he perdido todo.

Un jadeo se escapa de mis labios obligándome a cerrarlos para evitar llorar.

Él esta vez me miró y no pude descifrar lo que veía en sus ojos.

¿Pena? ¿Sentía lástima por mi?

Se acercó despacio. Ni siquiera me aparté cuando se sentó a mi lado y tomó con una de sus manos mi cabeza para inclinarme hacia su pecho. No sé qué clase de juego manipulador estaba intentando pero necesitaba tanto el calor y el consuelo humano que me dejé llevar.

Sus labios tocaron mi cabello y sus dedos rascaban mi cuero cabelludo con ternura como si estuviese intentando que deje de sollozar.

-No lo has perdido todo, prinzessin. -murmura apoyando sus labios en mi sien. Mis ojos se abrieron confundidos- Tu bebé está viva y si eres buena niña haré que la vuelvas a ver.

Tu bebé está viva.

Se repitió en mi cabeza todos los días durante un mes. Una niña.

No tenía ninguna prueba ni nada que me dijera que lo que Gunther me había confesado era cierto, solo me quedaba la esperanza de su palabra.

El infierno de Ganske.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora