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- ¿Te apetece correr esta tarde? - pregunta temeross Dina, acercándose a mi mesa, justo antes de salir al recreo.

No entraba eso en mis planes, pero haría cualquier cosa antes de quedar hoy con Noah.

- Claro, estupendo. ¿A las cinco donde ayer?- Dina asiente y sonríe.

- ¡Estupendo! A las cinco entonces.

Noah, nos mira la una a la otra como en un partido de tenis. Ella, le mira, y rápidamente se da cuenta, que por parte de Noah no es bienvenida y despidiéndose de mi, decide dar la vuelta a marcharse.

-¿Desde cuándo sois amigas? - su voz es una mezcla entre molestia e incredulidad.

Me encojo de hombros, sin querer contestar a eso.

- ¿y piensas quedar conmigo hoy, o estarás demasiado ocupada con la gorda esa?

- ¿Como puedes ser tan imbécil? - pregunto ofendida mientras el frunce el ceño, intentando entender mi enfado.

- ¿Y que he hecho ahora?

- Pues ... No sé. Escríbeme y ya veremos si te contesto o te dejo en visto.

- ¿Así que es eso? Ok lo siento. No sabía que ahora te daba esplicaciones.

- No, mejor no me las des. Creo que prefiero no saber en qué asuntos te metes.

- ¡Joder! No necesito otra madre ¡vale!- aparta su mirada bruscamente, golpea la mesa y sale del aula sin esperarme.

No iré detrás de él, ni pienso esconderme en el baño. Aprieto mis puños con frustración, tiene razón, ni soy su madre, ni el es un bebé al que haya que vigilar. Me mantengo en mi sitio, sentada, saco el libro de literatura para dar el último vistazo, pero es solo una perdida de tiempo. Asi que, dándome por vencida, saco mi móvil y me centro en mirar tic tocs. Paso la siguiente media hora, viendo cómo varias chicas hacen la coreografía de moda, y el mismo audio tonto, usado mil veces en videos cortos, que deja de ser gracioso la tercera vez que lo escuchas. Poco a poco todos vuelven a clase, todos menos Noah, que a debido decidir saltarse el examen de literatura, para el que obviamente no había estudiado.

Durante los siguientes cincuenta minutos, escribo todos los datos, que he conseguido retener. La absurda conversación con Noah sobre las formas de morir, parecen haberme ayudado a retenerlo. Desgraciadamente, no se encuentra a mi lado, y hace que me desconcentre constantemente. Pasan los minutos, mis compañeros comienzan a levantarse y a entregar sus exámenes, a la que yo, cada vez más estresada siento que no lo terminaré a tiempo.

Levanto la cabeza, para comprobar los minutos que me quedan para terminar. Aún me quedan cinco minutos, cinco minutos que tendrán que ser suficiente para explicar los rasgos literarios de las obras de José Cadalso.

- ¿Se te perdió el guardaespalda? - pregunta Lucas con voz socarrona al pasar por mi lado antes de salir por la puerta de atrás.

Un sudor frío recorre mi espalda, y bufo ante las ganas de gritarle que me arden en el pecho, volviendo la mirada a la hoja.

Las siguientes dos horas, me sorprendo a mi misma mirando la silla vacía que ha dejado Noah. Decido escribirle para asegurarme que está bien, miro su wassap, con intención de una vez más caer rendida si hace falta, y disculparme por mi escena de celos, pero le veo en línea, y no es conmigo. Puede ser con cualquiera, me digo, pero obviamente está bien, así que tomo la decisión más acertada y apagó el móvil. Tratando en vano de concentrarme en las clases de matemáticas e informática.

Terminan las clases y enciendo el móvil teniendo alguna esperanza de ver algún mensaje suyo, pero no. Miro su chat y sigue en línea. Seguramente estará por ahí, fumando de nuevo. Dina vuelve a acercarse a mi, cuando ve que ya todo el grupo de imbéciles se ha marchado, intentando evitar que estos la vean hablando conmigo.

El KillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora