Resumen

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Título Alternativo: Antecedentes metodológicos de un despertar.

~*~

El aire era frío.

Sin embargo, no reconoce la sensación. Puesto que en sus extremidades, inmóviles y pesadas, podía sentir cómo se congelaban a través del cuero. Pero el aire, al entrar en su organismo, estaba caliente. Ardía en su tráquea y sucumbía en sus pulmones. Se adhería con parsimonia y se volvía aún más pesado de soportar. Sus senos nasales sensibilizaron el escozor por la dermis y el perineo de las fosas se sentían como heridas abiertas y sangrantes. Su boca estaba seca y pastosa, su lengua se sabía amarga y la saliva no pasaba por su garganta. Inhala y exhala. El aire sigue ardiente y corrosivo. Aun así, sus manos y pies estaban congelados y un escalofrío contundente atacó su espina dorsal.

Entonces, abrió los ojos. Era de día. Había un silencio absoluto que se veía interrumpido por sus respiraciones incómodas. El cielo estaba lleno de nubes grandes y grises, augurando la pronta llegada de una tormenta. Posiblemente aguanieve. El viento soplaba y todo el firmamento se veía deplorable lo vea por donde lo vea. El clima era frío, su cuerpo sentía frío. Pero el aire, al entrar a su cuerpo, era terriblemente caliente. El malestar y la confusión estaban convirtiéndose en verdaderos obstáculos para él en esos instantes. El suelo, terroso y húmedo era un ancla para el mar bravo en su cabeza.

¿Qué estaba pasando?, o mejor dicho, ¿qué había pasado? Su mente pintaba borrosas imágenes que iban de un lado a otro en su psique. Los recuerdos lo golpean contundentemente y gime exhausto. Se sentía como la mierda. Como si le hubieran puesto una montaña encima. Pero sabe que no fue así. Lo que sucedió fue que el maldito de Ethan Winters lo asesinó. Lo llenó de balas hasta el culo y se burló de él antes del disparo final. Antes de ceder al dolor y la evidente pérdida sólo podía maldecir, pensando en que Miranda había ganado. Había ganado sobre él.

Nunca sería libre. Nunca lograría un puto objetivo en su vida.

Había perdido, había muerto. Fue instantáneo. Nada de esas tonterías teológicas o paganas que llegaba a escuchar entre los aldeanos con cerebros lavados. No hay más allá. No hay paraíso. No hay infierno. No sabría decirlo. Simplemente frío en la inconsciencia absoluta. Entonces, ¿por qué volvía a ver el cielo nublado y a respirar? El aire seguía siendo frío por fuera, pero caliente al entrar en su sistema. Su cuerpo se sentía pesado y adolorido, pero seguía sus órdenes bajo control correcto. Obligándose a calentar las falanges y apretar la tierra bajo el cuero desgastado. Volvió a gruñir incómodo y adormilado. Para poco a poco poner más y más fuerza en sus antebrazos y levantar la parte superior de su cuerpo. Hasta quedar sentado con las piernas extendidas. Sólo llevaba su pantalón, playera, camisa, guantes y botas. Sus ojos ya comenzaban a quejarse por la exposición a la luz. Al menos no había sol.

De pronto, su garganta ardió con mayor ímpetu y su cabeza dio un vértigo mientras se balanceaba de un lado a otro su visión borrosa. El dolor fue ardiente, rápido y errático, estaba dentro de su cuerpo, concentrándose en su esternón. Como una pequeña combustión en hierba seca y moribunda. Se iba expandiendo más y más. Poco a poco, abrazándolo en un intermitente ardor que terminaba en un martirio doloroso. Lo sofocaba y exhalar se volvía una tarea excesivamente difícil. Su boca, seca y con sabor a anís, exudaba sus alientos. Virutas de vapor salían sublimándose en el frío aire. Él las sentía calientes, exageradamente calientes. Como si hubiese bebido un terrible destilado, ardiendo en su corrosiva composición libre a través de la carne. La respiración se volvió errática y todos sus sentidos se pusieron alerta. Las sensaciones pusieron su piel de gallina, el frío del exterior dejó de ser una importancia. Su cuerpo ardía por dentro. Quemaba y lo intoxicaba.

Sentimientos y otros Factores de SupervivenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora