número once

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No podía admitir que Jungkook le atraía de una cierta manera. Bueno, si, pero le avergonzaba, porque el tipo era un total idiota y a el no le gustaban los idiotas.

Pero era inevitable no fisgonearlo cada segundo. Su rostro era perfecto, su cabello azabache que cada vez estaba más largo, su piel pálida... Su anatomía.
Pero no, estaba mal. Se le olvidaba que estaba triste estando en aquel lugar de tan solo ver los fuertes brazos del hombre.

Y también había notado que esté tenía un carácter de mierda. Como el suyo.
Aunque tuvieran el mismo humor, no se podían llevar bien, ni siquiera se podían poner de acuerdo algunas veces para lavar la vajilla, porque terminaban mandándose al diablo entre ellos.

Jungkook se sentía tan confundido y frustrado que gruñía a cada segundo y tenía unas enormes ganas de tirarse de su cabello largo azabache, una simple razón, no entendía nada.
Algunas veces se sentía encantando con la belleza del Omega, con su ternura, por su manera de expresarse, por haber tomado mucha confianza con el ya que era la única presencia a su lado para acompañarlo en la soledad, pero algunas veces aborrecía todo aquello de TaeHyung, le frustraba simplemente, que de tan solo mirarlo rodaba los ojos. Pero su carácter era lo que le jodía. Era tan malditamente maleducado y grosero, y también un malagradecido el pequeño pillo.

Aquella mañana, habían despertado, había bajado para preparar algo para almorzar, pasaron unos minutos esperando en la enorme sala a qué la lluvia parara, porque anteriormente habían quedado de salir un poco para que el Omega conociera más el lugar, ya que se moría de la curiosidad, solo un poco.

—¿No quieres salir otro día? – dudo el Alfa leyendo un libro, sin prestar atención a su alrededor.

TaeHyung negó rápidamente mirando las gotas disminuir tras la sucia ventana. Entonces el contrario levantó la mirada: —En ese caso, puedes ir tu solo. –soltó Jeon.

—Eres un imbécil, Jungkook –le susurro sin que el otro le alcanzará a escuchar, o eso creyó.

—Lo que tú digas, Omega tonto. –respondió.

TaeHyung se recargo contra el cristal frío de la ventanilla, trazando con sus dedos helados figuras sobre el cristal húmedo gracias a la lluvia. Y por unos segundos, como una estrella fugaz, su familia paso por su mente.

Una pequeña mueca de tristeza se formó en los labios resecos se formó, su respiración se hizo más dificultosa. Miro por segundos quizás minutos por la ventana, observando como la lluvia empapaba toda la gardenia.

Suspiro frente la ventana, observando como el cristal se empapaba con su calor, rápidamente hizo un pequeño corazón en aquel lugar antes de que el calor de su suspiro se marchará, sonrió cuando el corazón comenzó a desaparecer. Se dio la vuelta caminando hasta el sofá donde estaba Jeon, tomo asiento a su lado dejando caer sus hombros con aburrimiento.

Me quedaré contigo ✧ kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora