Beist:
Los días en esta jaula me habían hecho maldecirme mil veces por todos mis estúpidos errores.
Me hizo pensar en mis padres.
En Emily...
He sido un jodido bastardo con ella todo el tiempo y sin embargo se ha quedado a mi lado. No lo entiendo, jamás entenderé qué es lo que ama de mi ¿Por qué? Soy un hijo de puta la mayoría del tiempo y la he lastimado miles de veces ¿Por qué aún estaba a mi lado?
La castaña me ha cambiado la maldita vida y la odio por ello, pero también admito que algo me atrae y así como ella no puede alejarse de mi tampoco yo puedo alejarme de ella.
No es un maldito hilo rojo son cadenas que nos atan uno al otro.
Me maldigo más por no haberle dicho jamás las palabras que ella quería oír porque tampoco puedo aceptarlas aunque sepa cuáles son y las tenga claras.
Y en este momento donde estoy siendo arrastrado por dos fenómenos con una bolsa sucia en la cabeza hacia lo que seguramente será mi muerte me hace pensar en que sólo he sido un cobarde, espero que mi fiera algún día me perdone. Mi mierda, mi oscuridad y sobre todo mi terquedad al admitir que estoy jodida y completamente enamorado de ella como un imbécil.
Mi padre va a retorcerse en su tumba.
—¿Thomas?
Siento la voz de Aiden detrás mío. Joder, ambos moriremos.
—Aquí estoy, hermano.
Mi vida corre por mis ojos.
Ante mis ojos la tumba de mis padres vacía.
Me aterra pensar que soy tal monstruo que ni una sola lágrima ni sentimiento amargo se escapan. No siento nada.
No saber dónde están los cadáveres de las personas que me engendraron no me hace sentir nada. Soy un adolescente de dieciocho años y debería sentir pena por perder a mis progenitores pero no hay nada dentro mío. La angustia, la pérdida no existen.
—Es tu deber hacerte cargo de el imperio, Thomas. —siento la pesada mano de mi tio en mi hombro. Su robusto cuerpo hace sombra sobre la corona de flores, tulipanes los que le gustaban a mi madre.
Miré a Aiden quien me dedicó una pequeña sonrisa. Él siempre ha sido así, comprensivo aunque no tiene que serlo.
Quizá por eso me gusta tenerlo cerca, porque me recuerda que la humanidad existe aunque yo no la tenga.
—Lo lograremos. —se acerca una vez que mi tio se fue— Has nacido para esto, hermano.
Jacob se acerca y se para a mi izquierda viendo los ataúdes vacíos.
—Los encontraremos. —dice para darme ánimo, el que no necesito.
—No importa, ya están muertos.
El pasillo o donde sea que estemos se estaba haciendo extenso y yo ya deseaba que nos maten o nos regresen a la celda porque me estaba hartando de caminar.
Hasta como si leyeran mi mente nos detuvimos y el olor a puro llegó a mi nariz. Ese hijo de puta, nos han traído hasta él.
El ruido de dos puertas abrirse y la insistencia de los fenómenos de circo al arrastrarme me dio a entender que nos habían traído ante él antes de asesinarnos. Quiere que lo vea.
Me arrojaron al piso y caí de rodillas cuando ataron mis manos con una cadena. Oí el ahogado gemido de Aiden a mi lado cuando nos arrancaron las bolsas de la cabeza. La luz del día que provenía de las ventanas provocó que cerrara mis ojos ante el ardor de ella.
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El infierno de Ganske.
Lãng mạnSegundo libro de la trilogía Beist. Luego de la muerte de Thomas o, al menos lo que todo el mundo cree menos ella. Emily se verá decidida a continuar con el nombre y el legado de Beist haciéndose cargo de el gran imperio Breivik que tanto le quieren...