𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑐𝑖𝑛𝑐𝑜.

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Zhou Zishu quería arrepentirse de esa desición, pues, si su hermano Ye Bai Yi regresa a casa, estaría en problemas. Aunque no es como si supiera mucho acerca de la vida que lleva su hermano fuera de Sichuan. El podría estar bien, o no podría estarlo, Zhou Zishu quería saber en qué situación su hermano está llevando ahora, pues si le ocultaba algo malo, su excusa de verlo, solo podría ser más por querer a ayudarlo.

Algunas veces se siente excluido cuando Ye Bai Yi toma decisiones sin comentárselo, no son hermanos de sangre, pero entonces se supone que ¿su lazo no es más poderoso aún?

Zhou Zishu casi no deja de pensar en su hermano, pero al poco rato se da cuenta que no debe hacerse un lío y espera siempre su regreso.

A los pocos días, Zhou Zishu tenía que lidiar con cosas diferentes a las que creía que jamás pasarían, pues ahora descubrió que Wen KeXing es un guerrero elocuente, el significado que Wen KeXing le da a la vida va más allá de su entendimiento, pero es sólo un niño cómo el, es que no hay mejor padrino que un buen vecino, el ser jovial creó qué era la clave, ya después de unos días Zhou Zishu comenzaba a creerlo.

Cuando Wen KeXing se mudó, no obstante aunque a Zhou Zishu había admitido que podría ser una gran idea, por más que intentaba acércarse más a él, en los primeros días, sentía pena y así sólo terminó por rendirse.

A esperar a que Wen KeXing, como siempre, fuera hacía él y animará sus perezas y su humor como el primer día que lo conoció. Lo necesitaba, desde pequeño, Zhou Zishu siempre quiso tener un amigo como él, ser rodeado de una alma diferente.

No quiere acostumbrarse, pero tampoco puede evitarlo. La ilusión puede ser corta, si el corazón es débil.



Wen KeXing despertó con ganas de molestar a Zhou zishu en la mañana. Se echó su sábana a los hombros y salió a buscarlo directamente a su recámara. Abrió la puerta sin tocar, desde que vive con él, Zhou Zishu deja la puerta de su recámara sin seguro por si algún día no deseado, algún baladrón entre a la casa y así no se le hará difícil a Zhou Zishu salir rápidamente y proteger a Wen KeXing primero, antes qué a él.

Sonrió como un niño aproximándose a su presa de una travesura. Pero se detuvo al ver la cama vacía, tenía la idea de saltar sobre de él y escuchar esos quejidos de molestia que siempre le alegran la vida, pero no pasó.

Salió a buscarlo y lo encontró en la cocina, apoyado en el refrigerador y mirando fijamente el sartén y las verduras ya cortadas. No se había ni arreglado el cabello. Zhou Zishu no notó la presencia de Wen KeXing solo hasta que él le tocó el hombro y Zhou Zishu se sobresalto, viéndolo sorprendido por unos segundos.

-Ah Xu, ¿qué estás haciendo?

Zhou Zishu pasó la mirada de Wen KeXing a el sartén y luego dejo el cuchillo en la estufa. Casi batallaba por hablar, pero luego de unos segundos, olvidó que no tenía que ser tan cortés con él y dijo:

-Te quería preparar el desayuno, pero lo siento, olvide la receta que me enseñó mi Gege.

-No te preocupes Ah Xu, si quieres, yo te enseñaré con calma mis recetas favoritas para que nunca las olvides.

Su tono de voz hizo que Zhou Zishu lo volvería a mirar y sonriera.

-Siéntate, te prepare algo.

Zhou Zishu obedeció. Dió unos pasos hasta la mesa del comedor. El clima frío era soportable, pero de pronto hacía demasiado frígido. En los edificios había una luz pálida del amanecer que pegaba sobre ellos.

Zhou quería comenzar una conversación, porque no ha sido demasiado bueno para hablar de él cuando están juntos, más sobre conocer sus quejas, sus dudas y hasta su pasado, y ahora que lo piensa, Wen KeXing apesar de hablar mucho, jamás ha dicho algo referente a él. Si eran amigos, debían demostrarlo, era mejor estar más juntos en las cosas malas para aprender de si mismos.

𝑻𝒖, 𝒎𝒊 𝒂𝒍𝒎𝒂.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora