La Ilusión de la Familia Perfecta

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Después de la escapada de Miya, se volvió la prioridad número uno de los adultos el estado anímico de este. Y aunque Kaoru en un principio dudaba en que enserio el pirata y él pudieran tener una relación estable, quedó sorprendido al darse cuenta del buen trato que podían tenerse el uno rato.

Pero claro, pensándolo bien, ya llevaban dos meses juntos, sería raro el que aún se llevaran como en un principio.

Incluso, sin que se dieran cuenta, se había formado una rutina en la casa. Kojiro siempre era el primero en despertar para hacer el desayuno. Kaoru lo acompañaba una media hora después, aunque claro, su baño siempre iba primero. Hablando de baños, Miya no era el único que empezaba a ser chiflado en la casa. El pirata se había esforzado para conseguirle un baño de burbujas al tritón. Su excusa principal para esto fue el siempre tener que escuchar sus quejas. Pero en el fondo sabía que solo quería verlo feliz.

Miya siempre era el último en bajar a la cocina. Unas dos o tres horas más tarde.

Y en ese periodo de espera se encontraban los mayores.

–¿Ya acabaste con eso?– miró Kaoru el periódico.

–No lo he empezado, pero puedes tomarlo si quieres. Solo no lo mojes–.

–¿Cómo lo voy a mojar?–.

–Tu cabello está húmedo–.

–¡Ni siquiera me has visto!–.

–Siempre que bajas tienes el cabello mojado. Te gusta tenerlo así. Ni siquiera te esfuerzas en secarte–.

–Como sea– giró los ojos y lo agarró.

Sintió como su corazón se detenía por unos segundos. Justo en la primera plana se encontraba una imagen borrosa de lo que se decía era una sirena. Sabía que varios no se lo creerían, al fin y al cabo su especie seguía siendo leyenda para la mayoría de los humanos. Pero no permitiría que su compañero se diera cuenta.

Sin embargo, ese era el menor de sus problemas. Reconocía esa silueta.

Tadashi, el mayordomo de la reina.

–¿Te sientes bien?– lo miró Kojiro.

–Oh sí, lo siento- salió de su trance –Tenías razón, mojé la primera hoja– la arrancó –Perdón. No era nada importante como quiera–.

–No te preocupes– se encogió de hombros –Ya está tu omelette– se lo sirvió.

–Gracias– sonrió.

–Emm, Kaoru– se aclaró la garganta –Yo... Siempre hago una fiesta con la tripulación cuando volvemos a tierra. Ya sabes, para celebrar que seguimos vivos y así–.

–Ajá ¿Y?– arqueó una ceja.

–Bueno, pues será aquí–.

–¿Quieres que me quede con Reki ese día?–.

–¡No! De hecho él y Akiro serán los invitados de honor. Fiesta de bienvenida y despedida– tragó saliva –Él invitó a Langa y Akiro a su esposa. Así que yo me preguntaba si tú, ya sabes, si no quieres está bien pero...

–Kojiro, no te estoy entendiendo–.

El peliverde inhaló con fuerza –¿Te gustaría ir conmigo?– dijo rápidamente.

La pregunta lo tomó por sorpresa. A pesar de que había asistido a bailes antes, por su posición, nunca había tenido la opción de elegir con quién quería ir.

–Umm, claro– respondió –Será divertido–.

–¡Genial!– pudo volver a respirar de manera normal –Te conseguiré un lindo vestido ¡Digno de una princesa!–.

El Rey TritónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora