Cap 22. LA HIERBA ROMPE CORAZONES PARTE 1

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El tercer sol sin Ryu relucía en un cielo limpio y profundo.

Ranma estaba pensativo escribiendo un par de líneas en la carta que mandaría a Nerima, estaba decidido a quedarse el tiempo necesario en Kyushu, sinceramente no le importaban las quejas que Ukyo pudiera  hacerle, es mas lo veía como una oportunidad de hacerla enojar lo suficiente para que decidiera  abandonarlo.

En el mismo sobre anexó tres cartas una para su inesperado amigo Kuno, otra para Nabiki y la última para sus padres.

—Joven los alumnos han llegado —interrumpió Hideaki asomando su rostro por la puerta de la habitación improvisada.

—Un momento por favor —respondió el chico de trenza tomando un sobre en sus manos.

EN NERIMA

Ukyo abría el negocio como de costumbre mientras un joven de ropas chinas se acercaba a ella.

—Mi maestro le envía esto —interrumpió un joven calvo y de lentes cuadrados mostrando una pequeña caja.

—¿Tan rápido? Que bien —dijo tomando el paquete.

—Me dijo el maestro que le recordara que debe tener cuidado en prepararlo  si abusa de su uso podría enfermar de verdad —advirtió el chico.

—Ya lo sé gracias —respondió entregándole unas monedas.

La castaña entró al restaurante y puso el paquete sobre la mesa desesperadamente lo abrió rompiendo la cinta con el que venía cubierto, por un momento sostuvo el sobre de té herbal en sus manos, sabía que tenía que prepararlo en pequeñas cantidades para que la enfermedad se viera real, pero confiada y decidida tomó una cafetera con agua limpia y vacío todo el contenido de aquella preparación.

—No hay tiempo para que se vea natural, necesito hacerlo regresar ya —comentó decidida.

Por otro lado un hombre recogía sus pasos por una calle que le traía gratos recuerdos.

—Vaya este lugar está cayéndose, es una lástima —dijo el hombre mirando su antiguo consultorio.

Acercándose a la valla de madera un tanto rota comenzó a tirar de ella para abrirse paso y poder entrar.

—¡Suelte eso! —exclamó una dulce voz.

El hombre dejó de jalar el trozo de madera y volteó a ver a la mujer que permanecía observándolo sin reconocerlo aún.

—¿Kasumi eres tú? —preguntó acomodándose el par de gafas en su rostro.

—¿Doctor? —respondió acercándose a él.

EN KARATSU

Un joven pelimorado había encontrado su primer destino de la larga lista que tenía pendiente, colocó su mochila en aquella bodega de granos y comenzó a trabajar de cargador.

EN NERIMA

Mientras tanto algunas personas  tocaban la puerta cerrada del local de panes.

—Parece que el espíritu de las ventas se está tomando un descanso —dijo una castaña sentada frente a la plancha.

Un teléfono sonaba insistentemente en la parte superior del local.

—Dice cerrado ¡¿Qué no saben leer?! —cuestionó molesta Ukyo preparando el pedido de la joven.

—Es lo bueno de ser cliente especial —sonrió Nabiki apoyando su mejilla sobre la palma de su mano.

—No sé como entraste pero es lo único que haré hoy, no me siento nada bien —advirtió la chica aumentando la flama a la plancha.

—Deberías ir al médico Ukyo —agregó fingiendo interés.

—Solo necesito descansar, espero que no sea una recaída sería horrible y más sin Ranma conmigo —se lamentó.

El teléfono sonó de nuevo y la chica de la espátula sirvió el pan de Nabiki y corrió a responder el teléfono.

—¡Cuando termines apagas la luz! —indicó Ukyo antes de desaparecer por la puerta.

— ¡Ukyo te faltó mi café! —gritó Nabiki agitando su termo antes de mirar la cafetera frente a ella.

En la casa de los Tendo dos personas tomaban el té.

—¿Cómo vio a mi padre doctor? —cuestionó la mayor de las Tendo.

—No te voy a negar que su estado de salud es delicado, pero a decir verdad creo que se mantiene estable y eso es bueno, con medicamentos y reposo podrá tener una vida tranquila. —explicó el galeno.

—He estado muy preocupada por él creo que le ha afectado ver como la casa se ha quedado vacía. —menciono Kasumi sirviendo más té caliente.

—Comprendo tu sentir, lo bueno que el señor Saotome sigue estando a su lado creo que eso le hace mucho bien. —agregó tomando la taza entre sus manos.

—Si son muy buenos amigos todos los días viene a verlo y se va cuando papá se queda dormido —relató Kasumi dejando de lado la tetera.

—Me alegro mucho. —dijo soplándole al té.

—¿Piensa quedarse? —soltó curiosa tratando de disimular su ansiedad por saber la respuesta.

—No Kasumi, solo vine a revisar el lugar y hacerle unas mejoras —explicó y bebió de la pequeña taza antes de confesar sus intenciones— pienso vender la propiedad.

—Debe ser lindo vivir en Osaka. —le fingió una sonrisa.

—Si es lindo, es muy distinto de aquí —aclaró su garganta evitando cruzar miradas.

—Me alegro por usted —mintió y sirvió galletas sobre un plato—¿Gusta otra galleta doctor?.

—Gracias. —tomó una y se quedaron en silencio.

Ninguno se atrevía a tocar cierto tema que le resultaba sensible a ambos.

HACE UNOS AÑOS.

El tren se alejaba de la estación mientras un grupo de personas sacudía pañuelos blancos como despedida, entre la gente la mayor de las Tendo sostenía un pañuelo azul que no se atrevía a levantar. Por la ventana del tren el doctor se despedía con la mano.

Las palabras del doctor seguían en la cabeza de Kasumi mientras inmóvil veía el tren alejarse cada vez más.

—Mi madre ha muerto y quiero honrarla el resto de mi vida y creo que este nuevo empleo es la oportunidad perfecta para hacerlo, no quiero quedarme como un ermitaño Kasumi, yo de verdad quiero una familia y compartir mi vida con alguien que me entienda y me haga sonreír —confesó apretando fuertemente el trapo de tela entre sus manos— Kasumi tú…—tartamudeo— ¿Tú quieras ser mi familia?.

Desde ese momento esa imagen en el consultorio se mantenía intacta en su cabeza, esa misma semana el doctor Tofu preparó todo para su mudanza.

Entre los dedos de la joven un boleto sin usar se quedaba como recuerdo de una confesión que no tuvo un final feliz.

DE NUEVO AL PRESENTE.

Un joven con dinero aparecía por la puerta de la casa Tendo interrumpiendo el silencio incómodo que se mantenía entre Kasumi y el doctor Tofu.

—¡¿Hay alguien en casa?! —exclamó una voz familiar.

—¿Pero que sucede Nabiki? ¡¿que te sucedió?! — Preguntó Kasumi exaltada.
Entrando venía Kuno sosteniendo a Nabiki que trataba de dar pequeños pasos.

—De repente se mareo y dijo que le dolía mucho el pecho, de un momento a otro se desmayo—refirió el joven— mi doctor la revisó y dijo que debía ir a una clínica pero ella se puso de necia y prefirió que la trajera a casa.

—Solo es estrés —balbuceo ella tocando su pecho— debe ser el trabajo excesivo que hago.

—Nabiki mírame. —ordenó el doctor Tofu acercándose a mediana de las Tendo.

—¿Usted que está haciendo aquí? —preguntó extrañada.

—Déjame revisarte ya tendremos tiempo de hablar. —Agregó el doctor sosteniendo del otro lado a la joven.

—Vamos a llevarla a su cuarto. —sugirió su hermana mayor.

EN KYUSU

En el gimnasio Tora una clase estaba terminando y dos chicas llegaban al gimnasio.

—¿Akane ya hablaste con él? —preguntó Emiko deteniendo el bulto de box frente a su amiga.

—No he tenido tiempo —Suspiro la joven golpeando suavemente el saco.

—Es muy fuerte —señaló la pelivioleta mirando al otro extremo del gimnasio.

—Si siempre ha sido el mejor —agregó Akane sin interrumpir su entrenamiento— es muy difícil que el pierda un encuentro, justo ahora no puedo recordar alguna derrota de Ranma —explicó mirándolo.

—Seguro que tu le darías una paliza —insinuó a su amiga.

—Le he dado varías —sonrió la menor de las Tendo.

La risa de ambas llamó la atención de todos en el lugar.

—Hasta aquí llegamos, nos vemos mañana —Interrumpió Ranma tomando una botella de agua.

—¿Akane te estás burlando de mi clase? —se acercó molesto.

—¿Desde cuándo eres maestro?.

—Se le ocurrió ayer en la noche al señor Akiyama dijo que sería bueno tener a alguien como yo encaminando a los nuevos peleadores.

—¿Y tu casa? —cuestionó levantando la ceja.

—A pues mi casa ahora está aquí—dijo abriendo las s brazos y observando el gimnasio— es un lugar cómodo ¿no crees Akane?.

—Ranma ¿que está sucediendo? —volvió a cuestionarle.

—Bien creo que es el momento indicado para explicarte.

EN NERIMA

—¡¿Dónde está?! —exclamó horrorizada una chica lanzando cosas en la cocina de su restaurante— ¡Esa!.

En casa de los Tendo los cabos estaban atándose con la realidad.

—Eso esta muy sospechoso, nadie se enferma así por un té —opinó Kuno recargado en la puerta del cuarto de Nabiki.

— Es que no es un simplemente un té —agregó el doctor abriendo el termo  de la joven

—Huele horrible — opinó el joven adinerado.

—Su olor es lo menos desagradable de este hierba, ha sido utilizada para provocar la muerte, se le conoce como “la hierba rompecorazones” es una planta muy tóxica de origen asiático—explicó el doctor.

—¿“Rompe corazones”? ¿Tiene algo que ver con el amor? —preguntó extrañado.

—Para nada su nombre científico es gelsemium y se conoce así porque su ingestión produce arritmia cardíaca —contestó pensativo— si alguien quisiera provocarle la muerte a alguien solo le tiene que dar grandes cantidades y todo parecerá un simple infarto.

—Debemos decirles —refirió Kuno tocando la manija de la puerta.

—Dejemos que descansen por hoy, con lo que le di será suficiente por hoy mañana temprano le traeré el remedio para desintoxicar su organismo —señaló deteniendo al chico.

—¿Por qué Ukyo querría envenenar a Nabiki? —le preguntó.

—Mañana mismo iré a ver a Ukyo, me intriga saber por qué tiene algo como esto consigo.—sentenció el doctor observando el termo.

EN KYUSHU

La sombra de un árbol arropaba a dos chicos que seguían sentados debajo de él.

—Entiendo, debió ser difícil estar en una situación así —comentó Akane.

—Akane…

—Si me lo hubieses contado te habría apoyado en todo —le dijo— sé que a veces no suelo ser de mucha ayuda pero de verdad hubiera visto la forma de ayudarlos a ambos, a ti y a Ukyo.

—Lamento mucho no haber sido sincero desde el principio debí decirte lo que ocurría con Ukyo en aquel entonces —suspiro el joven mirando sus pies— pensé que podía solo, además le prometí que nadie sabría de su condición ya ves como es, odia que la vean débil.

—Entiendo, pero ¿Por qué no has podido separarte de ella? —le cuestionó mirándolo.

—El estado de salud de Ukyo no ha sido el mejor, ella ha estado enferma desde hace mucho tiempo a raíz de las jornadas de trabajo excesivas que ha tenido, muchas veces he intentado dejarla en buenas condiciones para que no tenga que seguir trabajando de la manera en que lo hace, pero es inútil cuando parece más feliz y sana de repente vuelve a caer en cama y no puedo irme.— relató con las manos en su cabeza— tengo miedo que le dé un infarto por trabajar tanto y que nadie esté ahí con ella.

—¿De verdad Ukyo está tan enferma? —preguntó asombrada por las palabras de su ex prometido.

—Si no estuviese con ella no lo creería. —señaló distante.

—Si de verdad está tan mal, no deberías estar aquí —indicó la joven.

—He dejado a Ukyo en buenas manos, seguiré cuidando de ella toda mi vida pero no viviré más a su lado. —agregó volteando a ver a la chica a su lado.

—Comprendo que no es justo quedarte por obligación.

—Estoy decidido a retomar mi vida en dónde la dejé, sin embargo, seguiré al tanto de ella hasta que encuentre a una persona que le de el amor que espera de mi, yo continuaré siendo su familia pero quiero vivir a mi modo. —expresó con pesar.

—Ukyo deberá entenderlo ¿Cuándo piensas hablar con ella? —le preguntó.

—Necesito que me apoyes.

—Ranma puedes confiar en mi.

La temperatura empezaba a descender y el frío el viento helaba la piel de ambos chicos que no se atrevían a moverse.

— No importa si las cosas se ponen difíciles estoy decidido y saber que tú estarás conmigo al final de todo me da el valor de volver a ser yo mismo. —señaló tomándola de la mano.

—Ranma yo voy a animarte en todo esto—respondió mirando el agarre—  pero eso no quiere decir que yo sienta algo más que cariño por ti—dijo soltándose de su mano— sé que nuestra situación nunca ha sido normal pero las circunstancias ahora son distintas.

—¿Tus sentimientos hacia mi han cambiado Akane? —cuestionó dispuesto a escuchar la respuesta.

Las palabras de la joven podían causar más daño que cualquier hierba tóxica.

—Te mentirita si te dijera que no, es triste que ahora por fin pueda decirte de frente todo lo que guardé sintiendo por ti, sin pensar que si hubiese tenido el valor de detenerte antes de que te fueras a la primera competencia talvez todo sería distinto ahora. —confesó incómoda poniéndose de pie.

—Akane no soy bueno en estas cosas, nunca lo he sido y creo que jamás lo seré, pero siempre he tratado de esforzarme contigo, el asunto es que siempre di por hecho que tú estarías esperando por mí no importa que tan lejos me fuera. —suspiró mirándola.

—Siempre te anhelé y pensaba en si lo estarías haciendo bien, me consolaba diciéndome a mi misma que había una conexión fuerte entre nosotros que aún estando separados era como si estuvieras conmigo, al ver que tus viajes eran cada vez más largos, que tus cartas para mi ya no llegaban y solo se limitaban a un par de saludos en la carta a tus padres me fui de casa esperando que vinieras detrás de mi como solías hacerlo y me convencieras de volver a casa. —expresó por fin.

—Lo lamento —contestó poniéndose de pie frente a ella.

—Pero no fue así después Nabiki me dijo que le escribiste a tu padre que no volverías en mucho tiempo y ahí entendí que se había acabado todo. —mencionó tratando de cuidar sus palabras para no lastimarlo.

—Estamos a tiempo ¿No tienes curiosidad de saber como nos hubiera ido juntos? —la cuestionó firme mientras el viento despeinaba su cabello.

—Muchas veces soñé y desee que pudiéramos avanzar juntos, esperé pacientemente y cuando junté el valor para ser directa contigo tú huiste queriendo que todo siguiera como siempre y cansa Ranma, estar enamorada de ti cansa, sin embargo, atesoro los momentos  en que estuvimos cerca el uno del otro.

—Yo tampoco lo he olvidado, gracias a esos recuerdos he podido sobrevivir lejos haciendo lo que no me gusta, pero ahora si puedo hacer algo para recuperar lo que todavía podemos tener. —suplicó tomándola de los hombros.

—Ranma yo ya no anhelo nada contigo, mis sueños son diferentes, mis ambiciones y mis deseos fueron reemplazados por otros. —le dijo mirándolo a los ojos.

—Sabes ahora mismo me iría si tuviera el valor de hacerlo, pero no puedo darme por vencido en lo que más me importa ahora, los papeles se han invertido Akane ahora yo esperaré a que vengas conmigo porque sé que tu y yo tenemos un futuro juntos. —agregó desvaneciendo sus manos.

—Ranma no seas así. —le pidió.

—No te insistiré como Ryoga, ni estaré detrás de ti acosándote con palabras dulces, yo no soy así, permaneceré como el Ranma que conociste. —dijo motivado con la mirada recia y segura.

Convencido de que se trataba de un obstáculo más que se les presentaba a ambos, Ranma se giró y se retiró de ahí sin voltear atrás mientras el sol estaba por desaparecer entre tonos rojos y anaranjados.

La peliazul se quedó bajó el árbol pensando en la antigua Akane, en aquella versión de ella misma que ahora le parecía tan extraña y distante.

Continuará.


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