Capitulo cinco

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El Gato De La Guardiana

Capitulo cinco

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Decir que estaba nervioso era quedarse corto, pues aun no podía creer que Ladybug se había transformado en Marinette frente a él... Sí, ya lo sabía y aquello estaba más que claro, pero verlo por sí mismo le había generado un sentimiento extraño, como si le apretaran el corazón con la mano. Cerró los ojos, tratando de calmar dicha sensación e ingresó a la habitación de tonos rosados, y aunque había estado en ella la noche anterior, sentía como si hubiese pasado mucho tiempo.

En cuanto la chica bajó de su habitación por los bocadillos que prometió, Chat se vio rodeado de seres diminutos que lo observaban con curiosidad.

—¿Qué? —preguntó, inseguro por las miradas de los Kwamis.

—¿Va a dejar salir a Plagg? —preguntó Ziggy, juntando sus manos como pidiéndole por favor.

—Eh... —miró hacia ambos lados, tratando de evitar los ojos suplicantes del Kwami frente a él—. Nop —respondió, haciendo sonar la p, al final de la negación.

—¿Por qué no? —preguntó Orikko, algo confundido.

—Porque no puedo... —comentó, cruzándose de brazos, evitando caer ante la presión—... Su guardiana se enojaría.

—Pero llevamos mucho tiempo sin ver a Plagg... —se quejó Xuppu, el Kwami con forma de mono, que movió sus orejas para demostrar su frustración, haciendo que Chat cerrara los ojos para no dejarse manipular por esos seres que nada tenían de inocentes.

—¿Por qué quieren a Plagg? —interrogó, curioso de saber por qué querían tanto convivir con su Kwami.

—¡Porque todo es más divertido cuando estamos juntos! —exclamó Fluff, girando sobre su propio eje.

Bueno, Adrien no podía refutar nada contra esa respuesta. Plagg, sin duda, hacía su vida mucho más divertida.

—En otra ocasión... —les prometió—... lo dejaré venir con ustedes para que compartan, ¿les parece? —propuso y sonrió cuando todos festejaron, menos la Kwami de Ladybug que estaba de brazos cruzados— ¿Qué pasa... —pensó brevemente el nombre del Kwami antes de mencionarlo—... Tikki? ¿También querías ver a Plagg?

La pequeña moteada entrecerró los ojos, como si hubiera sido insultada con sus palabras.

—¿Y yo por qué querría ver a ese calcetín apestoso?

Ante la respuesta, Chat Noir no pudo evitar reírse, recordando cuando Plagg dejó un calcetín disfrazado, la noche que salió a reunirse con el resto de los Kwamis.

—¿Entonces?

—Estoy preocupada por ella —ante las palabras de Tikki, Chat decidió tomar asiento en el diván, apoyando ambas manos en sus rodillas.

—Sé que sabes lo que hice —comentó, refiriéndose a lo que había pasado en el colegio, a lo que la roja de motas solo afirmó—. No te preocupes, pondré todo de mí para que esto se termine hoy.

—¿De verdad? —exclamó, poniéndose prácticamente frente a sus narices.

—Sí... —confesó, bajando la mirada—... Sea quien sea, Ladybug, Marinette o la Guardiana de los Miraculous, es la chica que en verdad quiero y lo que menos deseo es verla sufrir por mi culpa. Si hay algo que yo pueda hacer para que todos los malos entendidos que hay entre nosotros desaparezcan, lo haré.

El Gato de la GuardianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora