Aquella era una noche completa e indudablemente perfecta, las estrellas y la luna decoraban el cielo de una forma hermosa, armoniosa e inigualable como hace mucho tiempo no se veía. Aquel escenario conjugaba de una manera tan maravillosa con aquel momento, un restaurante elegante, con personas elegantes, todo parecía sacado como de un libro o un cuadro pintado de la forma más magnifica. Pero sin duda alguna lo que más sobresalía de todos y todo, aquello que más brillaba y que indiscutiblemente era más hermoso que cualquier luna o estrella era él.
Aquel apuesto, carismático e imponente peliblanco que sin importar a donde fuera, se robaba la atención sin esfuerzo alguno, estaba ahí, hincado con un precioso anillo en la mano , declarando su amor abiertamente; sus ojos se llenaron de lágrimas ante tal escena, era como si el tiempo se hubiera detenido y no importaba nada, no había más que ese momento. Aquello que más deseaba en el mundo, eso con lo que siempre soñó Yuuyi, finalmente estaba pasando, solo había un error, no era el a quien se lo estaba proponiendo; sino a ella.
Todo le daba vueltas, lentamente sentía como un enorme hueco se expandía por todo su ser, se sentía como si le sacaran lentamente el alma, quería moverse, quería gritar, quería entrar en aquel lugar y gritarle tanto y tantas cosas, pero no podía; las lágrimas simplemente salían una tras otra mientras se limitaba a presenciar a la distancia aquel momento.
¿A dónde ir? ¿A quién buscar? Si el ya no tenía a nadie, estaba solo, pero no se podía quejar ya que era algo que se había buscado, su abuelo, sus amigos, todos le advirtieron que no se enamorara de él, que se alejara, que le haría daño y realmente lo intentó, quiso huir, quiso alejarse, pero sus encantos, su forma de ser, su voz, aquellos ojos azules que te penetraban el alma, todo lo de Gojo Satoru lo había intoxicado, se había adueñado de cada parte de él, de su corazón, de su mente, de su alma, de cada centímetro de su cuerpo y para cuando se dio cuenta, ya era demasiado tarde.
Tampoco es como que pudiera reclamarle algo, ¿Pero cómo aguantar ser nada para quien lo era todo para él?, Yuuyi sabía perfectamente cómo era Goju cuando lo conoció, sabia en lo que se estaba metiendo, lo que no sabía es que llegaría a tanto y tan lejos y mucho menos que dolería de esa manera. Para Goju aquello no era más que un pasatiempo, amigos de día y amantes de noche, pero para Yuuji eso se había convertido en algo más, mucho más…
Simplemente Yuuji se dio la vuelta, no sin antes dar una mirada rápida a aquel hombre que significaba no solo su felicidad, sino también su ruina y partió a casa, una casa que también le pertenecía Goju y que era su escondite para cuando quería sacar un poco de estrés. En esos momentos Itadori odiaba mucho a Satoru, pero se odiaba mucho más a él mismo porque sabía que lo seguiría esperando aquella noche y el tiempo que hiciera falta, que con el simple roce de sus manos con su piel o el susurro de su voz él caería nuevamente, se volvería a entregar, lo volvería amar.

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CONTROL
Hayran KurguYuji Itadori, un joven con una vida amorosa desastrosa, estando bajo el control absoluto del juego silencioso y secreto de Satoru Gojo, cansando y resignado a que siempre será igual, la vida una vez más le demuestra que todo puede ser incluso más de...