𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑐𝑢𝑎𝑡𝑟𝑜.

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Wen KeXing decidió que no quería ir solo al bazar, así que un sábado en la mañana llamó a Zhou Zishu con urgencia, Zhou Zishu regresó tan pronto cómo pudo correr. A fuera de la casa se encontró Wen KeXing esperándolo.

-¿Qué sucede? ¡Ya estoy aquí!

-Ah Xu, ¿que te pasó?, parece que has corrido por tu vida.

-¿Mmm?

En ese momento Zhou Zishu sintió como si no recibí suficiente aire en sus pulmones cuando frunció las cejas, algo desorientado.

Wen KeXing se acercó a él, riéndose.

-Ah Xu... ¿siempre eres muy inquieto?

Zhou Zishu se quedó callado, viéndolo.

-¿Cómo podrías saber que pasaba, si me colgaste para llegar tan rápido?

-Solo... me preocupe -confesó.

Pero la incertidumbre de Zhou Zishu se esfumó cuando Wen KeXing se burló de él. Santo cielo, pero ¿Cómo es que actuó así desesperadamente ?. El sonido de la risa de Wen KeXing hizo que Zhou Zishu se avergonzara aún más, no sabía dónde meter la cabeza en un agujero como una avestruz para ocultarse.

-¡Argh! No te burles. Si conocieras las razones del porque soy así, lo tomarías en serio.

-No, espera Ah Xu, lo estoy tomando en serio -Wen KeXing trató de defenderse.

-Ya, olvídalo, solo dime para
que me llamaste.

-Te llamé para pedirte que me acompañarás a comprar algunas cosas.

-¿Qué?

-Ya se lo que dirás.

-Sí, sabes que no es adecuado.

&Lo sé, lo sé pero, vivir ya es lo suficientemente arriesgado, ¿no?, ¿Qué podría ser peor que eso ?, Además ¿Quién podría fijarse en dos hombres juntos a plena luz del día?

-Tú nunca vez lo malo, ¿cierto?

-Correcto -se limitó a reír-, ¿quieres venir conmigo?

-No.

-¿Quién podría salvaguardar de mí?

-Por eso estamos intentando desviar el ser atrevidos con eso, ¿no?

-Porfavor, Ah Xu.

Sin cuestionar, Wen KeXing le rogó con la mirada. Poco después Zhou Zishu levantó una ceja sintiendo.

-Ok, bien, iré contigo -se resignó a qué no podía ganarle la batalla.

Zhou Zishu ahora ya no podía negarse con cosas que tuvieran que ver con Wen KeXing, aunque en esta ocasión, sabia que no debería de hacerlo porque no era nada cuidadoso que los vieran juntos, pero era difícil, tomando en cuenta que la insistencia de Wen KeXing no lo dejaría perder de nuevo. Zhou Zishu llevó una gorra negra y un cubre bocas para no ser llamativo.

A fuera, Wen KeXing tomó el carrito de compras y entró al bazar. Con Zhou Zishu a su lado, recorrió con lentitud los pasillos. Sin ningún conocimiento, ni saber que frutas, verduras o comida empaquetada podrían ser adecuados, o al menos poder recomendar, Zhou Zishu sólo pretendía mirar con atención y al mismo tiempo cruzaba los departamentos en silencio, algo así como un niño acompañando a su mamá.

Wen KeXing tenía muchas ideas de que comprar para la cena y también para llenar al alacena. Mientras Wen KeXing se fue, no si antes de encargarle el carrito de compras, Wen KeXing se fue a revisar los refrigerios. Zhou Zishu se quedó parado en el departamento de dulces, cuando de repente una voz a su lado llamó su atención; una niña de alrededor de ocho años se quejaba.

𝑻𝒖, 𝒎𝒊 𝒂𝒍𝒎𝒂.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora