Despertó por órdenes del capitán. Se frotó las sienes con una mueca.
Miró a su alrededor. Las velas de la noche anterior ya se habían derretido y parte de la cera flotaba en la bañera.
–Buenos días, sirenita– habló Joe con una sonrisa burlona.
El pelirrosa no respondió y empezó a quitarse los decorados de su cabello. Soltó un gruñido al notar que la mirada del pirata seguía sobre él.
–Quieres las perlas ¿Cierto?– preguntó.
–Nunca están de más– se acercó a él y alargó la mano.
–Estás loco si crees que te las daré– lanzó un par por la ventana –Son de mi gente, no de ladrones como ustedes–.
–Tsk, como sea– giró los ojos –Solo quiero que recuerdes por qué estás aquí–.
–Por que eres un avaro egoísta. No lo he olvidado– contestó.
–Pues esto no estaría pasando si un idiota como tú no hubiera dejado escapar al príncipe–.
–No hables de su majestad como si lo conocieras– frunció el ceño.
Rio –Solo quiero que sepas, sirenita, que más te vale no estar jugando conmigo– sacó su cuchillo –Odiaría hacerte daño. Eso disminuiría tu valor–.
–No te preocupes. Y gracias por tratarme como un producto, me hace sentir mucho más seguro– le escupió.
Lo agarró por el cuello –Eres un...
–Capitán– interrumpió Akiro –Hemos llegado–.
El peliverde lo soltó –Gracias– lo miró –En un momento iremos–.
El pelinegro asintió y salió.
–¿Llegado?– arqueó Kaoru una ceja –¿A dónde?–.
–Con el brujo de los siete mares– lo cargó fuera de la tina.
–¿Oka? ¿Sigue vivo?–.
–Por más sorprendente que parezca, si. Y más poderoso que nunca– salieron a cubierta.
El tritón intentó cubrir su piel con su cabello. Al vivir toda su vida bajo el agua, no tenía contacto con el sol seguido. Por lo que su piel era muy sensible.
Joe notó esto y le puso encima una manta. No permitiría por nada del mundo que su mercancía se viera dañada.
Tan solo él y Akiro bajaron del barco.
Caminaron hasta llegar a una pequeña cueva rodeada de agua.
Bajó a Kaoru y lo ató a una columna de piedra.
–¡Oka!– gritó –¡Oka, sal ahora! Sé que estás aquí. Puedo oler el excremento de Sketchy–.
Se escuchó el eco de una risa aguda.
El peliverde giró los ojos –Tengo dinero– canturreó.
–Ahora tienes mi atención– apareció de entre las sombras –¿Qué necesitas de mí?– acariciaba un pequeño zorro.
El hombre se movió para revelar al pelirrosa. El brujo abrió los ojos como platos y se acercó a él.
–Kaoru Sakurayashiki– rio –El mismísimo...
–Jefe de la guardia real– interrumpió el mencionado.
–Pero claro– le siguió el juego –Ahora si te conseguiste una presa brava ¿Eh, Joe?– lo miró.
ESTÁS LEYENDO
El Rey Tritón
FanfictionLos humanos son egoístas por naturaleza. Eso era algo en lo que todos los seres estaban de acuerdo. Sin embargo, la mayoría había aprendido a vivir a su alrededor. Siendo los marinos los únicos que nunca se animaron en convivir con ellos. Y así ganá...