Confusión

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Despertó.

Sintió los brazos de Kojiro a su alrededor. Formó una sonrisa involuntaria.

Abrió los ojos con lentitud. Se extrañó al no encontrarse esposado. Fue entonces que se vio a él mismo.

Estaba desnudo. Los recuerdos de la noche anterior volvieron de golpe.

'–Kojiro ¿Puedes ayudarme a desabrocharme el vestido?– le preguntó.

El pirata asintió y bajó el cierre. Kaoru sintió un escalofrío al sentir como los dedos del pirata rozaban su espalda.

–Puedes tocarme si quieres– soltó sin pensarlo'

Se sonrojó al instante ¿Enserio había dicho eso?

Después de ese comentario, pasó lo que debía pasar.

Caricias, gemidos, jaloneos de cabello y penetración.

'–M-más– jadeaba el tritón.

–Te ves precioso– murmuró el pirata.

Su voz se volvía más ronca cuando estaba en el acto. Cosa que volvía loco al pelirrosa.

Lo tenía sostenido por el pelo. Lo cual obligaba al menor a estirar su cuello y encorvar su espalda hacia abajo.

Por su parte, Kojiro se movía a un ritmo constante. Adoraba lo cálido que sentía estar dentro de su compañero. Ser él quien lo hiciera sudar lo excitaba demasiado.'

–Mierda, mierda, mierda– chilló –¿Qué hice?–.

–¿Todo bien, florecita?– preguntó Kojiro.

El pelirrosa se sobresaltó –Vaya, ya despertaste–.

–Gracias por la noche de ayer– le susurró –Fue hermosa– apretó su cintura.

Se sonrojó y esbozó una ligera sonrisa.

–Tú eres hermoso– acarició su mejilla.

Se dieron un rápido beso.

Cuando estaba con Kojiro, olvidaba todo su pasado. Su puesto, sus responsabilidades, incluso su compromiso. Estando juntos, solo podía pensar en querer tener su familia con él.

–Debo ir al pueblo a comprar cosas. Tú descansa– besó su frente –Estoy consciente que tu primera vez pudo ser cansada– se levantó.

Kaoru se acomodó para poder ver su trasero.

–Duchémonos juntos cuando vuelvas– lo miró coqueto.

–Me agrada la idea– rio –Reki vino por Miya en la mañana. Entonces la casa es tuya–.

–De acuerdo– se mordió el labio –Kojiro– lo detuvo antes de que pudiera salir –Tengo algo que decirte. En realidad, yo soy...

–No me lo digas, por favor– lo detuvo –Eres el hombre de mis sueños. Y si para que sea así debo ignorar tu pasado, estoy dispuesto a hacerlo–.

Se fue.

El tritón soltó un suspiro y se hizo bolita.

Enserio había arruinado todo.

Se vistió y fue a relajarse a la playa.

Sentir como el agua acariciaba sus pies lo ayudaba a relajarse.

–Sabía que estarías aquí– escuchó a su espalda.

–Langa– le sonrió –¿Y eso que no estás con Reki?–.

–Oye, Reki tal vez sea el chico de mis sueños, pero tú eres mi hermano mayor gruñón– le dio un ligero golpe –Obviamente me preocupe al no encontrarte en casa de Kojiro–.

–¿Te asustó el que haya regresado sin ti?– lo miró.

–No eres tan malo– negó –Pero era claro que no estabas bien ¿Pasó algo? Ayer parecías divertirte–.

–Ese es el problema– suspiró –Emm, Kojiro y yo... Nos acostamos–.

–¿¡Qué!? Wow, eso suena no tan tú–.

–Lo sé– se hizo bolita –¿Qué demonios me pasa?–.

–Relájate– rio –No es malo, de hecho es divertido–.

El mayor abrió los ojos como platos.

–¿Tú y Reki...

–La semana pasada– respondió –Pero bueno, conociéndote, seguro tú fuiste el de abajo–.

–¡LANGA!– lo regañó.

–Perdón– sonrió –¿Entonces nos quedaremos aquí?–.

–¿Disculpa?– frunció el ceño.

–Pues a ambos nos gusta aquí. Tú tienes a Joe y Miya y yo a Reki. Es lo más lógico ¿No?–.

–Langa, nuestro destino está en el mar, no aquí. No podemos ser egoístas–.

–Lo he estado pensando y tal vez no sea tan malo– suspiró –Quiero decir, el egoísmo es subjetivo ¿No Por que ¿Nuestro reino no es egoísta al no velar por nuestra felicidad?–.

–¡No te atrevas ni siquiera a insinuarlo!– gritó –Somos los príncipes de los tritones y...

–¡Kaoru, te enamoraste de un humano!– lo interrumpió –No quieres cumplir tu destino. Y tal vez no deberías– se levantó –Solo piénsalo, desapareciste hace tres meses y nadie, además de mí, te ha buscado aún–.

–Pero Tadashi...

–No ha hecho nada– murmuró -Kaoru, enserio creo que deberíamos quedarnos. Piénsalo–.

El tritón mayor devolvió su vista al mar. Tal vez Langa tenía razón.






Las tropas marchaban.

Kiriko sonreía mientras los veía por el balcón.

–Hermana– apareció Ainosuke.

–Hoy iniciaremos nuestro viaje a la superficie–.

El peliazul sintió un escalofrío. Aún no sabía por qué, pero esa guerra no parecía traer nada bueno.

El Rey TritónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora