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No sé cómo he podido dejar que Noah me haya convencido de estudiar en su casa. Si Dani o Eli llegan a aparecer creo que me moriré. Aún no he conseguido hablar con él. Aunque ahora que Noah y yo estamos juntos... Ya no sabría que decirle.

Me acerco a su casa, prometiéndome que no me dejaré embaucar por él y estudiaré. Temiendo que si no lo hago, tenga que pasarme la noche en vela haciendolo.

Suena algo de música, proviniente de la planta de arriba, supongo que de su habitación. Aparte de eso no se escucha nada mas. Llamo, cruzando los dedos, esperando que sea cierto que no estará Dani. En menos de un minuto, Noah abre, vestido con la misma sodadera negra, con la que vino a clase esta mañana

- Ufff. Vienes demasiado guapa para que pueda concentrarme con el Becquer ese... ¿Seguro que quieres estudiar? - Pregunta cerrando la puerta tras de mí. Sus rodean mi cuerpo, posando sus manos en mis nalgas.

- Mmm. ¿ Ofreces algo mejor? - tiento rodeando su cuello con los míos, revolviendo su pelo, con la llema de los dedos. Sus labios me responden con un apasionado beso, dejándome llevar por ellos, consciente de que estudiaremos poco, si no le pongo freno ya.

- Muy tentador... Pero prometiste que estudiaríamos.

- Ok. - dice sin separarse apenas de mi. Eh... ¿quieres beber algo? - Ofrece y yo afirmo con la cabeza.

Tras abrir la nevera, sacar unos refrescos y preparar un par de sanwiches, subimos a su habitación, que sigue tan vacía como hacía un par de días, solo está vez la cama si está hecha y la mochila descansa apollada, al lado del escritorio. Deja los refrescos sobre este y le da un mordisco al sanwich.

- ¿Seguro que hay que estudiar?- pregunta aburrido tumbándose en la cama.

- Pues si no quieres que me vaya ... Si.

Apaga la música, poniendo morritos de enfado y saco los apuntes. Dándose por vencido, se pone en modo serio y empezamos a repasar.

Pasa casi una hora, y apenas hemos adelantado la mitad, cuando empieza a bostezar de nuevo.

- Esa parte yo me la salto, luego me lo resumes, que me voy ha echar una siesta - dice levantándose de la silla y acomodandose en la cama, poniendo el libro sobre la cara, simulando dormir.

- Noah... No empieces, a mi también me aburre.

- Pero no es mañana, y esto es un coñazo, no le encuentro el sentido. - dice mientras se incorpora, sobre los codos.-A ver... Los libros, la pintura, se supone que esta para disfrutarla, no para estudiarla. A mi que mas me da de que se haya muerto o cuando. Y además solo cuentan las desgracias. Que si uno se vuelve loco y se corta una oreja, y que el otro estaba obsesionado con la muerte y se encierra en casa. Si yo consigo hacerme famoso, me voy a tener que suicidar, si no, seguro que no vendo un puto cuadro.

- Pues yo no voy a dejar que te suicides, así que olvidate de vender ningun cuadro.

- Admítelo, tengo razón. En mi biografía no puede poner, que me casé y tuve tres hijos, que viví felizmente hasta los 90 años, y que fallecí una noche mientras dormía ¡Eso no vende! Tendrás que dejarme y después yo, amargado por la crueldad de la vida, le daré a las drogas... Pintaré cuadros raros, que nadie entenderá, ni comprará. Me arruinaré y tendré que vender lo poco que tengo y viviré como un vagabundo pidiendo limosna. Años más tarde, mi cuerpo aparecerá, en el fondo del río, donde unos mafiosos lo han tirado por un ajuste de cuentas. Entonces si me haré famoso y sé venderán todos esos cuadros raros, que ni yo compraria, pero como nunca te dare el divorcio, serás una viuda millonaria y con una mansión en Las Bahamas.

- Con esa imaginación también podrías hacerte guionista, pero no le encuentro la gracia. Además, ya le das a las drogas sin ser famoso. - declaro sería, aún que en el fondo me hace mucha gracia su melodrama.

El KillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora