Para esta historia tenia ganas de tener tres parejas, pero la tercera no me causa muchas ganas de comenzarla aún, así que pondré otra... a lo cual creo que ya se dieron cuenta de cual es.
Ariel.
Al terminar todo el problema con las cámaras, los padres de la familia, llamados así por Lilí, decidieron dejar las clases privadas de ruso para después ya que uno de ellos al fin podría comer, todavía no recordaba los nombres de cada uno y se me hacia un poco incomodo tratar con ellos al no saber sus nombres, gustos o su actitud, aunque quede un poco sorprendido al notar como dejaban pasar con total tranquilidad el hecho de que ahora estaba vestido como mujer, la tela era bastante cómoda, bonita y lo único era que me dolían las orejas por ser perforadas por primera vez.
Camine con las sirenitas a mi camarote, donde esperaba poder poner una película y dormir hasta que esta caja de chatarra llegara a tierra. Jamás había volado en una de estas cosas pero he tenido tantos trabajos que ya he tenido la oportunidad de conocer sobre avionetas, carros, computadoras, cámaras de grabación, seguridad y música.
Pase al lado de una pareja que mantenía entre ellos a una pequeña bebé de cabellos rubios, que hacía pequeñas burbujas con su pequeña boca, la mujer parecía emocionada mientras el hombre reventaba las pequeñas burbujas de saliva, lo cual parecía un poco asqueroso.
Mire nuevamente a mis sirenitas, sonriendo cuando estas nadaron felices, las tenia por un largo tiempo y siempre las he cuidado, deseaba que al llegar pudiera comprarles nuevos amigos y compañeros de juego.
Llegue después de un largo recorrido al haberme perdido encontrando al capitán frente a la puerta jugando con los botones de su saco, su cabello castaño engominado se mantenía hacia atrás, mientras su entrecejo como desde el comienzo estaba fruncido.
- Le saldrán arrugas, capitán - levanto su rostro haciendo que al fin pudiera notar el color ámbar de su mirada, aun se mostraba serio pero si esa es su mirada nadie se lo puede quitar, mi cubículo no era tan grande como los demás pero si era bastante especioso para entrar dos personas y una pecera - ¿Quiere entrar?
Un pequeño asentimiento y preferí entrar dejando a las pequeñas sirenitas sobre una pequeña mesa bajo el televisor, me debía acostumbrar a sentarme con un vestido así que lo alisé un poco antes de dejarme caer dejando mis piernas apretadas.
El silencio reino y preferí simplemente recostarme sobre la mesa a ver mis pececitos, algo me decía que no le agradaban las alturas, siempre estaban nadando mucho y ahora estaban algo quietos, observando todo su alrededor con intriga. Esperaba no se llegaran a enfermar, pues no tenia dinero para poder buscar un veterinario.
- Lamento el haber duda de sus amigos, se que he pedido disculpas pero no creo que un perdón resuelva el problema y el haber amenazado con reportar a la ley - su voz era ronca y sus manos seguían un juego entre sus mangas, preferí no levantarme así que seguí en la misma posición.
- Ellos ya lo han dejado pasar, no se preocupe, son personas de buen corazón y como ellos han dicho lo único que temían era llevarlo a casos mayores - levante una de mis manos notando el pintauñas verde y como la uña del dedo índice tenia en letras pequeñas negras mi nombre.
- Usted tiene conocimiento en aviones ¿trabaja en alguna aerolínea?
- No, simplemente he tenido muchos trabajos y en uno de ellos tuve la oportunidad de aprender, no creí que alguna vez me fueran a funcionar - voltee a verlo por un momento notando como este mantenía atención a mis sirenitas - ellos son Pan, Cash y Boo.
- ¿Cómo los logra diferenciar para colocar nombre a cada uno? - se acerco a donde me encontraba recostando su barbilla sobre sus brazos - son muy hermosos pero no logro notar alguna diferencia.
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Oculto pero Dulce (Gay Love)
RomanceEl puesto social se podía olvidar si encontrabas el trasero adecuado y el martillo correcto en el cual cabalgar. Encontramos a cuatro personas que prueban a sus familias al querer abandonar sus puestos sociales, que importaba ser conde o condesa, p...