- Buenas tardes, soy el doctor Lee. ¿Algún problema con tu celo?
- Nah, doc. - el chino rio escondiendo su dentadura con la palma de su mano - No tengo ningun problema grave, me da un poco de vergüenza decírselo.
El atractivo doctor negó - Dime, no...
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Mingyu tenía razón, quedarse con Jun implicaba que al ser destinados en algún momento de la noche a él también le llegue su celo. La única manera de evitarlo era que Jun reduzca la cantidad de feromonas que emanaba. Sin embargo, no habían pastillas e ir a comprarlas implicaria dejar solo a un omega que, por la desesperación de no encontrar al alfa, salga a buscarlo y atraiga a alfas que solo le harían daño. No es seguro dejar a un omega solo durante, al menos, las primeras 8 horas del celo. Eso lo aprendió en los primeros ciclos de su carrera, y claro, aprendio que siempre existe una solución: necesitaba hacer que Jun se corriera de alguna forma y así reducir la cantidad de feromonas, correr a la farmacia, comprar las pastillas para al fin obligar al omega a tomarlas.
Y con todo el dolor de su corazón tenía que hacerlo.
Subió lentamente las escaleras en un acto de alargar la llegada a la habitación del omega. Las gardenias flotaban por todo el segundo piso. Unos toques en la puerta y la voz feliz de Jun habló
— Está abierto, alfa. ¡Pasa!.
Seokmin sintió una punzada en su ingle al ver a Jun con un polo holgado que por lo viejo que era resvalaba por aquellas suaves clavículas y mostraba su blanquecino cuello. No tenía pantalones, así que sus largas y esbeltas piernas lo saludaban de la manera más sexy posible.
— Alfa — habló sonriente el omega — ¿Te gusta la vista?
Amaba la vista
NO, ¡CONCÉNTRATE ENFERMO! Se recriminó a si mismo
— Cariño, ¿Qué tal si dormimos? — Lee habló nervioso mientras se sentaba en la cama y trataba de enfocar su vista solo en los ojos de Wen — Alfa tiene un poco de sueño. ¿Omega podría acariciar a alfa para dormir?
Jun exclamó con sorpresa, su omega puso ambos puños en la cintura y mortificado habló
— Omega no quiere que alfa duerma. Omega quiere que alfa lo folle.
Seokmin tuvo un nudo en su garganta y al instante sintió un cosquilleo en su miembro.
— J-Junnie... no v-vamos a tener ... eso. — habló nervioso — Eso solo lo tienen las personas grandes.
Trató de persuadirlo.
Obviamente, el omega era más atrevido.
— Alfa — habló firme — ya somos mayores de edad, ya somos grandes. Espera, — el omega miró unos segundos al techo como pensando — ¿Cuando hablas de grandes te refieres a que tu pene no es grande? ¿Acaso alfa tiene el pito chico?
Lee se sintió ofendido.
— ¡JunHui! No vamos a tener sexo. Así que obedece a alfa y a dormir.
El médico movió la delgada cubrecama y como niño pequeño se acomodó en el colchón y refunfuñando habló a Wen.