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- Vamos, ¡ya queda poco! - ánimo a mi nueva amiga a seguir corriendo.

- Se nota que a ti no te pesa el culo.- dice jadeante.

- No digas tonterías Dina, has adelgazado un montón, y demasiado rápido diría yo.

Hace un día estupendo, el sol brilla en el cielo y la temperatura es perfecta.Pero a pesar de que el día fuera maravilloso, la carrera nos estaba agotando a las dos. Dina, esta completamente exhausta, con la respiración entrecortada y esforzándose por dar los últimos pasos.

Mientras nos acercamos al final del recorrido, veo a un grupo de chicos divirtiéndose y haciendo piruetas con sus skates, tan concentrados en sus trucos que dudo que ni siquiera nos vean acercarnos. Rápidamente, me aparto pegándome a la barandilla.
Mientras uno de los chicos se abalanza de frente contra Dina, haciéndola tropezar y caer al suelo

- ¡Cuidado Dina!- grito demasiado tarde, viéndola tirada en el suelo.

Me quedo paralizada por unos segundos, pero rápidamente me acerco a ella para asegurarme de que este bien. El chico, quejándose de la espinilla, también se levanta y se disculpa por lo sucedido. Sin perder tiempo, extiende su mano para ayudar a Dina a levantarse.

- ¿Estás bien?

- Si... - contesta ella aturdida. Su cara se pone colorada al momento, mientras toma la mano que el chico tiene tendida y la ayuda a levantarse.

_ ¿Estás bien, Dina? - pronuncio inquieta.

- Si, si, estoy bien.

- Podíais tener un poquito de cuidado de por dónde vais ¿No crees? ¡Que la calle no es vuestra! - mi voz suena demasiado dura con el chico, que se ve claramente arrepentido.

- No pasa nada, Auri, de verdad estoy bien. - dice ella , con la cabeza baja, sacudiéndose el trasero.

- Espero volver a chocarme contigo otro día, Dina. - dice el chico, recogiendo la gorra que se había caído al suelo, tapando con ella sus dorados rizos, guiñándole un ojo.

La miro a ella, que sonríe, más colorada aún, muerta de la vergüenza, y vuelvo a mirarle a él, que se monta en su skate, voltea la cara para mirarla, sonriendo.

- ¿Le conoces? - formulo viendo que salen chispas entre los dos.

- No, solo le he visto un par de veces, pero... No le conozco.

- Pues parece que él ahora a ti, sí. Menuda mirada que te ha echado. Dina.- Recalco su nombre, haciéndola notar que el también lo ha hecho. Ella sonríe nerviosa, deseando desaparecer. - La verdad es que es un chico muuuy mono. - suelto, ganándome un codazo de mi amiga.

Cansadas y doloridas, dejamos de correr. dirigiéndonos a paso lento a la cafetería donde solemos tomarnos algo para reponer fuerzas.

- ¿Puedo ser sincera contigo?- pregunto, esperando que ella lo sea conmigo.

- Claro, ¿Que pasa?

- A lo mejor me estoy metiendo en donde no me llaman, pero estoy preocupada por ti. - afirmo con toda la sinceridad que puedo. Ella me mira, sin saber a qué me estoy refiriendo.

- Preocupada ¿Por qué?

- Tu ... peso, Dina - aclaro, haciendo que se ponga tensa.

- Estoy a dieta, eso es todo.

-Ya bueno, creo que estás bajando de peso demasiado rápido, no te veo comer nada en el recreo, y a estas horas tomas solo un te sin azúcar.

- Es solo dieta, estoy bien. No estoy haciendo ninguna tontería. - se pone a la defensiva, lo que me hace pensar que no es realmente cierto, pero no sé muy bien que debo hacer.

-Ok. No te diré nada más. No hace falta que te pongas asi. Aparte de que debiéramos ir a comprar ropa nueva. Esa camiseta te queda ya como un saco.

- Si, en eso sí estoy de acuerdo contigo. Esta camiseta me queda horrorosa. - sonríe, mientras saca del bolsillo el móvil que ha empezado a sonar.

- ¿Que pasa Dina?- La pregunto a ver cómo se pone tensa.

-Es Lucas, debe estar por aquí. -dice con cara de preocupación sin darme más esplicaciones.

El silencio se apodera entre nosotras, no se qué dice ese mensaje ni se qué se supone que tengo que hacer.

-Si quieres irte... Lo entiendo. - Se cómo es Lucas, posiblemente ella no quiere que el la vea conmigo y terminar estando también en su lista de marginados.

-No, no me da igual. Estoy aburrida de las tonterías de Lucas. No soy su perrito faldero.

- Ok. Solo espero que no te estés metiendo en ningún lío.

La puerta de la cafetería se abre a mis espaldas, formándose alboroto con la gente que está entrando.

- ¡No mires!- Pide Dina escondiendo su cara tras su mano, tratando de disimular que que de repente se a puesto colorada.

- ¿Que pasa? - Pregunto suficientemente bajito para que solo ella me oiga, esperando que no sea Lucas el que está entrando.

- Los chicos de antes, acaban de entrar.

Le da un sorbo a su te, intentando ocultar así su nerviosismo. Sonrío. Esto promete.

La tentación por darme la vuelta es demasiado grande, así que con una mirada furtiva, los veo acercarse a la barra para pedir algo,p aprovechando que estando de espaldas no deberían darse cuenta.

-¡Pues no están nada mal! - bromeo con Dina, mirando las espaldas de los seis chicos.

Ella no puede ni mirar, muerta de la vergüenza.

- Tu mira a quien quieras, pero al rubio me lo he pedido yo. - dice agachando la cabeza para no ser vista.

- Todo tuyo. Solo me recreaba la vista Yo con Noah tengo suficiente. - Solo con el hecho de pronunciar su nombre, siento que ya le echo de menos.

- Pues tu rubio está mirando.-aparto rápidamente la mirada al ser descubierta infraganti, y me centro en mi copa de jugo, prácticamente vacía.

Ella, coloca su pelo, mantenimiento las manos ocupadas, ocultando torpemente la sonrisa, mientras ellos, con un par de bandejas en las manos, se acercan por el pasillo que hay formado entre las mesas. El rubio, se queda rezagado, quedándose el último de los seis.

- Hasta luego, Dina.- Dice este ignorando totalmente mi presencia.

Yo me río, sintiéndome invisible y ella esconde la cara entre sus manos.

- ¿No es esa la chica de Noah? - Oigo que pregunta uno de de los chicos a otro.








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